Estamos viendo cómo el debate sobre la memoria DRAM se está
calentando dentro de la comunidad de gamers, y no precisamente por
algo técnico o problemas varios. En varios foros, especialmente en
Reddit, muchos jugadores están planteando una idea que hasta
hace poco habría sonado exagerada, pero que ahora gana fuerza:
organizar un boicot coordinado y dejar de comprar memoria
DRAM para presionar a la industria ante lo que se percibe
como una subida de precios injustificada. ¿Por fin la comunidad
PCMR se une para protestar ejerciendo su derecho
más básico de no consumir?
Pues eso se desprende, pero hay opiniones de todo tipo y algunos
no ven siquiera que la medida vaya a surtir efecto. La
sensación de que los fabricantes recortan producción, tensan la
oferta y maximizan márgenes a costa del usuario final está
llevando a una parte del público más entusiasta, a los gamers, a
considerar que ha llegado el momento de plantar cara y moverse.
Los jugadores plantean un boicot a los fabricantes de memoria
DRAM por la subida de los precios
Lo más llamativo es que los jugadores no están discutiendo sobre
frecuencias, latencias o compatibilidad, ni siquiera de problemas
varios, sino sobre si merece la pena unirnos como consumidores para
frenar una dinámica que podría consolidar un nuevo suelo de
precios. ¿Tiene sentido que los gamers abandonemos
temporalmente el mercado de la DRAM para enviar un mensaje claro a
la industria?
El origen de esta conversación está en la subida constante de
precios durante los últimos meses. El auge de la demanda procedente
de centros de datos y desarrollos de Inteligencia Artificial
absorbe la mayor parte de la producción disponible, y eso en un
sector donde la capacidad está concentrada en pocas
manos.
Cuando el mercado funciona casi como un oligopolio, y lo está
haciendo, cualquier ajuste de producción se refleja inmediatamente
en el coste por gigabyte. De hecho, la semana pasada fue el colmo,
porque la DRAM y la NAND Flash se acabaron para todo 2026 y
los contratos se están moviendo a 2027 sin vistas
a mejorar ni producción ni precios.
Vistos los comentarios de la rama se ve como muchos jugadores
interpretan este comportamiento como un patrón repetido donde los
fabricantes reducen oferta para sostener márgenes elevados, y por
eso la idea del boicot empieza a tener eco.
¿Es el momento «minería» que vimos con las GPU, pero enfocado a
la memoria?
La argumentación que defienden estos jugadores es sencilla y
directa de comprender: si dejamos de comprar memoria a los precios
actuales, podríamos obligar al mercado a reconsiderar la estrategia
de priorizar la demanda industrial frente al consumidor entusiasta.
El ejemplo más citado es el ya famoso ciclo de las GPU
durante el boom de minería.
Incluso cuando la minería colapsó, los precios no volvieron a su
nivel previo porque la industria había validado un rango más alto
gracias al tirón inicial. El temor es que la historia se repita con
la memoria DRAM, y por eso los jugadores hablan de boicot en toda
regla.
Evidentemente, no todos dentro de la comunidad gamer comparten
esta visión. Algunos argumentan que los precios responden a fuerzas
legítimas de oferta y demanda impulsadas por la transición
tecnológica hacia cargas de IA, y recuerdan que la
producción ya está comprometida para 2026 y 2027.
Esto significa que un boicot a los fabricantes de memoria desde
el mercado de jugadores tendría un efecto limitado porque el
verdadero núcleo del consumo se encuentra en los
hiperescaladores y en los proveedores de la nube,
que compran memoria a gran escala para sus plataformas de
entrenamiento. En otras palabras, el peso del sector gaming dentro
del mercado global de DRAM es cada vez menor.
Si no compran los usuarios, desviarán más producción a los
centros de datos: apenas tenemos fuerza para crear un impacto, no
es nuestro momento
Aun así, el debate revela algo más profundo. No se trata
únicamente de saber si un boicot funcionaría, sino de si deberíamos
aceptar de forma pasiva que cualquier subida se convierta en
permanente, que por otra parte es lo más probable, y el mejor
ejemplo lo tenemos en las tarjetas gráficas, en escalada
desde las GTX 1000.
Esta discusión entre jugadores es un reflejo del descontento
creciente ante un mercado donde la demanda de IA está transformando
los precios de todo el ecosistema. Quizá la cuestión real es hasta
qué punto vamos a normalizar que el usuario doméstico quede
relegado a un segundo plano, porque realmente un boicot
desde la comunidad de jugadores les importa a los fabricantes entre
poco y nada, total, la producción la destinarían a los otros
actores descritos, satisfaciéndolos todavía más.
Es un momento donde es el usuario el que pierde se mire por
donde se mire, y lo único que podemos hacer es que, ante la
virtud de pedir (subida de precios), está la de no dar (no
comprar), y poco más. Igualmente, siempre habrá quien
pague lo que sea necesario por el kit de turno, al menos, mientras
haya stock, porque dentro de poco seguramente ni exista la
posibilidad de compra.


