La primera exposición individual en España de Mike Bouchet se montó en la isla, bajo el sugerente nombre de Bait and Tackle. En concreto en Fermay, y se puede ver desde el pasado sábado. El creador lleva explorando desde los años noventa un universo que reinterpreta la cultura popular y la propia autoría artística. El galerista Antoni Ferrer, fundador del espacio, señala el interés que tiene ofrecer la posibilidad de mostrar sus piezas a artistas «que aún no han expuesto de forma individual en el país». Bouchet, que reside en Fráncfort desde 2004, ha exhibido en bienales, museos y galerías de Europa y Estados Unidos, y su obra forma parte de colecciones internacionales. La muestra agrupa tanto pintura como escultura y actúa como una revisión del universo creativo de Mike. Se presentan obras recientes así como otras más antiguas que ofrecen una comprensión completa de una práctica formalmente diversa, pero que mantiene una constante conceptual.

El eje central es el cuestionamiento del consumismo estadounidense, ejemplificado en por un proyecto de 2004 donde el artista inventó su propia cola para usarla de pigmento. «Quería hacerla más viscosa y negra, sin ningún aditivo azucarado», explica el creador, que quiso algo parecido «a la popular bebida como era en sus orígenes, una medicina, antes de su evolución hasta convertirse en un ícono del consumo». El resultado son piezas sutiles compuestas de imágenes en las que la bebida de coca dejó una coloración similar a manchas de café.

Esta fascinación por el producto de consumo se extiende también a las botellas, cuyo diseño el artista asocia con el cuerpo femenino. Destaca que «se han transformado en contenedores cada vez más grandes, reflejando el fenómeno del «pack familiar» y el crecimiento desmedido». En la muestra se presenta una reinterpretación de estas formas en esculturas que simulan botellas de vidrio soplado a mano y con capacidad para 14 litros.

La obra más reciente del artista se centra en sus propias paletas, en las que mezcla los pigmentos. Durante las últimas dos décadas acumuló más de cien, que le sirvieron de punto de partida a la hora de seleccionar fragmentos que luego mandó reproducir a mano en Asia por pintores de encargo, ofreciendo un «giro consumista» a algo que tiene la impronta o sello del autor: su propia paleta.

Este proceso genera una reflexión sobre la autoría y la producción, pasando de lo «intransferible» de la paleta del artista a una producción en cadena que cuestiona los límites de lo considera arte y cómo este se relaciona con la «manufactura hecha por el hombre», algo que Bouchet define como cultura.

«Es cualquier cosa que haga el hombre. Estamos acostumbrados a que sea algo grande y elocuente ligado a las bellas artes o a la escritura, y sin embargo, puede ser cualquier cosa», señala el artista, que utiliza figuras icónicas de la cultura celebrity, como el actor Tom Cruise, para dialogar con los iconos populares. Algo que sirve para reflexionar sobre fenómenos actuales como la fama o el consumo y cuyo resultado se puede ver en Fermay desde el sábado pasado.