Valencia

Es cierto que el rendimiento de Alina Iagupova había decrecido en los últimos meses, pero de ahí a pensar que Valencia Basket se plantearía la rescisión de su contrato iba un trecho. Pero ese trecho se ha recorrido debido a la falta de profesionalidad de la jugadora ucraniana que venía incurriendo en varias ausencias en los entrenamientos, alegando diversas indisposiciones. Y además de perderse las sesiones de trabajo, luego quería jugar los partidos como si nada.

Iagupova siempre ha sido una persona bastante introvertida, pero eso no fue un obstáculo para que su rendimiento en la primera temporada en la que vistió de taronja fuera sencillamente espectacular, siendo pieza clave para la conquista del título de Liga de esa campaña 23-24.

Pero la pasada temporada Alina vivió un par de episodios en su vida personal que empezaron a mermar su rendimiento y su aportación en los partidos de Valencia Basket. Dos golpes duros de digerir que hicieron que su cabeza dejara de pensar prioritariamente en el baloncesto.

Psicológicamente Iagupova quedó muy tocada y, a partir de ahí, empezaron las excusas para fallar a muchas sesiones de entrenamiento. Claro, Rubén Burgos tenía que lidiar con ese comportamiento poco profesional de la ucraniana ante el resto de la plantilla, que veía como una compañera no acudía bastante a menudo al desempeño de su trabajo.

Todo esto ha llevado a Valencia Basket a tomar la decisión de resolver su contrato. Eso sí, de forma amistosa y de mutuo acuerdo entre las dos partes. Ahora el club negocia la ampliación de la vinculación contractual con Hind Ben Abdelkader, que expira en los próximos días; y además, abre las puertas al mercado por si aparece otro fichaje que pueda paliar esta repentina salida.

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