‘Vista desde la ventana en Le Gras’ de Joseph Nicéphore Niépce es la fotografía más antigua que se conserva.
Harry Ransom Center/Wikimedia Commons
Desde que en el año 1826 Joseph Nicéphore Niépce tomara la que se considera como imagen fotográfica más antigua conservada, la fotografía ha experimentado una gran expansión. Ya no solo porque gran parte de la población tenga constantemente una cámara a mano gracias al móvil, o porque las redes sociales hayan impulsado el protagonismo de la actual cultura de la imagen –sea estática o en movimiento–, sino también porque esta técnica se ha convertido en un elemento artístico con gran proyección.
Hablar hoy de fotos es mencionar un gesto cotidiano. Fotos que ya no suelen revelarse de forma analógica sino de manera digital. Para ello se utilizan programas informáticos con objeto de ajustar parámetros como, entre otros, el brillo, el contraste, la saturación y la nitidez.
Por contra, cuando el revelado es analógico se usan películas sensibles a la luz que capturan imágenes a través del objetivo de las cámaras. Se trata de exposiciones que quedan grabadas en el film y que posteriormente, a través de reacciones químicas, generan las fotografías en papel. Es lo que coloquialmente se denomina “revelar un carrete”, porque todas las exposiciones a la luz de una película quedan almacenadas en un carrete opaco de plástico que posteriormente se trata en un laboratorio.
El caso de las tarjetas Shirley
Las capturas fotográficas no siempre reflejan la realidad de manera fiel, lo que puede generar algún tipo de perjuicio. Un caso paradigmático se evidenció con las denominadas “Shirley Cards” o tarjetas Shirley de la marca Kodak.
Estas películas fotográficas calibraban sus ajustes de color e iluminación a través de una modelo blanca (conocida como “Shirley”), utilizada como estándar internacional. Como consecuencia, los tonos de piel más oscuros quedaban sobre o subexpuestos. El problema, que se presentó a mediados del siglo XX, no fue subsanado hasta que unas compañías de muebles y chocolates se quejaron a Kodak de la mala exposición de sus productos en las fotos.
Es decir, lo que generó el cambio no fue que la gente negra apareciera desfigurada en las fotografías, sino las necesidades de los clientes de piel blanca, que eran quienes dominaban el mercado. El problema se solucionó con el equivalente moderno de las tarjetas Shirley que, junto a los parches de color o la escala de grises, contemplaba la existencia de diferentes tonos de piel.
Dignidad y fotografía
La capacidad para ofrecer diferentes lecturas de la fotografía de una persona se ha explorado desde la semiótica. A fin de cuentas, las fotos no dejan de ser construcciones del lenguaje que permiten nombrar con corrección (o no) aquello que designan. Cuando la fotografía no representa con fidelidad la propia imagen puede llegar a generar problemas psicológicos y afectar a la dignidad e identidad personal.
En este sentido, la representación fotográfica supone una llamada a la responsabilidad social del fotógrafo. Un ejemplo de esta disposición sería el caso de la humanista Dorothea Lange, quien trató de sensibilizar a la opinión pública sobre las condiciones de vida de los más desfavorecidos.
Lange se unió a la Farm Security Administration (FSA) en la tercera década del siglo XX. Por entonces ese organismo, impulsor de un conjunto de reformas y subsidios para paliar los daños de la crisis económica de 1929 en Estados Unidos, reclutó a algunos de los mejores documentalistas de la época para crear un archivo fotográfico. Su objetivo era mostrar la dura realidad de las zonas rurales durante la Gran Depresión.
Imagen de Dorothea Lange en la que retrata a una familia con cinco niños caminando por la carretera, con destino a Krebs, Oklahoma (Estados Unidos). En 1936, el padre cultivaba tierras a cambio de una tercera y cuarta parte de la cosecha. Enfermó de neumonía y perdió la granja. No pudo conseguir trabajo en la Administración y le denegaron la ayuda del condado en el que había residido durante quince años debido a su residencia temporal en otro condado tras su enfermedad.
Library of Congress’s Prints and Photographs division
Para atender este cometido, Lange tuvo que documentar la pobreza y las difíciles condiciones de vida del colectivo rural norteamericano afectado por la crisis económica y social. En su realización se esforzó por captar la dignidad de las personas fotografiadas, así como provocar una respuesta emocional en el espectador. Su caso es particularmente interesante al ser una firme defensora de la fotografía directa, objetiva y carente de manipulación. Sus imágenes trataban de invitar a la reflexión, mostrar al ser humano y sus circunstancias sin alterar las situaciones.
Si me veo es que existo
Dentro de los múltiples usos de la fotografía se encuentra la inclusión social. Especialmente incentivada a través del lenguaje, también se ha estimulado mediante la incorporación en las fotos de determinadas personas o grupos sociales.
Así ocurre por ejemplo en el caso de algunas mujeres indígenas de Argentina a inicios del siglo XX. En relatos publicados de viajes de naturalistas a zonas periféricas de este país (como la Patagonia o Jujuy) aparecen fotografías que las retratan y reflejan sus condiciones de vida.
Es cierto que el montaje de algunas fotografías se orienta a reflejar las representaciones de temporalidad que los exploradores concebían respecto al mundo indígena. Aunque muchas respondían a esa mirada colonial, su posterior recuperación en archivos y museos ha permitido reconocerlas como parte de la historia visual del país y dar visibilidad a identidades antes marginadas.
Imagen tomada por Robert Lehmann-Nitsche en Latinoamérica a principios del siglo XX.
Instituto Ibero-Americano
Otras formas de revolución fotográfica
Incluso la lectura de fotografías ha facilitado la inclusión, como demuestra un estudio realizado con brasileños con discapacidad auditiva de 16 y 17 años.
La investigación se desarrolló a partir de la selección de fotografías de los principales periódicos de información generalista de Río de Janeiro. Las imágenes estaban relacionadas con el medio ambiente y con acontecimientos cercanos a los alumnos (como las ecobarreiras: barreras flotantes diseñadas para detener la basura antes de que llegara a bahías desbordadas después de fuertes lluvias). El lenguaje visual de la fotografía periodística ayudó a los alumnos a entender conceptos técnico-científicos de los investigadores y superar las barreras del lenguaje auditivo. Además, facilitó su comprensión de ideas ecológicas complejas y fomentó su inclusión en el debate ambiental.
Entre otros resultados puntuales destacados, se confirmó que la inclusión de metadatos (que describen el contenido, la calidad, la condición y otras características de la imagen) en las fotografías de medios de comunicación online facilita tres veces más la comprensión de estos jóvenes con discapacidad auditiva que las fotografías de medios impresos.
Por otra parte, también es posible estimular la inclusión al favorecer, por ejemplo, que grupos vulnerables con diversidad funcional se comuniquen con la sociedad gracias a sus capturas fotográficas.
Hasta la publicidad
Realmente, la fotografía no solo destaca por su capacidad para representar con fidelidad un fragmento de realidad, sino también por permitir que esa imagen pueda ser vista por otros. Este hecho de compartir una imagen es, en sí mismo, un acto de comunicación (etimológicamente vinculado a poner algo en común) que puede facilitar la integración de lo representado.
La fotografía de inclusión es un recurso que no solo tiene sentido en el ámbito del periodismo, la antropología o la documentación. Su potencial es realmente muy versátil y favorece que también sea valorado en otros campos como la publicidad.
Una de las campañas históricas de la marca United Colors of Benetton creada por Oliviero Toscani en 1998 apelaba al decimotercer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos para indicar que ‘todo el mundo tiene derecho a abandonar cualquier país, incluido el suyo, y a regresar a su país’.
United Colors of Benetton
En este ámbito se ha planteado como recurso tanto por su impacto emocional como por su capacidad para incluir minorías marginadas en los anuncios. Su mayor utilización también parece interesante en entornos como el digital, para contrarrestar en cierto modo alguno de los problemas asociados al uso de las redes sociales.



