La modelo Lidia Santos lleva ya unas semanas como la nueva camarera de First Dates, el programa diario de Cuatro donde los comensales de su famoso restaurante acuden a buscar el amor. Allí se desempeña junto a Cristina y Marisa Zapata y el barman Matías Roure, además del anfitrión, Carlos Sobera. 

Miss Málaga 2011 y modelo internacional, Lidia Santos ha trabajado para firmas como Guess, Hunke Moller, El Corte Inglés, Agatha Ruiz de la Prada o Women’secret, junto a la actriz Elsa Pataky.

Malagueña, su fama en el mundo de la moda le valió un pase para Supervivientes 2019, donde su fortaleza física o mental le permitió vivir una buena experiencia. Ahora regresa al mundo de la tele, un universo que le está gustando y, quien sabe, podría ser su futuro.

¿Qué pensó cuando le llamaron para First Dates?

La verdad es que fue algo totalmente mágico, porque no me lo esperaba. Venía de viaje, porque estaba en Amsterdam y me llamó mi representante y me dijo «mira, Lydia, tengo este casting, no sé si te interesa. Es una propuesta muy interesante». Y le dije «por supuesto, me encanta, soy fiel seguidora del programa», y ya me dijo el día y la hora. Y justo yo pasaba por Madrid un día, que era justo el de la entrevista y al día siguiente me iba de nuevo de viaje. Estaba súper feliz de realizar el casting.

¿Cómo es un casting para camarera de First Dates?

Me hicieron simular un programa de First Dates. Hice un poco de todo y luego pues nada, estuve esperando, creo que como una semanita, y me dieron el notición de que estaba dentro del programa.

¿Qué es lo que más le sorprendió la primera vez que pisó el restaurante del amor?

Pues lo realista que es todo. De verdad que cuando entras al plató de First Dates es como si estuvieses en un restaurante de verdad. Entré y fue como «madre mía, pero donde estoy? Si es que es un restaurante». Sientes que estás en un restaurante real.

¿Ya había sido camarera alguna vez o tuvo que hacer prácticas con la bandeja?

Nada, nada, la primera vez. Por suerte no llevamos bandejas, menos mal, solo platos. Pero ha sido la primera vez que he estado trabajando en hostelería, así que bien, adaptándome. Yo me veo muy bien, la verdad de momento no se ha caído ni ha roto ningún plato ni ningún vaso (risas).

¿Qué consejos le dieron las gemelas o Matías cuando llegó?

El recibimiento ha sido maravilloso. Me han apoyado desde el minuto uno, han estado aconsejándome, guiándome y me han dicho que sea yo, que sea natural. Me han dicho que tengo muchísimo carisma y muchas ganas de aprender. Esto es poco a poco, que cada día se aprende una cosa nueva y voy adaptándome. Me han apoyado desde el minuto uno, así que estoy súper feliz y agradecida con ellos.

¿Tiene la oportunidad de seguir de cerca de cerca las citas? ¿Es de las que les gusta el salseo, saber cómo va la cosa?

Pues es que hay muchos tipos de citas en el programa, viene gente de todo tipo, gente muy peculiar y se aprende muchísimo de las historias. Empatizamos mucho con las personas que vienen al programa y la verdad que sí, que nosotras somos un poquito de las que nos gusta el salseo, a veces nos gusta chinchar incluso, «pero háblale de esto, pero dile lo otro». Siempre estamos como mirando desde lejos y estamos atentas a todo.

Es usual que la gente del equipo del programa haga sus propias apuestas sobre si habrá segunda cita o no, ¿y vosotras?

La verdad es que a veces estamos tan liadas que ni lo comentamos, pero hay otras citas que sí, que sí, que tenemos nuestro debate interno.

¿La gente sabe ligar?

Bueno depende de lo que tú llames ligar. Creo que la manera de ligar que tiene cada uno o de relacionarse, depende mucho de la persona y de los gustos de la persona que tienes enfrente, por supuesto. Pero yo creo que sí, que la gente viene al programa con ganas, sobre todo de divertirse, de pasar un buen rato y ya luego el resultado pues depende un poco de la cita que te toque.

First Dates es un programa que se caracteriza por haber visibilizado todo tipo de personas, formas de ser, de vestir o de preferencias, ¿cómo ha enfrentado eso?

Pues mira, yo no sabía que había había tantas sexualidades en el mundo, tantas maneras de llamar al amor o a tu condición sexual. Estoy aprendiendo muchísimo. Tiendes a abrir un poco más la mente porque ves tantas historias diferentes… Por ejemplo, el poliamor o las historias de gente que viene que no se considera ni de un género ni de otro. Por otro lado, yo no estaba todavía, pero vi una vez una chica que decía que era de otro planeta o de otra dimensión. Te impresiona muchísimo. Y sí, la verdad es que cada día abrimos un poquito más la mente y nuestra manera de pensar sobre el amor.

Todos distintos y todos buscando lo mismo, ¿el amor une al mundo?

Yo creo que al final todos somos amor. Para mí es la fuerza más grande del universo. Y perdona que te hable así, tan poética, pero al final tú estás aquí por el amor, y yo estoy aquí por el amor. Lo que nos caracteriza en nuestro programa es eso, que aceptamos todo tipo de amor. Hay una diversidad increíble en el programa y es lo que nos hace únicos. Aceptamos a todo el mundo que viene con ganas de enamorarse y con ganas de vivir la experiencia First Dates.

¿Se atrevería a vivir esa experiencia?

Bueno, yo tengo un pasado oscuro que viví en su momento, hace mucho, mucho tiempo (risas). Yo estuve en First Dates como clienta, el primer año del programa. Esto es algo que no he hablado. Te lo estoy contando aquí en secreto, pero hace muchísimo, muchísimo tiempo. Así que lo he vivido y sé lo que es. A mí no me fue bien, la verdad, no acertaron con mi cita, pero si viene alguien al programa y bueno, cuadra y me gusta… porque eso sí, tengo que ver un poquito cómo es, porque a ciegas, a ciegas, no.

¿Qué pidió para su cita, cómo quería a su pretendiente?

Pues no me acuerdo porque fue hace mucho tiempo, sinceramente,. Al final yo soy una persona muy de energía. Te podría decir que pediría que sea rubio, con ojos azules, que sea alto, que es lo típico, pero yo soy de energía, si conecto con la persona pues me da igual que sea rubio, moreno, que tenga el pelo largo o corto. Por lo general la única petición que hago es que sea alto, por favor.

¿Qué más le gustaría hacer en tele?

La verdad es que me está encantando esta experiencia. No me había planteado trabajar en televisión tan pronto porque gracias a Dios en el mundo de la moda me va bastante bien. Estaba muy enfocada en mi trabajo, pero cuando se me presentó esta oportunidad y ahora que lo veo desde dentro, me encanta. Es verdad que tengo que formarme, porque esto estoy empezando desde cero, y quiero seguir aprendiendo y seguir formándome. Creo que First Dates es como mi escuela cada día. ¿Y por qué no? Me gustaría presentar algún programa. Me encantaría.

Sueñe sin límites…

Llámame soñadora, pero en el formato de Supervivientes… Me encantaría ir a Honduras a presentar desde allí.

Y además tiene experiencia, porque fue concursante… ¿Cómo recuerda esa experiencia, la intemperie, el hambre…?

Bueno, yo me libré de las tormentas. Tuve mucha suerte porque estuve cinco semanas dentro de la isla y cuando me fui fue cuando empezaron las tormentas, los monzones y todo eso. Menos mal. Fue una experiencia para mí bastante buena y aprendí muchísimas cosas. Tuve una edición muy potente a nivel mediático, mis compañeros eran todos la bomba. Me llevo súper bien con ellos. Tengo contacto a día de hoy con muchos de ellos. Desde luego fue una experiencia bastante fuerte porque es verdad que te despojan de todo y tienes que saltar de un helicóptero y no saber qué es lo que te va a pasar en las próximas horas y en los siguientes días o meses… Esa incertidumbre te crea un poquito de ansiedad. Es un trabajo mental y físico que hay que hacer antes de ir al programa y una vez allí cada día es un reto, pero yo lo recuerdo como algo muy bonito, una experiencia bastante especial y bastante significativa en mi vida.

¿Qué es lo que más echó de menos allí? ¿De la vida civilizada?

A mi familia 100%. Mi familia y mis amigos era lo único de lo que me acordaba. Intentaba no enfocarme mucho en eso porque entonces me venía abajo y ya entraba en depresión y me quería ir y abandonar el programa. Intenté ser fuerte y centrarme en «tengo que pescar, tengo que hacer esto, tengo que tal», seguir día a día, mi rutina. Sin comer se aguanta, sin fumar se aguanta, sin peinarte, sin el maquillaje, sin todas estas cosas que parecen que no podemos vivir, se aguanta. Al final el cuerpo se acostumbra. Pero es verdad que cuando salí del programa y después de tanto tiempo, mi madre me llamó por teléfono, me vine abajo y no podía ni hablar. De este lloro que te da como los niños, de no puedo respirar. Así que eché mucho de menos a la familia y a mis amigos.

Vive de su imagen, ¿cómo llevaba no poder vestirse o maquillarse como querría?

Yo especialmente soy una persona muy sencilla. Me ves ahora aquí, que estoy maquillada y que me gusta vestir bien, me gusta la moda y es mi trabajo. Pero también soy muy de ir con un moño, sin maquillar, con las ojeras… También eso es parte de mí. Está muy bien maquillarse, sentirte guapa, pero al final también tienes que ser natural.

Tiene varios tatuajes visibles, ¿el mundo de la moda está más abierto ahora a eso? Antes era un poco tabú, ¿no?

Sí, la verdad es que, como con todo el mundo de la moda, ha ido avanzando. Antes si había dos modelos que te gustaban y una tenía tatuajes, la de los tatuajes se quedaba fuera. Ahora ya no, yo no tengo problemas a la hora de trabajar. De hecho, he trabajado con marcas internacionales y conocidas mundialmente, como por ejemplo Guess, y hay muchas fotos que ni siquiera me quitan los tatuajes, o sea que los ven y es como bueno, no pasa nada, lo podrían retocar, pero no lo hacen. Creo que hay mucha más diversidad y aceptación sobre este tema.

¿Qué es lo más duro del modelaje?

Lo más duro para mí es la soledad, porque a pesar de ser un trabajo en el que estamos constantemente rodeados de personas, hay muchos momentos en los que te sientes muy sola.

¿Cuándo se dio cuenta de que podía vivir de su belleza?

Bueno, yo empecé en este mundo desde muy pequeña. Tenía 13 años la primera vez que hice un casting y todo fue por mi madre, que mandó unas fotos mías a un concurso de modelos que vio por la tele. Gané el concurso sin saberlo, porque yo no sabía que mi madre había mandado estas fotos. Fue muy gracioso. Me llamaron para hacer un curso de modelo, lo hice y ahí empezó todo. Después del curso me empezaron a llamar para trabajos para sesiones de fotos. Empecé en el mundo de las misses y cuando terminé con todo el tema de Miss España, decidí mudarme a Madrid y dedicarme solo a esto, al mundo de la moda.

Alguna vez una miss ha tenido dificultades para responder a una pregunta, pero no es lo común, ¿hay mucho prejuicio con el tema de la belleza?

Sí, la verdad. Siempre se ha dicho un poco el «mira qué guapa es, pero es tonta». Es como un eslogan, pero no tiene por qué ser así, para nada. Cuando eres miss te están mirando con lupa todo y es complicado. Hay mucha presión. Yo que he estado en ese mundo, te digo que es muy duro. De hecho, te diría que es más duro que la moda en sí. Te sientes muy presionada, muy observada. A veces tienes que tomarte las cosas con calma, pero hay misses que tienen tres carreras, que hablan siete idiomas. No por el hecho de ser guapa tienes que ser tonta, que es como nos han vendido muchas veces. Eso ya depende de la trayectoria profesional de cada una y de los estudios que tenga. Da igual que seas miss, como si eres modelo, no tiene nada que ver, puedes tener tus cuatro doctorados y ser modelo.

Se habla mucho ahora de la salud mental. En su profesión, ¿cómo se mantienen a raya el ego y las críticas?

Cuando eres un personaje público te expones a eso y tienes que saber que ocurrirá. Tienes que ser fuerte de mente y sobre todo rodearte de personas que te apoyen y que y que te den fuerza. Yo siempre he tenido el apoyo de mi madre, que siempre me ha dicho «tú ve a por tu a por tus sueños, esta es tu carrera, este es tu mundo, te gusta, adelante». Y no le podemos gustar a todo el mundo. La vida es así. Yo respeto la opinión de todo el mundo, pero las que no me gustan o no me hacen bien o que no me valen, pues intento mirar hacia otro lado, me lo tomo así.