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La Capilla Sixtina tiene miles de detalles: desde las delicadas grietas que revelan el paso del tiempo hasta las monumentales escenas del Juicio Final que dominan la mirada. Entre todas las figuras divinas que se pueden observar cuando se alza la mirada hacia el techo, quizá la más buscada por la mirada de los visitantes sea la Creación de Adán: la icónica imagen de dos manos, la de Dios y la de Adán, que nunca llegan a tocarse. Ahora, sin embargo, los ojos del mundo están puestos sobre otra extremidad menos llamativa: el pie de la Sibila Libia.
Miguel Ángel Buonarroti trabajó durante cuatro años en las representaciones de la capilla, la estancia más emblemática del Vaticano. No es de extrañar que tal encargo, realizado por el papa Julio II en 1506, le llevara a aumentar su producción de bocetos de forma exponencial: resulta imposible conocer la cifra exacta de los que llevó a cabo, pero los expertos estiman que, a lo largo de toda su vida, fueron miles. 600 se conservan todavía y, de ellos, solo 10 pertenecen a manos privadas.
Como no suelen añadirse nuevas piezas al corpus del artista, que murió en 1564, cuando ocurre, la historia del arte lo celebra. Esto sucedió en febrero de 2025, cuando la experta de Christie’s, Giada Damen, recibió un diminuto dibujo de un pie en tiza roja que, de acuerdo con sus análisis, podría pertenecer a Buonarroti. Los bocetos, no obstante, son difíciles de atribuir porque en su mayoría, como este, no incluyen firma.
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la planificación de su proyecto más ambicioso
La Capilla Sixtina fue, sin duda, el proyecto más ambicioso de Miguel Ángel: la superficie que debía decorar mide unos 530 metros cuadrados, por lo que el trabajo de pintura le requirió invertir interminables jornadas que dieron como resultado, por el lado positivo, una obra excepcional, y por el negativo, el resentimiento de la salud del artista.

Detalle de La Sibila Libia, Miguel Ángel Buonarroti (Caprese 1475-1564 Roma), Capilla Sixtina, Ciudad del Vaticano
Detalle de La Sibila Libia, Miguel Ángel Buonarroti (Caprese 1475-1564 Roma), Capilla Sixtina, Ciudad del Vaticano
Christie’s
En su proceso creativo, dividió la bóveda en nueve compartimentos y asignó a cada uno de estos un episodio del Libro del Génesis. A los laterales, colocó las figuras de veinte atletas desnudos y, justo abajo de estas, siete monumentales profetas que se alternan con cinco sibilas, «cada una sentada en un trono alrededor del techo», describe la casa de subastas en el comunicado. El pie protagonista de nuestra noticia pertenece a una de ellas.
Del mismo modo que todas las figuras humanas que aparecen en la obra, esta muestra una anatomía perfecta: las poses denotan una planificación previa detallada, y ello se debe a que el artista los trazó a partir de modelos vivos. Del dibujo, además, se sugiere que pertenecería a la época en la que Miguel Ángel abandonó la pluma y la tinta para comenzar a usar tiza roja en sus bocetos: «Algunas de las cualidades de la tiza roja, como la variedad de color y la nitidez de su color, la hacían especialmente adecuada para dibujar el cuerpo humano«, señalan desde Christie’s.
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¿Cómo llegó este boceto hasta la casa de subastas?
Como avanzábamos anteriormente, solo unos diez bocetos de Buonarroti pertenecen a colecciones privadas, y ese es el caso del pie de la Sibila Libia. Su propietario, que aparentemente venderá la pieza en febrero de 2026, prefirió mantener su identidad en secreto por seguridad, pero explicó a Giada Damen que el dibujó pasó de generación en generación en su familia desde finales del siglo XVIII, reportó The New York Times.
Aunque todavía no hay una estimación de precio para el dibujo del pie, podría tratarse del único boceto registrado sobre la Capilla Sixtina que ha llegado a subastarse.