Cuando le concedieron la Medalla de Andalucía, Paco Tous se hizo una promesa, «ser mejor andaluz.» Eso conlleva una responsabilidad personal, «llevar mi tierra conmigo a todas partes para representarla con dignidad», y profesional, que es incluso más estricta: «Tengo que poner … toda mi alma en cada proyecto, dar lo mejor de mí mismo todos los días en un oficio que exige mucho sacrificio.»
Por eso, cuando lee un guion y descubre el personaje que le ofrecen, su deseo es huir de lo fácil, de lo obvio: «En ‘Aullar’ no quería caer en el estereotipo del ‘guisquero’ sin sentimientos, el típico tipo quemado por la mala vida de la noche, porque su arco dramático le lleva a convertirse en una suerte de consejero, una figura paternal y protectora para la protagonista, una muchacha con un destino marcado por la tragedia familiar. Esa dualidad, duro y sensible a la vez, es una realidad de la condición humana. Nadie es totalmente malo o totalmente bueno. Todos podemos ser malos, por muy buenos que nos creamos, y al revés.» Por eso cree en la película: «Deja un amargo sabor de boca después de tanta realidad sobre el alcoholismo, pero al final hay sitio para la esperanza.»
Paco confesó en una entrevista que iba para veterinario pero el amor por una bailarina cambió su destino profesional: «Reconozco que he ido alimentando esa leyenda porque tiene su encanto, pero en verdad ya sentía curiosidad por el teatro porque había visto varias funciones teatrales que despertaron mi curiosidad. Lo que no puedo recordar es el día en que descubrí mi vocación.»
Casado con Belén Candil, directora de espectáculos flamencos, reconoce que en este caso no fue el amor lo que le llevó al cante hondo: «El flamenco siempre me ha atraído, es parte del alma andaluza.» El actor define su matrimonio como «un compromiso marcado por el compañerismo, el respeto y un amor que lo abarca todo.» Con ella tiene dos hijos, que llegaron cuando su popularidad crecía como al espuma gracias a la televisión: «Pero la fama no me cambió tanto como la paternidad. De pronto descubres otro tipo de amor, uno diferente, infinito, eterno, porque te va a acompañar toda la vida.» En el fondo es un romántico: «Pero no ya en lo sentimental, sino en la visión del mundo. Me gustan los paseos, los encuentros con los amigos, la música…»
Si tuviera que elegir una palabra para definirse, sería honestidad: «Intento ser honesto, pero no es algo que destacaría de mi personalidad porque me sienta orgulloso de ello, sino porque creo que es debería ser algo natural en todos. Aprecio la franqueza, la valoro porque quiero ser buena persona. Al menos lo intento.» Y si tuviera que reconocer un punto flanco, no duda: «Peco de exceso de proteccionismo. Soy muy celoso de mis cosas.» Por esa razón evita hablar de su vida privada, que mantiene a salvo con un discreto silencio, aunque reconoce que «con mi familia encuentro la paz, es mi refugio.» Ahí está a salvo de todo lo que detesta: «Las mentiras, los bulos que lanzan quienes intentan manipularnos y consiguen que se les crea. Por mucho que digan que las vacas vuelan, las vacas no vuelan. Y no entiendo que consigan convencer a la gente.»
Paco no se considera un soñador: «Tengo los pies en la tierra, no me va eso de idealizar las cosas.» Pero sí es un hombre curioso y muy activo: «Mi ‘hobbie’ es tener ‘hobbies’, sobre todo si están relacionados con la creación. Me gusta la fotografía, pintar acuarelas. Y ahora me entretengo con la metereología, ha sido un descubrimiento.» Quien sabe, a lo mejor lo vemos un día abandonado los escenarios para convertirse en el hombre del tiempo.

Paco Tous de niño
D.R.
Diario personal
El ‘emoji’ que más usa: El que guiña un ojo y tiene un corazoncito. Yo no soy de hablar mucho por teléfono, solo lo justo, tampoco mando muchos mensajes. Pero ya que lo hago, que sea con cariño.
Se haría un ‘selfie’ con: Por mi padre, por su significado, ya me hubiera gustado con Curro Romero. Pero mira que no soy muy mitómano.
Un momento ‘tierra, trágame’: Uf, muchos, enseguida me pongo colorado cuando meto la pata. Pero es bueno, es una muestra de reconocer nuestros errores. Los seres humanos somos las únicas criaturas que se ruborizan.
Un propósito que nunca cumple: No creo que sea muy original si digo que hacer deporte. Tendría que ir al gimnasio, pero nada.
Algo que no puede faltar en su día a día: La música, el amor de los míos.
Un lugar para perderse: Mi Puerto de Santa María.
Tiene miedo a: Al futuro de mis hijos, por celo de padre. Aunque sabes que ellos se lo tienen que ganar, no dejas de preocuparte.
Su primer beso: Recuerdo hasta el lugar, el barrio de Los Barzales. En ese momento se produjo en Sevilla un terremoto, uno de seis grados en la escala de Richter, por lo menos.
Un sacrificio por la fama: Me gusta mucho hablar con la gente, hablo con las esquinas, y los que se acercan lo hacen con respeto y cariño. Pero una vez me vi que empezaba a caminar con la cabeza agachada para que no me reconocieran… Me duró poco.
Dentro de 10 años se ve: Me gustaría seguir trabajando, eligiendo los proyectos con tranquilidad y disfrutar un poco más de la vida. Quiero respirar más tranquilo.
La pequeño Paco: Tuve una infancia feliz, jugando en la calle con otros chicos sin preocuparme de la hora de volver a casa. Tuve la suerte de crecer en una familia que se quiere. No puedo negar que hiciera alguna que otra trastada, pero era más bien un niño bueno que sacaba buenas notas en el colegio. No era el líder del grupo, tampoco de los que se dejan llevar, era más bien un mando intermedio.