La arquitectura deportiva atraviesa un momento de profunda transformación. Los estadios del siglo XX, pensados casi exclusivamente para acoger partidos, están dando paso a equipamientos urbanos complejos: espacios híbridos que combinan tecnología, confort, sostenibilidad y una intensa relación con su entorno. En Europa, la renovación es total: desde cubiertas bioclimáticas hasta plazas públicas activas, pasando por hospitalities flexibles y diseños pensados para generar vida más allá del día de partido.
España vive su propia revolución, con proyectos como el nuevo Santiago Bernabéu, la remodelación del Camp Nou o el Nuevo San Mamés. Ahora es el Sevilla FC quien se suma a este cambio de paradigma con la futura transformación del Ramón Sánchez-Pizjuán. Y la responsabilidad de imaginarlo recae en uno de los mayores especialistas del país: César Azcárate, arquitecto de IDOM y autor de estadios como San Mamés, el Monumental de Buenos Aires, el Ciutat de València o La Cerámica.
El estadio Sánchez-Pizjuán renueva su cubierta
El Sevilla FC ha hecho pública una entrevista con Azcárate en la que el arquitecto explica cómo se gestó el anteproyecto presentado a finales de 2023 y previsto para estar finalizado en 2028. El primer paso fue sumergirse en la identidad del club y en la propia ciudad. “Lo primero que hicimos cuando recibimos el encargo fue conocer muy bien la idiosincrasia del club, su historia, la ciudad y especialmente el entorno en el que se encuentra el estadio. Para ello metimos en el equipo a gente sevillista y establecimos un diálogo continuo con el propio club”, explica.
La futura cubierta será uno de los grandes rasgos distintivos del nuevo Sánchez-Pizjuán. Azcárate lo resume así: “No es la habitual, pero es la más eficiente para expandir la sombra a la zona exterior, a esa zona sur que será un punto muy importante, y a las zonas curvas del graderío. La sombra es clave en un lugar como Sevilla. Es original, singular y muy interesante desde el punto de vista arquitectónico. Creo que una vez esté terminada la gente la mirará con admiración”.
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La cubierta no solo busca proteger del sol, sino mejorar la sensación térmica, controlar el clima interior y reforzar la estética del estadio desde la distancia. Además, el proyecto reimagina completamente la experiencia del aficionado. El arquitecto destaca varias mejoras clave: una grada más amplia y con buena movilidad, nuevas zonas de boulevard cerca de las gradas y un aumento significativo de áreas de hospitality. Pero más allá del interior, el arquitecto subraya la importancia de abrir el estadio a su entorno urbano: una nueva plaza exterior —especialmente en la zona sur— está pensada para impulsar usos culturales, de ocio y de relación ciudadana. “El nuevo Sánchez-Pizjuán se utilizará a diario, no cada 15 días. La nueva plaza exterior dará vida a la zona con espacios de ocio y cultura”, explica.
Lejos de renunciar a su historia, el proyecto la refuerza. Azcárate subraya que el famoso mosaico de la fachada principal se conservará exactamente en el mismo lugar, aunque a un nivel inferior por el soterramiento parcial del estadio: “El club nos dejó claro que había que conservarlo y eso hemos hecho”. Esta voluntad de respetar lo existente, combinándola con un diseño contemporáneo, define el nuevo carácter del Sánchez-Pizjuán: un estadio moderno, tecnológico y urbano, pero fiel a la identidad sevillista.