No había solo satisfacción entre los 42.000 aficionados que acudieron al reestreno del Camp Nou. Había euforia. Había emoción. Lágrimas. Había piel de gallina al comprobar la situación del estadio azulgrana, cerrado desde hacía más de 900 días. Se volvía a casa y se recuperaba la sensación de comunidad, de reencontrarse con tantos recuerdos, se revivían historias personales que el culé las hace propias más allá del jugador que esté en el campo. Y es que el Camp Nou es, para muchos, una segunda una casa.
El impacto para los que acudieron a la primera cita con el Barça en el Camp Nou fue brutal. Por todo lo que suponía para su pasado y por todo lo que implicaba para el futuro. «Para mí, el gol de Koeman y esta vuelta al estadio son los dos momentos más especiales de mi vida con el Barça», decía un aficionado al salir del estadio. «Será el mejor estado del mundo, sin dudas«, decían otros, conmovidos por lo que habían contemplado sus ojos. Quien sino como el propio Ramon Besa, El país, para explicarlo mejor que nadie: «Hasta este momento hemos vivido ampliaciones que eran para dar cabida a más gente, pero no para mejor la estructura del estadio; ahora tengo la sensación de que sube un gran estadio«, dijo.
Limak, presente en la reapertura del Camp Nou
Este sentimiento contagioso que se vivió en el Camp Nou se trasladó a todos los rincones del estadio: En las gradas, en el césped, en el vestuario y en el palco, donde Joan Laporta estaba eufórico. Y en el palco también la gente de Limak, cuya presidenta vino para la ocasión. La empresa se ha llevado algunos palos desde que asumieron la reconstrucción por, entender algunos críticos a Laporta, ser una diana fácil. Sin embargo, el éxito de la jornada del sábado es un éxito en mayúsculas de esta constructora que cuando llegó apenas era conocida en España.
Es Ebru Ozdemir la gran impulsora del crecimiento internacional de la constructora. Asumió la presidencia del grupo en 2007 de la mano de su padre Nihat Ozdemir y desde entonces ha encadenado grandes proyectos en Kuwait (Terminal 2 y aparcamiento), Arabia Saudi (torres Epicon en la ciudad de Neom) o Inglaterra (Ciudad deportiva del Lutton Town), entre otros.
Ingeniera de profesión y seguidora del Fenerbahce es hoy una asidua a la ciudad de Barcelona y fan del equipo azulgrana. Su voluntad es la de construir el mejor estadio del mundo y, a fe de la experiencia del socio, va camino de hacerlo. «Es espectacular, me ha gustado mucho, la luz, la amplitud de los espacios, la forma de los asientos, se ve mucho mejor el campo...», decía algún seguidor. Otro aseguraba que «no habrá otro en el mundo cuando esté acabado. Una sensacional obra».
Sabe que todavía le queda mucho por delante. Mucho trabajo por hacer pues queda abrir el gol norte, la tercera gradería, las salas vips y, finalmente, instalar la cubierta, que debe ser el colofón a un estadio que marcará una época. Cuando la mayoría de los estadios del mundo tienen piel, el Camp Nou es diferente a todos. Y Limak va camino de convertirlo en especial.