El Madrid parece haber convertido su mayor debilidad en fortaleza. Tras sumar cuatro derrotas en cinco desplazamientos, los blancos se impusieron al Hapoel en su bastión búlgaro, el mismo en el que solo el Maccabi había conseguido triunfar hasta la fecha. Las canastas … de Hezonja o la energía de Feliz fueron decisivas en la derrota infligida al líder de la tabla, pero, sin duda, fue su defensa coral la culpable de semejante éxito. Los de Scariolo consiguieron minimizar el potente arsenal hebreo para, en las últimas posesiones, acometer dos robos que pusieron fin a la contienda.

  • Hapoel de Tel Aviv
    Jones (14), Micic (8), Bryant (13), Wainright (6), Oturu (6); Motley (10), Blakeney (14), Malcolm (3).
  • Real Madrid
    Campazzo (11), Abalde (11), Hezonja (19), Okeke (0), Tavares (4); Lyles (2), Maledon (6), Deck (9), Garuba (4), Llull (3), Feliz (6).

Imponente fue el despliegue ofensivo del Madrid ante el Hapoel. Los israelíes, a golpe de talonario, han construido un equipo temible, con numerosos astros y al que nadie ha conseguido arrebatarle el liderato tras las primeras 12 jornadas. Sin embargo, el rey de reyes adora que lo desafíen, las batallas por la grandeza y en Bulgaria, desde el inicio se sintieron pletóricos. Campazzo movía los hilos con una velocidad que mareaba, Abalde machacaba desde la larga distancia y Tavares negaba los caminos hacia el aro. La combinación, aunque casi siempre exitosa, no amilanó a los locales, que de la mano del exvalencianista Chris Jones, siempre encontraban un escenario para devolver la bofetada.

Hezonja también quiso hacerse notar nada más salir desde el banquillo y, con siete puntos consecutivos, unidos a un nuevo triple de Campazzo, hizo despegar a los blancos. El ritmo ni se planteaba aminorar, las posesiones eran tan imprevisibles y volátiles que parecía que ambos bandos se estaban jugando el pescuezo. En ese caos, el Hapoel sobrevivía (18-22).

Como es costumbre en las últimas semanas, Maledon se hizo con el control del encuentro. Con sus penetraciones y asistencias, siendo Garuba y Deck los más beneficiados de su visión, los chicos de Scariolo alcanzaron la ventaja de diez puntos. El exitoso quinteto lo completaban Lyles y Feliz, que parece haber encontrado su rol en este equipo, encantado el dominicano en el papel de guerrero infatigable, de desfibrilador infinito.

Apretaban los merengues para abrir brecha, aunque el Hapoel descubría sin recelo su abanico de recursos para mantenerse a rebufo, y eso que Micic, su mejor jugador, solo llevaba una canasta en el ecuador del segundo acto. Oturu confirmó la tendencia con un espectacular mate a dos manos después de zafarse de Tavares con un fantástico amago, acción que, seguida de otro triple de Jones, puso a los locales a solo un tanto. Solo una bandeja de Campazzo permitió a los de Scariolo ganar algo de oxígeno antes del descanso (36-39).

Con mucha ambición, el Madrid volvió del vestuario con ganas de hacer daño. Como en la primera parte, eran Hejonza y Abalde los más acertados desde la larga distancia, misma insistencia que mostraban los israelíes en mantenerse a flote gracias a las individualidades de los estadounidenses Oturu y Bryant. Su compatriota Blakeney y después Mobley golpearon desde el triple, picotazos coronados por una genialidad de Micic que puso al Hapoel seis arriba. Cuando más falta hacía, los merengues ejecutaron unas defensas de lo más intimidantes para, tras una bandeja sobre la bocina de Feliz, volver al liderato (58-60).

Nadie conseguía imponerse en el asfixiante combate, pasaban lo minutos y toda acción venía seguida de una imponente réplica. La expulsión de Abalde sí que pareció poner en peligro la solemne muralla que mantenía con vida al Madrid en Bulgaria. Sin embargo, esta se mantuvo en pie y dos robos acabaron en dos fáciles bandejas que sentenciaron el duelo para los visitantes.