De la esperanza al colapso, una obra que no solo narra la historia de la empresa petrolera venezolana a lo largo de sus cincuenta años, sino que se convierte en un doloroso epitafio de lo que pudo ser y, trágicamente, se frustró. Este trabajo audiovisual, impulsado por sus artífices, pone el dedo en la llaga de una de las mayores tragedias económicas y sociales de nuestro tiempo: cómo el chavismomadurismo demolió el pilar fundamental de nuestra nación, la que una de las más prestigiosas empresas venezolanas: Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA).

El documental comienza con la génesis de PDVSA, nacida de la nacionalización petrolera en 1975, bajo la presidencia de Carlos Andrés Pérez. En 1976, la empresa inició operaciones con el noble propósito de convertir a Venezuela en una verdadera potencia energética, con una ambición legítima de aspirar a producir seis millones de barriles de petróleo al día. Justificado reconocimiento a los autores de esta excelente obra, los cineastas Malena Roncayolo y Telman Urgelles.

Durante más de dos décadas, PDVSA fue el espejo de la excelencia gerencial y técnica venezolana. Su crecimiento fue sostenido, su política de internacionalización audaz y exitosa, destacando la adquisición estratégica de la refinería estadounidense Citgo Petroleum en los años 80. Era, sin duda, una de las compañías energéticas más sólidas y respetadas del planeta. Los testimonios del expresidente de PDVSA, Humberto Calderón Berti, y militares decentes como Guaicaipuro Lameda y el general Oswaldo Contreras Maza (designado para dirigir la empresa CITGO en 1999), junto a ingenieros y líderes del sector como Horacio Medina, Gustavo García, Lino Garrido, Gustavo Coronel, Enrique Sánchez Falcon, Rogelio Lozada, Ramon Aguilar, Eddie Ramírez, Haydee Irausquin y Pedro Mario Burelli, recogen esa época dorada, un contraste abismal con la realidad actual.

La semilla de la destrucción

La obra reconstruye con precisión el punto de inflexión, el momento en que la esperanza comenzó a mutar en colapso. Este quiebre se escenifica de manera brutal entre 2002 y 2003, cuando el régimen chavista, por decisión política y no empresarial, despidió a más de 20 mil trabajadores y gerentes. Ese acto no fue un simple conflicto laboral; fue el inicio de la destrucción sistemática y planificada de la meritocracia y el know-how de la industria.

La decadencia no fue un accidente, sino una política deliberada, guiada por una lógica perversa que un día me atreví a resumir: «calcular muy bien cuál es la cantidad de renta petrolera que se necesita para mantener a la población venezolana en la pobreza, cada día más dependiente de las ayudas de un gobierno populista». La eficiencia fue reemplazada por la lealtad, la ética gerencial por la corrupción endémica.

Citgo: el botín amenazado

Un capítulo central del documental lo ocupa Citgo. Adquirida como pieza estratégica de expansión internacional, como muy lo explica en el documental el experto petrolero Humberto Calderón Berti; esta filial se convirtió, en manos del chavismo, en un activo vulnerable, utilizado para hipotecar el futuro de la República. El documental aborda los intentos de venta impulsados por Chávez y Maduro y el complejo drama judicial que hoy se vive en Estados Unidos, donde sus acciones penden de un hilo, amenazadas de embargo y subasta para saldar deudas irresponsables contraídas y medidas arbitrarias cometidas por el régimen chavodamurista. La pérdida de Citgo sería un golpe demoledor, no solo por su valor económico, sino por lo que representa como símbolo de la soberanía y la audacia empresarial venezolana. Esa calamidad es lo que se ha venido tratando de evitar en esta última etapa.

PDVSA: De la esperanza al colapso es un relato de tragedia, sí, pero no se rinde ante el pesimismo. Recoge las voces de resistencia, de aquellos que lucharon por mantener la dignidad y la operatividad de la empresa frente a los embates de la política destructiva.

El cierre de la obra, con las voces de María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, ofrece un mensaje de ineludible convicción: Venezuela tiene la capacidad para rescatar su tradición petrolera. La ruta pasa por la recuperación de Citgo como activo estratégico, la reconstrucción de un nuevo sector energético basado en el crecimiento de los hidrocarburos y, fundamentalmente, la participación transparente y esencial del sector privado.

El documental es una lección de historia y una advertencia. PDVSA es el testimonio de cómo la mala gestión y el populismo autocrático pueden quebrar a un país que lo tenía todo. Pero también es un llamado a la acción: la esperanza que alguna vez encarnó la empresa no está muerta; yace sepultada bajo los escombros de la corrupción, esperando ser desenterrada por la voluntad de un pueblo decidido a ser, de nuevo, una nación productiva y libre.