
- En el contexto de las cardiopatías congénitas, la vacunación representa una intervención preventiva crítica que debe integrarse de forma sistemática en el abordaje clínico de estos pacientes.
- La evidencia disponible respalda la eficacia y seguridad de las inmunizaciones, incluso en situaciones de inmunocompromiso relativo, y subraya la necesidad de adaptar los calendarios vacunales a las particularidades clínicas de cada caso.
- La baja cobertura vacunal observada en este grupo exige reforzar la coordinación entre atención primaria y especializada, así como implementar estrategias de educación sanitaria dirigidas a profesionales y familias.
- Con el objetivo de concienciar sobre esta necesidad, se ha elaborado junto con la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas (SECARDIOPED) unos materiales divulgativos con los que se pretende sensibilizar sobre la importancia de la inmunización en este grupo vulnerable.
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Introducción
Las cardiopatías congénitas constituyen las malformaciones más frecuentes en el recién nacido, con una incidencia estimada de 1 por cada 100 nacimientos. Dentro de este grupo se incluyen niños con cardiopatías cianosantes, aquellas que se manifiestan con insuficiencia cardiaca o alteraciones hemodinámicas, así como casos asociados a hipertensión pulmonar.
Entre las formas más comunes destacan la comunicación interventricular, la comunicación interauricular, el conducto arterioso persistente, la tetralogía de Fallot y la estenosis o coartación de la aorta.
Gracias a los avances en los tratamientos médicos y en las técnicas quirúrgicas e intervencionistas, la supervivencia y la calidad de vida de estos pacientes han mejorado de manera significativa en comparación con décadas anteriores.
Susceptibilidad a infecciones graves
Los niños con cardiopatías congénitas presentan una mayor vulnerabilidad frente a complicaciones derivadas de infecciones, incluidas aquellas que pueden prevenirse mediante vacunación. Este riesgo se mantiene a lo largo de toda su vida y resulta especialmente elevado en casos de defectos cardíacos complejos, cardiopatías cianógenas o síndromes como la heteroataxia. En estas situaciones suele existir una alteración de la inmunidad relacionada con la disfunción esplénica, ya sea por ausencia del bazo o por anomalías en su estructura anatómica.
La disfunción esplénica se asocia a una mayor predisposición a desarrollar infecciones graves causadas por bacterias encapsuladas, como Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae tipo b y Neisseria meningitidis.
Los niños y adultos con cardiopatías congénitas presentan una elevada susceptibilidad a las infecciones virales respiratorias, lo que se traduce en una mayor morbilidad y mortalidad. Entre las más relevantes se encuentran la gripe, las infecciones estacionales como la producida por el virus respiratorio sincitial (VRS) y el SARS-CoV-2. Se ha demostrado que el riesgo de desarrollar una enfermedad neumocócica invasora (ENI) es el doble en comparación con la población infantil sana, mientras que la probabilidad de sufrir una infección grave por el virus de la gripe es entre dos y cuatro veces superior.
Por ello, resulta fundamental asegurar la vacunación e inmunización conforme a los calendarios sistemáticos, sin retrasos y en el momento oportuno. El padecimiento de cualquier enfermedad inmunoprevenible puede desestabilizar de manera significativa al paciente y, en casos graves, llegar a tener un desenlace fatal.
Dr. Fernando Centeno, secretario de la SECARDIOPED.
A pesar de que las infecciones en pacientes con cardiopatías congénitas suelen ser más graves, las tasas de inmunización en este grupo continúan siendo subóptimas. Esto se debe, en parte, a que muchos de estos niños dependen del seguimiento hospitalario y no acuden de manera regular a las revisiones de atención primaria, lugar donde habitualmente se administran las vacunas. Además, persiste el temor de que la vacunación pueda desestabilizar la enfermedad.
Es importante subrayar que resulta erróneo pensar que los pacientes con cardiopatías congénitas —especialmente aquellos inmunodeprimidos— no responden o responden de forma insuficiente a las vacunas administradas. Los estudios demuestran que, aunque la producción de anticuerpos pueda ser menor, la inmunidad celular en la infancia es adecuada al tratarse de niños, lo que garantiza que la vacunación también confiere protección en estas circunstancias.
La Sociedad Europea de Cardiología así como la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas (SECARDIOPED) y el Comité Asesor de vacunas de la AEP, recomiendan priorizar la vacunación en pacientes con cardiopatía congénita como forma de prevención cardiovascular.
Adaptación del Calendario Vacunal
Del mismo modo que se han logrado importantes avances en el tratamiento de las cardiopatías congénitas, también se han producido progresos en el ámbito de la vacunación.
Los niños con cardiopatías requieren una adaptación específica de las inmunizaciones disponibles y, dada su especial vulnerabilidad, no deben quedar excluidos de los beneficios que estos avances ofrecen (Tabla 1).
*En niños en tratamiento con salicilatos se recomienda un intervalo de, al menos, 6 semanas sin tratamiento tras administrar la vacuna; si no es posible, por ejemplo, cardiopatías que precisan tratamiento antiagregante crónico, si hay riesgo de exposición al virus, debería vacunarse ya que el riesgo de síndrome de Reye no se ha evidenciado con virus vacunal y si con virus salvaje.
** La dosis en la segunda temporada será de 200 mg en dos inyecciones intramusculares (2 x 100 mg), administradas en el mismo acto vacunal si pesa ≥10 kg, y una única dosis de 100 mg si pesa menos de 10 kg. Si no han recibido una dosis previa en otras temporadas, pero tienen una edad entre 12 y 23 meses, recibirán también una dosis de 100 o 200 mg en función del peso.
Resulta fundamental la inmunización frente al virus respiratorio sincitial (VRS) mediante el anticuerpo monoclonal nirsevimab en menores de 2 años, así como la vacunación frente al neumococo con un calendario completo que incluya la administración de vacunas de valencia ampliada, como la VNC20. Igualmente, se recomienda la vacunación anual frente a la gripe a partir de los 6 meses de edad y durante toda la vida, junto con la vacunación frente a la COVID-19.
Las vacunas del calendario sistemático deben administrarse puntualmente y sin retrasos. En determinadas circunstancias puede ser necesario recurrir a un calendario acelerado, especialmente cuando se prevé una situación de inmunosupresión, como la inclusión del niño en un programa de trasplante. En estos casos, las vacunas vivas atenuadas —como la triple vírica y la de varicela— deben administrarse antes del trasplante, ya que no pueden aplicarse una vez que el paciente se convierte en receptor de un injerto cardiaco.
Dra. Marisa Navarro, vocal del CAV-AEP.
La inmunización frente al VRS (virus respiratorio sincitial), mediante la administración del anticuerpo monoclonal nirsevimab, presenta un buen perfil de eficacia y seguridad. En los ensayos clínicos realizados en los que se han incluido niños con cardiopatías en varias estaciones se ha demostrado su seguridad y eficacia. También se ha estudiado la dosificación en situaciones especiales como puede ser la segunda temporada o tras cirugía con circulación extracorpórea. El nirsevimab debe administrarse en cada temporada estacional hasta cumplir los dos años de edad. En el ensayo clínico MEDLEY se concluye un buen perfil de seguridad en pacientes con cardiopatía. La eficacia también es similar en niños con cardiopatía a la de pretérminos y nacidos a término, con reducción del riesgo relativo de infección respiratoria por VRS del 79,5 %, de hospitalización del 77,3 % y de enfermedad muy severa del 86,0 %. Al igual que ocurre con otros anticuerpos, la circulación extracorpórea de la cirugía cardiaca los elude, y por ello es necesario administrar una dosis extra según peso y tiempo desde la dosis previa.
Vacunas frente la hepatitis: están indicadas las vacunas frente a la hepatitis B y a la hepatitis A. Después de la vacunación, se recomienda determinar los títulos de anticuerpos anti-HBs; si son 20 años: 40 microgramos) o con la vacuna adyuvada Fendrix. En los niños mayores de 12 años puede hacerse la vacunación con la vacuna combinada frente a la hepatitis A y B.
Inmunización en pacientes sometidos a trasplante de corazón
A continuación, se detalla en la tabla la vacunación que debe realizarse en estos pacientes (Tabla 2):
Vacunación de los convivientes
Es importante recordar la necesidad de optimizar la vacunación en todos los convivientes de niños con cardiopatías, tanto con las vacunas incluidas en el calendario oficial como con aquellas no sistemáticas, pero sí estacionales, como la de la gripe y la de la COVID-19. Esta estrategia representa una forma muy eficaz de protección indirecta para los niños inmunodeprimidos y para quienes padecen enfermedades crónicas.
Como sociedad, profesionales de la salud y familias, tenemos la responsabilidad de proteger a estos niños mediante la administración de las mejores herramientas preventivas disponibles: las vacunas.
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Bibliografía
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- Medrano López C, Centeno Malfaz F, Garcés Sánchez M; en representación de la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas; el grupo de cardiología clínica de SECPCC y el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría. Recommendations of the Spanish Society of Pediatric Cardiology and Congenital Heart Diseases for the prevention of respiratory syncytial virus infections with nirsevimab in pediatric cardiology. An Pediatr (Engl Ed). 2024 Feb;100(2):148-150. doi: 10.1016/j.anpede.2023.10.011. Epub 2024 Jan 19.


