El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, continúa elevando el tono contra su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, a quien ha designado como líder de una organización narcoterrorista. Este martes, durante su novena y última reunión de gabinete del año, ha avisado que próximamente comenzará la nueva fase de su operación “antidrogas” en Latinoamérica, que hasta el momento ha consistido en una veintena de bombardeos a barcos supuestamente cargados de narcóticos, que ha resultado en unas 80 ejecuciones extrajudiciales en el Caribe y el Pacífico.

El número de barcos con drogas en el Caribe “ha bajado mucho gracias a estos ataques, y vamos a empezar también con los ataques por tierra”, ha anunciado Trump. “Por tierra es mucho más fácil, y conocemos las rutas que siguen. Lo sabemos todo sobre ellos. Sabemos dónde viven los malos. Y también vamos a empezar con eso muy pronto”, ha insistido el presidente, que ha cifrado la reducción del tráfico marítimo en “más del 90%” desde que comenzó su operación, bautizada “Lanza del Sur”, el pasado mes de septiembre.

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El secretario de Guerra, Pete Hegseth, sentado al lado de Trump en la sala de gabinete, ha defendido su actuación a raíz de la última polémica que lo ha rodeado esta semana, en la que varios congresistas demócratas y republicanos han anunciado una investigación por la comisión de un posible crimen de guerra en el Caribe. 

Según una exclusiva de The Washington Post, ordenó el 2 de septiembre asesinar a los supervivientes de un barco bombardeado por el Pentágono, que se sujetaban a los restos humeantes de la nave. El derecho internacional prohíbe atacar a náufragos o heridos en el mar y obliga a la parte agresora a proteger su integridad.

Hegseth ha asegurado que ni él ni Trump sabían nada sobre este segundo ataque y ha responsabilizado al almirante Frank Bradley, al frente del comando de las Fuerzas Especiales que supervisaba la operación. Según su versión, vio el primer bombardeo desde el Pentágono, antes de pasar a su “siguiente reunión”, y “personalmente no vi ningún superviviente”. Trump también ha defendido su versión: “No sabía nada del segundo ataque. No sabía nada sobre las personas. No participé en ello, y sabía que habían hundido un barco, pero diría que sí, que hubo un ataque”, le ha defendido Trump.

Además de desmarcarse de una acusación tan grave como un crimen de guerra, ha defendido la decisión de Bradley de acabar con todos los integrantes de la supuesta narcolancha: “Hundió el barco, hundió el barco y eliminó la amenaza, y fue la decisión correcta”. “Esto se llama la niebla de la guerra”, ha añadido, en referencia a que el barco estaba en llamas cuando se ordenó el segundo bombardeo.

A raíz de este escándalo, los presidentes republicanos de los comités de Servicios Armados de la Cámara de Representantes y del Senado han prometido una “supervisión rigurosa” del incidente. Hegseth había negado desde el primer momento la exclusiva del Post, que calificó de “noticia falsa”, pues en su visión es imposible que hubiera supervivientes en el bombardeo. “Estos ataques altamente efectivos están específicamente diseñados para ser letales”, dijo, pero hoy ha concedido que sí hubo supervivientes, que fueron posteriormente aniquilados.