Levantando el trofeo del PGA Championship de Australia, un torneo que data de 1929 y que en 1981, cuando se jugaba en Melbourne, ganó Severiano Ballesteros, David Puig envío al mundo una señal definitiva. El golfista de La Garriga, 10 días antes de cumplir 24 años, se impuso con autoridad suprema para anotar su primera victoria en el DP World Tour, el circuito europeo antes de ser rebautizado. Es su tercera victoriap profesional. Las dos antes las había obtenido en el Asian Tour. Va a victoria por año, aunque ésta, para la estadísitca, forme ya parte del curso 2026.

Es verano en Brisbane, donde se alza el centenario Royal Queensland, y los termómetros se disparan por encima de los 30 grados, pero David se puso guapo el domingo. Aparcó las bermudas con las que juega casi todos los torneos del LIV Golf y se puso de largo. Compartía el liderato con el portugués Gouveia y con el australiano Quayle, ayudado por el caddie que más grandes ha ganado en la era moderna, Steve Willaims, el del Tiger de los grandes días.

El español que más distancia alcanza con el driver, tiros larguísimos de 300 metros, salió a decidirlo todo desde el principio. No logró el birdie en el hoyo 1, como en los anteriores días, pero sí en el 2, en el 3 y en el 4, para abrir una brecha de tres golpes. «Había 23 jugadores peleando por la victoria, pero casi lo cerraste en cuatro hoyos», advirtió el comentarista que le interrogó tras la victoria. Empezó aquí la defensa del título.

David Puig posa con su novia Berta tras la victoria

David Puig posa con su novia Berta tras la victoriaGETTY IMAGES

Pero lo mejor era atacar. «Con unos greenes tan difíciles no podíamos dejarnos nada», contaría luego. No sacó nada en los dos primeros pares 5 (7 y 9), pero entremedias embocó un putt de seis metros en el par 3 del hoyo 8, que cimentó aún más su dominio. Aún de lejos le inquietaba el joven chino Wenyi Ding, que con 21 años tiene buena pinta. También el reputado Marc Leishman, que fue tercero al final. Gouveia, mientras, sólo hacía pares; Quayle, sólo dobles bogeys. Dos en los primeros cinco hoyos.

Puig, de La Garriga (Barcelona), que es vecino en Arizona de Jon Rahm, con el que entrena ha afrontado en el último año un calendario exigente. Además del LIV, ha jugado 11 torneos en otros circuitos con el fin de jugar torneos del Grand Slam. Este año sólo ha podido jugar el supremo PGA, el de Estados Unidos, con una invitación. Su sueño es jugar el Masters de Augusta, el que le falta por probar. Y si hay que viajar a Hong Kong o Australia, está en el mostrador el primero.

Con esa determinación, afrontó los últimos hoyos. Sólo sumó un birdie más, pero no cometió un solo error. Firmó 66 golpes -nadie jugó mejor el domingo- y levantó los brazos antes de besarse con su novia, que le acompaña a los torneos y a la que recordó en primer lugar en las dedicatorias.

«Ganar este torneo es maravilloso. Después de tanto tiempo persiguiendo la victoria estoy feliz», contó el joven que acortó la etapa universitaria para fichar por los Fireballs del LIV en 2022 cuando tenía 20 años… «Estaba nervioso porque en otras ocasiones se me escapó la victoria, pero he sabido controlarlos y ha merecido la pena».

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La victoria habla extremadamente bien del talento que sale desde la Federación Española de Golf. En 2025, además de la victoria de Sergio García y la general de Rahm en el LIV, España ha sumado cuatro victorias por el mundo a cargo de Alejandro del Rey, Eugenio Löpez Chacarra y Josele Ballester, éste con otro 66 en la ronda final para ser décimo. Todos nacidos después del  1 de enero de 1998. El relevo de la generación Z está garantizado.

Puig (2025), Seve (1981)

Puig (2025), Seve (1981)

La victoria, en el debut como miembro pleno del DP World Tour, para lo que tuvo que pagar las multas que acarrea jugar torneos del LIV que coinciden en el calendario, le da dos años de exención en el circuito y un cheque de 240.000 euros, lejos de los millonarios premios por los que pelea cada semana en el LIV. Pero esta victoria le ha llegado muy dentro.