El milagro de Ipurúa recordó a muchos zaragocistas al ocurrido en 2012, cuando el Real Zaragoza aún militaba en Primera. Aquella temporada memorable, donde se logró la salvación tras levantar 12 puntos de desventaja, tuvo capítulos épicos como el sucedido el pasado sábado frente al Eibar.

Y es que, Mestalla había sido el último estadio donde los aragoneses habían sido capaces de remontar un resultado adverso en inferioridad numérica. El Valencia se adelantó pronto en el marcador y Pablo Álvarez fue expulsado a los 21 minutos. Poco después, Apoño empataría de penalti. Mismo guion que lo visto en Ipurúa.

Tras aguantar el asedio valencianista, de nuevo Apoño sellaría el 1-2 en el tramo final, desatando la locura zaragocista. Para más epicidad, Zuculini también se fue a la calle casi en el descuento, lo que obligó a los maños a terminar ganando con nueve. No tuvo dos rojas, sino una, pero fue también una proeza la que consiguió el cuadro de Sellés en un choque donde Andrada fue el héroe.

Esa victoria en Mestalla fue clave para lograr la permanencia y ahora se espera que este resultado en el País Vasco tenga el mismo significado. De hecho, el equipo blanquillo ya ha reducido la diferencia con la salvación de nueve a cinco. El partido de este fin de semana frente al Leganés confirmará si es el resurgir o un espejismo, pero al menos ya se ve todo con una mayor esperanza.