
Un poster de David Shrigley preside la zona de juegos y la llena de color.
@sergio_pradana
“Para poder modificar la distribución y conservar las bóvedas originales de la casa moderna, fue necesario apuntalar toda la casa e incorporar nuevas vigas estructurales, tanto en la parte superior como en la inferior. Además, se decidió abrir lucernarios en la planta superior, un gesto que añadió un nivel extra de complejidad, ya que el techo original presentaba una estructura antigua y delicada”, continúa Torrentó.
Para hacer realidad este equilibrio entre tradición, técnica y sustentabilidad, contaron con dos aliados locales con gran experiencia en rehabilitaciones y reformas sostenibles, el estudio de arquitectura Taller 17300 y la constructora Juanjo.
Un regalo inesperado
Las dificultades trajeron también algunas alegrías, como el descubrimiento de los preciosos techos originales abovedados. “Los ladrillos estaban en excelente condición y, en algunos, incluso aparecieron inscripciones de la época de su construcción, un hallazgo lleno de historia y encanto”, explica la directora de Salat Studio.

Entre la cocina y la sala, al fondo, se dejó un gran espacio diáfano que funciona de espacio de juegos para las niñas.
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La sala se ubicó en la zona original de la casa moderna, más sombría, donde el tipo de luz favorece la relajación y el descanso.
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Toda la casa moderna es un equilibrio sereno del hoy y del ayer. En la planta baja se dio forma a un espacio diáfano y flexible que alberga la cocina y el comedor, junto al patio, y la sala en la zona más sombría, donde la luz entra con más suavidad. El carácter de las bóvedas y los arcos se contrarresta, por ejemplo, con detalles como las ventanas y vigas verdes que la llenan de personalidad. La combinación de suelo de hormigón pulido, techos de ladrillo visto —la tradicional volta catalana— y madera en la cocina llena de riqueza el lienzo.
“Elegimos CUBRO por la amplia variedad de opciones de personalización y por su excelente equilibrio entre calidad y precio. En la cocina optamos por acabados en roble y el tirador Pill, por su atemporalidad, autenticidad y calidez. Su diseño permite realzar otros elementos del espacio, como el verde de las ventanas, el terrazo de la encimera o el tono burdeos de las lámparas”, dice.

“Elegimos CUBRO por la amplia variedad de opciones de personalización —medidas, colores y acabados— y por su excelente equilibrio entre calidad y precio. Además, la marca refleja un estilo de vida y una estética muy afines a los nuestros”, añade Torrentó.
@sergio_pradanaUna redistribución tras la remodelación
La planta superior fue la más compleja del proyecto, “ya que hubo que reorganizar todos los espacios, además de realizar la ampliación”, añade Torrentó. Para ello, se separaron las zonas de noche de las de trabajo mediante un baño central y una zona de lavandería. Los suelos y puertas se eligieron aquí de madera y se pintaron las nuevas vigas de blanco. Para los armarios, eligieron puertas lacadas en tonos claros de CUBRO “buscando un ambiente más ligero y tranquilo”.