Wall Street está inmerso en un cansancio tecnológico generalizado. El debate y el foco de los analistas se han centrado en el vértigo que han generado las altas valoraciones de las empresas relacionadas con la IA. Estas están notando una mayor fragilidad a medida que la fe ciega en el negocio que traería la nueva tecnología se transforma en fiscalización. Ahora toca demostrar con sus números que el gran gasto que se está realizando está justificado. Sin embargo, los expertos señalan que esta es solo una pata del cansancio, que ya es generalizado en los activos de ‘mayor riesgo’ como las criptomonedas. Según los expertos, dos de los grandes motores que estaban sosteniendo las subidas incombustibles de Wall Street están apagándose poco a poco y están provocando que la ‘liquidez ilimitada’ se agote.
Estos dos motores son, primero, el cansancio de los consumidores, que ya se está dejando ver en los resultados de las empresas minoristas y en el mercado laboral, que está debilitándose. La confianza y la solidez de estos fueron una de las claves del rally que se ha vivido desde 2023, pues las familias y hogares han acudido al mercado de forma continua y con gran optimismo. A medida que esta confianza se quiebra, buscan activos más seguros y huyen de la bolsa y, especialmente, de los valores de más ‘riesgo’, como las tecnológicas y las criptomonedas.
En segundo lugar, algunos analistas están avisando de que las operaciones de carry trade están siendo desmanteladas. En particular destacan el caso de Japón, donde los rendimientos de los bonos japoneses están cayendo a ritmo acelerado y generando el cierre de gran parte de las operaciones de carry trade junto con un yen hundido.
El cansancio del consumidor
Así lo destaca LFDE en su último informe, en el que dice que «a medida que se erosiona su capacidad para consumir, los estadounidenses verán cómo su capacidad de invertir en los mercados se deteriora». La firma explica que «aunque las dudas recientes planean sobre la IA, eso posiblemente esconda dinámicas subyacentes». Según la firma, se está detectando «un claro agotamiento del ciudadano estadounidense, tanto en su faceta como consumidor como en la de inversor».
Los resultados de Target fueron uno de los grandes escaparates en los que se vio esta situación, aunque recorrió todas las firmas del sector. Esto se ha visto en los resultados de las principales firmas minoristas del país esta temporada de resultados. Si bien la empresa logró mejorar márgenes manejando el gasto, desde Morningstar reconocen en sus cuentas un «tibio gasto del consumidor». Además, la empresa tuvo que reducir su pronóstico de ganancias para todo el año y advirtió de una temporada navideña complicada ante la debilidad del gasto. «Los clientes se están volviendo más exigentes y gastan menos».
Home Depot, por su parte, también redujo las previsiones de ingresos. «Creemos que la incertidumbre del consumidor y la presión continua en el mercado inmobiliario están impactando desproporcionadamente la demanda de mejoras en el hogar», dijo el director ejecutivo Ted Decker en un comunicado.
Los hogares de EEUU poseen el 41% de las acciones totales en el país
Ya fuera de casos concretos que dan fe de este problema, los datos macro también indican una tendencia clara. Este es el caso de la encuesta de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan, que muestra una caída hasta los 51 puntos en su último informe. El indicador de condiciones actuales se ha desmoronado este año hasta 7,5 puntos, tocando mínimos históricos (51,1). Por su parte, las perspectivas sobre finanzas personales fueron las peores desde 2009. «Los consumidores están frustrados por la persistencia de los altos precios y el debilitamiento de los ingresos», dijo Joanne Hsu, directora de la encuesta.
Según LFDE, el motivo para que todas estas empresas detecten un claro enfriamiento está repartido. «La inflación se mantiene en cotas relativamente elevadas (e incluso ha vuelto a acelerarse en los productos de consumo), el debilitamiento del empleo, la reactivación de los reembolsos de los préstamos de estudios desde comienzos de año… Muchos obstáculos, por tanto, incitan a los estadounidenses a abrir menos la cartera».
Esto, que parece algo secundario desde el punto de vista español y europeo, donde la bolsa no está tan presente en el día a día de las familias, supone un cambio de paradigma en EEUU. Según datos de la Reserva Federal, los hogares de EEUU poseen el 41% de las acciones totales en el país. Esto no es solo a través de compras directas, sino también a través de fondos de ETF, mutuos o planes de jubilación. Según la última encuesta de Consumidores, el 62% de los hogares tienen inversiones en bolsa, el máximo histórico. Eso sí, se trata de un fenómeno más de los hogares de altos ingresos. El 87% de los estadounidenses ricos tienen parte de su riqueza en renta variable. En el caso de la ‘clase media’ de EEUU, el 65% de ellos tienen activos de este tipo. Entre los hogares de bajos ingresos solo el 25% opta por esta inversión.
Las cripto como canario en la mina
La firma dice que esta es la gran explicación de las caídas en el sector cripto y las tecnológicas no rentables. La criptomoneda más famosa del mundo, el bitcoin, cede ya un 30% desde máximos del año, y Ether se deja un 41%. El rally de estos activos en su momento hablaba de una liquidez rebosante que impregnaba todo. Ahora su caída, para Bank of América, refleja que se ha alcanzado un techo. «Las criptos están en la frontera de la liquidez y la especulación».
«Mientras que los inversores fundamentales son poco proclives a invertir masivamente a tenor de los niveles de valoración, y que los fondos sistemáticos no hacen sino amplificar los movimientos, tanto al alza como a la baja, los inversores particulares a menudo han conformado la principal fuerza compradora«, comentan desde LFDE. «Aunque el ecosistema de la IA suscita, con razón, numerosas inquietudes e interrogantes, se trata de una cuestión a medio o largo plazo. A corto plazo, quizá hay que preocuparse más de lo que ocurra con el ciudadano estadounidense. Eso implica prestar hoy más que nunca una gran atención al factor que más determina la salud de los hogares: el empleo».
El mercado laboral de EEUU está dando serios síntomas de frenazo. Todo empezó en verano, cuando, si bien hubo una buena cifra de creación, se realizó una revisión masiva. Desde abril de 2024 hasta marzo de 2025 se habían creado 911.000 empleos no agrícolas menos de los que se habían registrado. En los últimos datos publicados se vio cómo la tasa de desempleo (septiembre) aumentó una décima hasta el 4,4%. Por su parte, aunque las nóminas sorprendieron con el doble de las esperadas (119.000), la preocupación sigue instalada. El mercado laboral es el gran bastión de la fortaleza económica de EEUU y sus salarios son los que alimentaban esa voracidad inversora de los hogares.
El golpe japonés
Desde Bank of America advierten de otro frente que se está convirtiendo en una verdadera preocupación. «El posicionamiento alcista en los activos de riesgo en EEUU ha sido golpeado por una liquidez en su punto máximo mientras se desmantelan las operaciones de carry trade». Estos activos, según la firma, habían sido impulsados por «espíritus animales impulsados por los recortes de tipos masivos».
El desmantelamiento del carry trade ya se está produciendo con una enorme repatriación de activos de inversores nipones en el extranjero. Esto después de que la nueva primera ministra de Japón, Sanae Takaichi, anunciara un gran plan de impulso fiscal que presionará al Banco de Japón a recortar tipos, aunque la inflación corriese riesgos. Esto provocó ese movimiento de arrastre hacia los mercados japoneses. Este país cuenta con una cartera global de 3,62 billones de dólares en activos y bonos extranjeros.
Este fenómeno se ha acelerado especialmente después de que varios miembros de la Fed hayan pedido cautela con los futuros recortes de tipos y, si bien la opción más probable es un nuevo ajuste en la próxima reunión, hay pocas dudas de que no se producirá una cascada de flexibilización. Esta combinación provocó que entre octubre y las primeras semanas de noviembre los inversores japoneses realizaran una liquidación de tenencias extranjeras por valor de casi 4.000 millones de dólares.
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