Edificio de Prácticas Musicales, Universidad de los Andes / Carolina Jaimes + Juan Esteban López + Alejandro Puentes - Imagen 1 de 16© Mónica Barreneche

Edificio de Prácticas Musicales, Universidad de los Andes / Carolina Jaimes + Juan Esteban López + Alejandro Puentes - Fotografía exterior, ConcretoEdificio de Prácticas Musicales, Universidad de los Andes / Carolina Jaimes + Juan Esteban López + Alejandro Puentes - Imagen 3 de 16Edificio de Prácticas Musicales, Universidad de los Andes / Carolina Jaimes + Juan Esteban López + Alejandro Puentes - Imagen 4 de 16Edificio de Prácticas Musicales, Universidad de los Andes / Carolina Jaimes + Juan Esteban López + Alejandro Puentes - Imagen 5 de 16Edificio de Prácticas Musicales, Universidad de los Andes / Carolina Jaimes + Juan Esteban López + Alejandro Puentes - Más Imágenes+ 11

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Edificio de Prácticas Musicales, Universidad de los Andes / Carolina Jaimes + Juan Esteban López + Alejandro Puentes - Imagen 10 de 16© Mónica Barreneche

Descripción enviada por el equipo del proyecto. RESONANCIAS CONTENIDASEntre el silencio del concreto y el eco de la madera, un nuevo edificio emerge con discreción en el campus de la Universidad de los Andes. La Caja de Música es una pieza que contiene más de lo que muestra: una arquitectura que no busca imponerse, sino resonar.

Edificio de Prácticas Musicales, Universidad de los Andes / Carolina Jaimes + Juan Esteban López + Alejandro Puentes - Imagen 4 de 16© Mónica Barreneche

Concebido en 2017 a partir de un concurso para egresados menores de 40 años, el proyecto reunió a los arquitectos Carolina Jaimes, Juan Esteban López y Alejandro Puentes, tres amigos formados en la misma universidad. «Nunca habíamos trabajado juntos, pero nos pareció una oportunidad para hacer algo interesante», recuerda López. La convocatoria, organizada por la Facultad de Arquitectura y el Departamento de Música, buscaba una propuesta que respondiera a un doble desafío: dotar a la universidad de espacios especializados para la práctica musical y, al mismo tiempo, preservar el equilibrio urbano y paisajístico de un campus con valor patrimonial.

Edificio de Prácticas Musicales, Universidad de los Andes / Carolina Jaimes + Juan Esteban López + Alejandro Puentes - Fotografía interior, Madera© Mónica Barreneche

Siete años después, la construcción de 750 metros cuadrados se materializó como un volumen silencioso, semienterrado entre la Facultad de Arquitectura y el Campito de San José, un antiguo pabellón que ha sido núcleo social, cultural y artístico de la universidad. «Queríamos conectar el campus, pero de una forma casi silenciosa», explica Puentes. Dos tercios del edificio están bajo tierra, un gesto que no solo responde a razones acústicas, sino también a la intención de mantener despejada la visual hacia los cerros orientales.

Edificio de Prácticas Musicales, Universidad de los Andes / Carolina Jaimes + Juan Esteban López + Alejandro Puentes - Imagen 7 de 16© Mónica Barreneche

Desde el exterior, el edificio se percibe como una masa sobria de concreto fundido a la vista. No hay ornamento ni estridencia: solo una presencia contenida que parece esperar a ser descubierta. En su centro, un vacío rompe la compacidad del volumen e introduce luz natural hacia los niveles inferiores. Este vacío —más que un simple atrio— funciona como espacio de encuentro, ensayo y performance, un lugar donde el sonido se expande libremente antes de volver a ser contenido.

Edificio de Prácticas Musicales, Universidad de los Andes / Carolina Jaimes + Juan Esteban López + Alejandro Puentes - Imagen 13 de 16© Mónica Barreneche

El espacio como instrumentoEl nombre La Caja de Música surgió de manera simultánea en las conversaciones del equipo y en el brief del concurso. «Nosotros empezamos a hablar de la caja de música… y después nos dimos cuenta de que en el brief también la llamaban así», recuerda Jaimes. La coincidencia se convirtió en eje conceptual: un edificio concebido como un instrumento arquitectónico que, al abrirse, deja salir su sonido.

Edificio de Prácticas Musicales, Universidad de los Andes / Carolina Jaimes + Juan Esteban López + Alejandro Puentes - Imagen 12 de 16© Mónica Barreneche

El programa se organiza en tres niveles que responden a distintas intensidades acústicas. En los pisos inferiores se ubican las salas de ensayo y grabación, diseñadas bajo el principio de box-in-a-box, un sistema que desacopla cada recinto de la estructura principal para eliminar vibraciones y garantizar aislamiento absoluto. Las pruebas y cálculos se desarrollaron con la colaboración de WSDG, firma acústica con sede en Miami, y del ingeniero colombiano Daniel Duplat, quienes adaptaron los estándares internacionales a las condiciones tropicales de Bogotá, marcadas por la humedad y la altitud.

Edificio de Prácticas Musicales, Universidad de los Andes / Carolina Jaimes + Juan Esteban López + Alejandro Puentes - Imagen 3 de 16© Mónica Barreneche

Los niveles superiores albergan zonas de circulación, cabinas de control y espacios comunes que promueven la interacción entre músicos y arquitectos. «Queríamos que fuera un lugar donde los estudiantes pudieran encontrarse de manera informal, donde el sonido no se encerrara sino que circulara», explica Jaimes. El vacío central actúa como cámara de resonancia entre los distintos pisos, generando un ambiente vibrante y cambiante según la hora del día o el tipo de actividad.

Edificio de Prácticas Musicales, Universidad de los Andes / Carolina Jaimes + Juan Esteban López + Alejandro Puentes - Imagen 11 de 16© Mónica Barreneche

La estructura del edificio se sostiene sobre dos grandes vigas de concreto que permiten liberar completamente el nivel inferior, creando un espacio sin columnas ni interrupciones visuales. «No hay un solo marco vertical. Todo es vidrio continuo», apunta López. Esta continuidad de planos genera una sensación de transparencia arquitectónica que contrasta con la densidad del material estructural.

Edificio de Prácticas Musicales, Universidad de los Andes / Carolina Jaimes + Juan Esteban López + Alejandro Puentes - Imagen 5 de 16© Mónica Barreneche

Dualidades materiales y sensoriales – La materialidad del edificio establece un diálogo entre opuestos: lo frío del concreto y lo cálido de la madera, lo opaco y lo traslúcido, lo pesado y lo liviano. «El contraste entre lo técnico y lo sensorial era fundamental», comenta Jaimes. El concreto fundido a la vista confiere una sensación de permanencia, mientras que los revestimientos de madera clara en el interior absorben el sonido y lo suavizan, transformando cada sala en un microclima acústico.

Edificio de Prácticas Musicales, Universidad de los Andes / Carolina Jaimes + Juan Esteban López + Alejandro Puentes - Imagen 6 de 16© Mónica Barreneche

Las superficies interiores fueron diseñadas con precisión artesanal: paneles angulados, marcos ocultos y juntas invisibles que evitan reverberaciones no deseadas. La luz natural, filtrada a través del vacío central, baña los muros de madera y revela su textura con matices cambiantes. El resultado es una atmósfera cálida y envolvente, donde cada superficie parece participar del ritmo del edificio.

Edificio de Prácticas Musicales, Universidad de los Andes / Carolina Jaimes + Juan Esteban López + Alejandro Puentes - Imagen 8 de 16© Mónica Barreneche

En el exterior, el concreto adquiere un papel paisajístico. El color grisáceo del material se mimetiza con el cielo bogotano, mientras que las cubiertas verdes y los jardines de lluvia con especies nativas prolongan la topografía del campus. Los recorridos peatonales se adaptan a la pendiente del terreno, conectando la Facultad de Arquitectura con el Campito y resolviendo las rutas de accesibilidad sin alterar el carácter del lugar. «El edificio actúa como un silencio entre el ladrillo patrimonial y el naranja de los edificios vecinos», describe López.

Edificio de Prácticas Musicales, Universidad de los Andes / Carolina Jaimes + Juan Esteban López + Alejandro Puentes - Fotografía exterior, Concreto© Mónica Barreneche

Resonancia y memoria – Desde su inauguración en septiembre de 2024, La Caja de Música se ha convertido en un punto de referencia dentro de la universidad. Su presencia discreta y su versatilidad funcional la han integrado a la vida cotidiana de estudiantes y profesores. «A veces la gente dice: ‘Nos encontramos en la Cajita de Música'», comenta Puentes. Ese apodo, que al principio parecía trivial, terminó siendo una muestra del afecto que el edificio ha generado.

Edificio de Prácticas Musicales, Universidad de los Andes / Carolina Jaimes + Juan Esteban López + Alejandro Puentes - Fotografía interior, Cocina© Mónica Barreneche

Más allá de su uso inmediato, el proyecto encarna una carga simbólica profunda para sus autores. «Es nuestro axis mundi, un centro de la práctica profesional, un lugar de referencia», dice Puentes. Para los tres, intervenir el campus que los formó fue un acto de gratitud y responsabilidad: una oportunidad para contribuir a la continuidad arquitectónica de un lugar marcado por obras emblemáticas de Bermúdez y Cerón.

Edificio de Prácticas Musicales, Universidad de los Andes / Carolina Jaimes + Juan Esteban López + Alejandro Puentes - Imagen 9 de 16© Mónica Barreneche

Con el paso del tiempo, los arquitectos esperan que el concreto adquiera una pátina natural y que la vegetación lo abrace por completo, integrándolo al paisaje. «Puede ser un edificio bien interesante en 10, 15 o 20 años», anticipa Jaimes. Porque La Caja de Música, más que un edificio, es una pausa sonora dentro del tejido urbano: una resonancia contenida que conecta memoria, materia y paisaje.

Edificio de Prácticas Musicales, Universidad de los Andes / Carolina Jaimes + Juan Esteban López + Alejandro Puentes - Imagen 16 de 16© Mónica Barreneche