La energía nuclear resurge. El replanteamiento sobre la dependencia energética derivado de la guerra en Ucrania y el furor por el desarrollo de la inteligencia artificial, que requiere un elevado consumo de recursos, ponen en el punto de mira a la nuclear, cuya generación de electricidad por medio de esta vía ya batió récords históricos el año pasado. El informe sobre ‘Perspectivas energéticas mundiales’ 2025 destaca el aumento de la inversión después de que más de 40 países estén desarrollando nuevos proyectos y los reactores reanuden su funcionamiento, especialmente, en Japón, en el que han alcanzado su nivel más alto en 30 años

En este contexto, el control de los costes y una mayor visibilidad de los flujos de caja futuros son factores cruciales para diversificar un sector que se ha caracterizado por una alta concentración del mercado, mientras las compañías tecnológicas apoyan su aparición ante la necesidad de alimentar los centros de datos. Estas instalaciones son grandes consumidores de energía, pero son necesarios para desarrollar la inteligencia artificial. Las expectativas se tornan halagüeñas tras más de dos décadas de estancamiento con la previsión de que la capacidad nuclear aumentará al menos un tercio hasta 2035, ante la previsión de que la capacidad de producción pase de los poco más de 400 GW actuales a más de 700 GW a escala global al calor de nuevos reactores en Estados Unidos, Japón y Francia, entre otros. 

Unos cálculos han alimentado el interés inversor por las nucleares, cuyos fondos temáticos se revalorizan más de un 70% en Europa en lo que va de año. Según WisdomTree, se trata de la categoría que mayor rentabilidad acumula, por delante, incluso, de los fondos específicos de defensa (+60,3%) y los de transición energética (+60,2%). Esta fiebre tiene como protagonista a Estados Unidos, que hace unas semanas rubricó un acuerdo de 80.000 millones de dólares con Westinghouse Electric para construir reactores nucleares que alimenten las necesidades de la Inteligencia Artificial. Dicha inversión se enmarca dentro de un acuerdo comercial con Japón, país que se comprometió a invertir más de 550.000 millones de dólares en Estados Unidos en sectores estratégicos, entre ellos, la energía nuclear. Sin embargo, no es la única compañía beneficiada del ‘boom’ nuclear.

Constellation Energy, que gestiona alrededor de una quinta parte de la capacidad nuclear del país norteamericano, acaba de obtener un crédito de 1.000 millones de dólares por parte del Departamento de Energía para impulsar su Centro de Energía Limpia en Crane y reactivar el reactor nuclear de Pensilvania. Este último proyecto tiene por objetivo suministrar de manera indirecta electricidad a los centros de datos de Microsoft a partir de 2027. La otra cara de la moneda viene representada por China. El gigante asiático ha multiplicado por cinco su capacidad nuclear operativa durante los últimos cinco años. 

Entre tanto, en Europa, que en 2022 inició un proceso para incluir la energía nuclear en la clasificación de inversiones sostenibles, evidencia el «renovado apoyo político» con el que cuenta en estos momentos. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) señala que la nuclear se considera cada vez más «esencial» para alcanzar tanto la seguridad energética como los objetivos climáticos en varios países europeos, citando, entre otros ejemplos, Francia, Polonia, República Checa, Hungría y Suecia. Pese a ello, desde BlackRock consideran que «pasarán algunos años antes de que la nuclear se convierta en una alternativa viable a gran escala y antes de que se materialice plenamente la relocalización industrial». Por poner en contexto, una planta de uranio tarda dos décadas en poder extraer el material desde que es localizado. 

La mayor gestora de activos del mundo ve la nuclear como una inversión a largo plazo con oportunidades en los productores de «picos y palas», es decir, en aquellos que cuentan con las herramientas necesarias para desarrollar la industria como, por ejemplo, la minería de uranio, los fabricantes de componentes o los proveedores de servicios. El ETF Global Uranium y el VanEck Uranium -dos referencias sectoriales- arrojan unos retornos superiores al 60% en lo que va de año. 

A nivel de cotizadas, en España destacan dentro del Ibex 35 valores como Endesa o Iberdrola con subidas anuales que rondan el 50 y del 35%, respectivamente. Otra de ellas es la británica Céntrica, que avanza más de un 20%, así como la citada Constellation Energy (+52%). Todas las inversiones conllevan riesgos, que en este caso, proviene de la volatilidad que sufren este tipo de compañías en bolsa. La lentitud con la que se ponen en marcha los proyectos o que su desarrollo dependa de decisiones políticas son factores que juegan en su contra.