(5 estrellas)
Te reto. Sí, a ti, querido lector. Te reto a ser escéptico. Te desafío a no creerte que la película que hoy nos ocupa mereciera ganar el Premio del Público en el Festival de San Sebastián con la puntuación más alta de su historia (9.52). Te animo a burlarte de la ovación de 23 minutos (también de récord) que se llevó en el Festival de Venecia, donde ganó el León de Plata y todos los medios criticaron que no se llevara el de Oro. Te invito a dudar de que una cinta hecha en Túnez pueda ser favorita a los Oscar en la categoría de mejor película internacional. Te reto. Porque da igual el número de muros y defensas que alces. ‘La voz de Hind’ las derribará todas. No importa la desconfianza y apatía con la que vayas al cine. Vas a salir conmocionado. Te reto.
29 de enero de 2024. Call center de la Media Luna Roja, el equivalente de la Cruz Roja en los países islámicos. Un voluntario atiende una llamada de emergencia. Al otro lado de la línea, una familia atrapada en Gaza, en su coche, en pleno fuego cruzado. Antes de que se pueda organizar su rescate, unos disparos interrumpen la conexión. Después, el silencio. Un silencio de esos que se le pegan a uno a los huesos. El voluntario aún está asimilando lo ocurrido cuando recibe otra llamada desde el mismo teléfono. Esta vez proviene de una niña de seis años que se encuentra dentro del vehículo y asegura estar rodeada de su familia, “pero todos parecen dormidos”. Aterrada, la pobre suplica que por favor alguien acuda a por ella.
La niña se llama Hind Rajab. Su nombre quizás os suene. No es ficción, existió. Es una de las muchas niñas asesinadas por Israel en Gaza y su llamada se volvó viral en redes sociales. Los voluntarios de la Media Luna Roja la hicieron pública al ver que la burocracia no hacía más que postergar el envío de ayuda. Se hizo al mundo partícipe para ver si así cambiaba algo. La historia de Hind y la de aquellos que hicieron lo imposible por salvarla protagoniza una de las películas más importantes de esta recta final de año. Una cinta desgarradora que te hace tambalearte al salir de sala.

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La película no tiene disparos, sangre ni escena alguna en Gaza. Demuestra que a veces, lo que no se ve es más devastador que lo que sí. Todo transcurre en el interior del call center y desde el punto de vista de los voluntarios. Nunca salimos de la oficina, escenario en el que se suceden los diálogos y las llamadas, las discusiones y algo todavía peor, el silencio insondable y desgarrador de la ayuda que no llega. Este punto de vista también le permite a la cinta centrarse en lo invisible, en la espera. Muestra las dificultades de un proceso maniatado por la burocracia y el miedo a arriesgar y perder más vidas por parte de aquellos que dan las órdenes. El trabajo y sus diferentes enfoques. La frivolidad de unos, la valentía de otros. La vida misma… y la muerte.
La propuesta recuerda mucho a ‘The Guilty’ (2018), película danesa que ganara el Premio del Público en Sundance y de la que hubo un remake en 2021 con Jake Gyllenhaal (‘Culpable’). En aquella, a quien seguíamos era a un agente de policía a cargo del 112, el teléfono de emergencias. La gran diferencia es que aquí, la llamada de Hind usa los audios reales. Todo el metraje está articulado en torno a la verdadera voz de la niña y las grabaciones que se hicieron de la conversación con ella. La versión original es más imprescindible que nunca. El “basada en hechos reales” se queda corto.
Al frente de la cinta encontramos a Kaouther Ben Hania, directora tunecina que ya estuviera nominada al Oscar dos veces por ‘El hombre que vendió su piel’ (2020) y ‘Las cuatro hijas’ (2023). Todo apunta a que lo estará una tercera vez y a que en esta ocasión lo hará como favorita, ahí ahí con Joachim Trier. Quizás estemos ante la primera estatuilla del país africano y la cuarta del continente. El apoyo que tiene detrás da buena cuenta de ello. La historia conmovió tanto a Brad Pitt, Joaquin Phoenix, Rooney Mara, Alfonso Cuarón y Jonathan Glaze como para convencerles de hacer de productores. No hay nadie que pueda quedarse indiferente ante su testimonio.

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Valoración final
El cine también era esto. Un medio no solo para entretener, sino para remover conciencias. Un altavoz para que se escuchen las voces de los silenciados. Una palanca para cambiar el mundo. ‘La voz de Hind’ es una película incómoda, dura y necesaria. Sales de su proyección zarandeado por la impotencia y por una tristeza abrumadora. La cinta es una pastilla para combatir la amnesia colectiva en la que muchos quieren sumirnos. Esto sucedió. Esto se permitió.

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