Pocas carreras han existido en el mundo del fútbol con vaivenes tan grandes como los que ha protagonizado Wojciech Szczesny en los últimos tiempos. El portero pasó en pocos meses de romper su contrato en la Juventus de Turín para colgar los guantes a alzar los títulos de LaLiga y la Copa del Rey como guardameta indiscutible del Barça. Fue un resurgir que incluso a él le pilló por sorpresa mientras ya se amoldaba a su nueva vida en el retiro. Una situación convulsa y cuyo trasfondo se ha encargado de explicar el propio Szczesny haciendo referencia a unas molestias crónicas que le persiguen desde hace mucho tiempo.
El inicio de este calvario se remonta al año 2008, cuando el polaco militaba en el Arsenal y sufrió una doble factura en los antebrazos que terminó condicionando todo el resto de su trayectoria. Ello le llevó a una larga recuperación, con cirugía de por medio, y a unas secuelas que todavía en la actualidad le obligan a llevar una rutina especial de ejercicios. «Llega un momento durante el entrenamiento en que pierdo por completo la sensibilidad en las manos y ni siquiera puedo sostener una botella de agua por el dolor», se sincera en la revista GQ.
Con el tiempo, asume, sus respectivos cuerpos técnicos se han amoldado a este peculiar condicionante: «Los entrenadores y yo bromeamos diciendo que el entreno se acabó porque estoy paralizado otra vez, pero la realidad es que ya estoy harto de este sufrimiento». «Es peor durante la pretemporada, durante entrenamientos muy exigentes», añade, apuntando que a lo largo del curso los periodos de reposo le permiten remitir un dolor que «se extiende desde la muñeca hasta el codo».
«Jugué mi primera temporada gratis en el Barça»
Estas molestias crónicas fueron el principal motivo por el que decidió anunciar su retirada con 34 años, renunciando incluso a otro año de contrato en Turín. «No quería seguir jugando solo por dinero. Mi intuición me decía que dijera que no. Tres días antes de anunciar mi retirada, hablé con Lewandowski y le dije que no quería jugar más en ningún club», reconoce, aunque expone también que el Barça fue capaz de dinamitar sus planes cuando ya se había enfocado a una nueva vida. «Jugué mi primera temporada gratis. Lo que recibí del Barcelona fue exactamente lo que tuve que devolver a la Juve por rescindir mi contrato antes de tiempo», asegura, mientras echa de menos la posibilidad de «comer lo que quisiera» que le había brindado su inactividad competitiva.
«Me gusta comer, y aunque logro mantenerme dentro del límite de peso, batí el récord de grasa corporal del Barcelona», llega a desvelar, a sabiendas de que esta situación ha llevado a bromas por parte de sus compañeros: «Una vez, Lewandowski dijo en el vestuario de la selección polaca: ‘¿Cómo pudo Szczesny tener una carrera así con ese cuerpo?'». «Nunca he sido un jugador que entrenara más duro que otros, pero he logrado mantener el mismo alto nivel a lo largo de mis 18 años de carrera», pone en valor con su peculiar filosofía.