La última encuesta de Centre d’Estudis d’Opinió (CEO), el equivalente al CIS de la Generalitat de Cataluña, da un vuelco al tablero político catalán. Aliança Catalana, un partido de ultraderecha independentista, pasaría en algo más de un año de tener dos diputados en el Parlament, como ahora, a la posibilidad de lograr una horquilla de entre 19 y 20 escaños. Así, multiplicaría sus resultados por diez y se postula ya como tercera fuerza. Junts ha montado en cólera y los posibles pactos se complican sobremanera.

Silvia Orriols, la líder de Aliança, vive un momento dulce desde el punto de vista demoscópico. El resto de los partidos catalanes no tanto. Junts ha salido en tromba a criticar la encuesta porque queda en una situación muy débil. Su electorado es el más infiel. La caída de escaños les impide superar a ERC y convertirse en segunda fuerza política.

Pero el resultado de la encuesta no sólo perjudica a Junts, como insinúan los de Carles Puigdemont, que denuncian el sesgo del bajo peso en la muestra de las provincias que no son Barcelona. Sin embargo, ignoran, por ejemplo, que el 60% de los consultados tienen el catalán como primera lengua. Cuando el sesgo les favorece en Junts no se refieren a él. El PSC aparece como ganador, pero pierde dos escaños.

La única mayoría clara que sale de la encuesta es imposible: Junts, Aliança y Vox. Pero en este momento hay un cinturón sanitario que impide pactar políticas con la ultraderecha, así que tampoco serviría. Habrá que ver cuánto dura.

La subida de Aliança redibuja por completo el mapa catalán. Impide un gran acuerdo del independentismo por la incompatibilidad entre la CUP y los de Silvia Orriols. Es decir, hace imposible el escenario que llevó a la Declaración Unilateral de Independencia en octubre de 2017.

También sitúa el tema de la inmigración como la cuestión medular de la legislatura, cuando el plan del presidente catalán Salvador Illa era que lo fuese la vivienda y por eso ha centrado el grueso de los esfuerzos en la promoción de alquiler asequible en Cataluña.

Futuro incierto

Los resultados del último barómetro del CEO arrojan un futuro incierto para la política catalana. Acuerdos de mínimos como el que permitió renovar el consejo de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (TV3 y Catalunya Ràdio) sería imposible con esta composición de la Cámara. La ultraderecha no podría bloquear la vida parlamentaria, pero sí hacerla mucho más complicada de lo que ya es en Cataluña.

Los grandes pactos como el que sirvió para renovar TV3 serán imposibles con esta aritmética

La encuesta del CEO recoge una corriente de fondo, la subida de la ultraderecha entre los catalanes ante los problemas de gestión migratoria combinada con la frustración política que ha generado el procés en más de dos millones de votantes, los que dieron su respaldo al independentismo hace ocho años.

Una cuarta parte

El efecto inesperado de todo esto es que entre Aliança y Vox pueden llegar a sumar 35 escaños, lo que supone casi una cuarta parte de la cámara catalana. Y el problema de fondo radica en la falta de alternativas para parar la ultraderecha. Este tipo de formaciones extremas subieron cuando Pere Aragonès las ignoraba en la pasada legislatura. Ahora, Salvador Illa, pero también el presidente del Parlament, Josep Rull; confrontan con ellas constantemente. Pero siguen al alza en las encuestas.

Estas semanas Oriol Junqueras y Gabriel Rufián también han optado por el choque directo. Pero no hay garantías de que funcione. En el CEO, en una encuesta a más de 2.000 catalanes, hay un 40% que se muestra harto de todo. De alguna manera ahí está el vivero de lo que está pasando en Cataluña.

La última encuesta de Centre d’Estudis d’Opinió (CEO), el equivalente al CIS de la Generalitat de Cataluña, da un vuelco al tablero político catalán. Aliança Catalana, un partido de ultraderecha independentista, pasaría en algo más de un año de tener dos diputados en el Parlament, como ahora, a la posibilidad de lograr una horquilla de entre 19 y 20 escaños. Así, multiplicaría sus resultados por diez y se postula ya como tercera fuerza. Junts ha montado en cólera y los posibles pactos se complican sobremanera.