Durante la tarde de este lunes, 4 de agosto, se ha declarado un incendio forestal en el término municipal de Salobre, en la provincia de Albacete. El fuego, que ha generado una gran columna de humo visible desde varios kilómetros, ha obligado a confinar preventivamente los balnearios de Benito y La Esperanza, debido a la afección por humo en la zona.

Incendio forestal en Salobre (Albacete)

RÁPIDA ACTUACIÓN DEL INFOCAM

En respuesta inmediata, el Gobierno de Castilla-La Mancha, a través del plan INFOCAM (Plan de Incendios Forestales de Castilla-La Mancha), ha desplegado un operativo compuesto por más de 100 efectivos terrestres y cerca de una decena de medios aéreos. El objetivo ha sido frenar el avance de las llamas en este entorno natural de gran valor ecológico y paisajístico.

Según ha podido confirmar El Digital de Albacete, a las 21:30 horas el incendio se encontraba muy próximo a su estabilización, y todo indica que podría quedar controlado en las próximas horas. Las primeras estimaciones apuntan a que solo se verán afectadas unas pocas hectáreas de superficie forestal, gracias a la rápida actuación del operativo.

ACCIDENTE DE UNA FURGONETA

Las investigaciones preliminares señalan que el fuego se originó tras el accidente de una furgoneta en la carretera CM-412, en el tramo que une las localidades de Reolid y Salobre. El vehículo siniestrado habría comenzado a arder tras el impacto, propagándose las llamas hacia la zona boscosa colindante. En consecuencia, la Guardia Civil de Albacete ha cortado temporalmente el tráfico en dicho tramo para facilitar las labores de extinción y garantizar la seguridad.

BALNEARIOS CONFINADOS

En cuanto a los balnearios afectados, ambos han activado sus planes de autoprotección. En total, aproximadamente 600 personas han quedado confinadas en las instalaciones como medida de precaución. No obstante, según fuentes oficiales, ninguna de ellas ha estado en peligro, ya que los centros se encuentran a una distancia considerable del foco del incendio.

Este suceso pone de relieve la vulnerabilidad de las zonas forestales durante los meses estivales, especialmente ante episodios accidentales que pueden derivar rápidamente en emergencias medioambientales de gran envergadura.