La cuarta gala de Gran Hermano mantuvo a la audiencia al borde del sofá con el duelo entre Patricia y Almudena, las nominadas que más tensión acumulaban. Ambas llegaron nerviosas a la recta final, reconociendo que los últimos días habían sido un auténtico pulso emocional. “Yo me voy…”, admitió Almudena, mientras Patricia confesaba con igual incertidumbre: “Yo también pienso que me voy yo”.
Durante la gala, los vídeos emitidos por el programa mostraron los roces constantes entre las nominadas. Patricia acusaba a su rival de “manipular las cosas a su antojo”, mientras Almudena replicaba: «No deja de pincharme y ahora se hace la víctima«, imitando incluso sus gestos. El enfrentamiento no dejaba lugar a dudas: la convivencia entre ambas era imposible.
El suspense creció con los porcentajes de expulsión, que alcanzaban cifras históricas: 78,8% frente a 21,2%. La tensión en la sala de expulsión se palpaba, con ambas candidatas preparadas para recibir la decisión de la audiencia. Jorge Javier Vázquez subrayó el impacto de la votación: «Quien se va lo hace con un porcentaje altísimo«.
Finalmente, Jorge Javier anunció la decisión: «La audiencia ha decidido que debe abandonar la casa… ¡Almudena!«. Patricia se quedó en shock y dijo: «No me lo puedo creer, lo siento de verdad«, mientras la expulsada respondió con un toque irónico. Almudena añadió sobre su salida: «No me duele la expulsión por haber tenido conflictos con Patricia. Soy competitiva. Algunas veces se gana y otras veces se pierde«.
Tras la salida de Almudena, Patricia volvió al salón emocionada y rodeada por sus compañeros, consciente de que la convivencia en la casa cambiará radicalmente. La expulsión dejó claras las diferencias irreconciliables entre ambas y reforzó la idea de que, en este GH, los enfrentamientos personales marcan tanto el juego como la audiencia.