La Comisión Europea ha presentado este miércoles su propuesta de texto legal para hacer uso de los activos congelados rusos para emitir un crédito sin intereses a Ucrania, reduciendo el tamaño del apoyo respecto a ideas anteriores. Mientras que originalmente se planteó hacer uso de 140.000 millones hasta 2027, en la propuesta legislativa final se ha limitado a 90.000 millones, aunque la propuesta legislativa lo matiza al señalar que es el «monto máximo indicativo», sin convertirlo en un techo legal rígido. Sin embargo, por el momento, Bélgica mantiene su oposición a la idea, un ‘no’ clave teniendo en cuenta que la inmensa mayoría de los fondos se encuentran en Euroclear, una empresa que tiene sede en la capital belga.

Aunque el texto legal recoge que el máximo disponible serían 210.000 millones, el Ejecutivo comunitario ha apostado por escoger una cifra más conservadora. Como el texto legal recoge que el crédito a Ucrania seguiría activo hasta diciembre de 2031, se abre la puerta a que el resto de fondos se puedan desembolsar hasta entonces, o incluso que finalmente, dependiendo de las necesidades ucranianas, pueda desembolsarse más fondos. Sin embargo, la cifra de 90.000 millones es novedosa porque hasta ahora el Ejecutivo comunitario siempre planteaba el cubrir las necesidades financieras de Ucrania para 2026 y 2027, que ascienden a unos 135.000 millones de euros sumando los gastos presupuestarios y macrofinancieros y los gastos militares.

Este mismo miércoles, en la sede de la OTAN, también en Bruselas, Maxime Prévot, ministro de Asuntos Exteriores belga, ha insistido en la oposición de su Gobierno a la idea, asegurando que el crédito es «la peor de todas» las opciones disponibles. Su primer ministro, Bart de Wever, ha insistido una y otra vez en su oposición a la idea. Además del crédito, la Comisión Europea ha propuesto la posibilidad de emitir deuda conjunta europea para trasladarla a Ucrania, pero esta medida requiere de unanimidad y la oposición de algunos Estados miembros lo hace inviable. El Consejo Europeo de diciembre, el foro de líderes europeos, que se reunirán en dos semanas, debería tomar una decisión sobre una de estas opciones.

Para intentar superar la resistencia belga, la Comisión ha ampliado el alcance del texto legal, para ir más allá de Euroclear, y afectar así también a bancos comerciales que controlen activos del banco central ruso, que según han señalado fuentes comunitarias se encuentran fundamentalmente en entidades en Francia y Bélgica, que, irónicamente, tiene otra parte significativa de estos activos más allá de Euroclear, y, en menor medida, en Suecia, Alemania y Chipre. Respecto al crédito de reparación, como lo ha bautizado la Comisión Europea, el proceso estaría completado para empezar a canalizar pagos a Ucrania a partir del segundo trimestre de 2026.

«Hemos ido muy lejos para responder a las preocupaciones de Bélgica«, ha explicado una fuente comunitaria, que considera que se ofrece a Euroclear una línea de liquidez en caso de que lo necesite, se ofrece cobertura legal a Bélgica para «mutualizar riesgos«, y que por último se ha ampliado a todas las entidades financieras que cuenten con activos rusos.

El cómo se ha llegado a la cifra final no es sencillo. En total, hay activos rusos congelados en la Unión Europea por valor de 210.000 millones de euros. De ellos, unos 45.000 millones se reservan para el llamado «crédito ERA», una iniciativa del G7 por el que se aplican impuestos especiales a los beneficios de los activos rusos congelados para transferirlos a Ucrania, y eso dejaría la cifra en unos 165.000 millones de euros. Los 25.000 millones que separan ese número de los 140.000 millones que planteó tras el verano Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, responden a la ampliación del enfoque del texto, afectando a más entidades además de a Euroclear.

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Europa Press

Lo que ha hecho finalmente la Comisión es prepararse para movilizar 90.000 millones de los 165.000 disponibles. De alguna manera, reduce así la ambición del plan inicial que Von der Leyen presentó a los líderes europeos en una reunión informal celebrada a principios de octubre en Copenhague. La inmensa mayoría de ese dinero iría a parar al ámbito militar, porque de los 210.000 millones que en general estarían hipotéticamente disponibles, la Comisión, en su análisis sobre la brecha de financiación de Ucrania, identifica que 95.000 millones deberían ser asistencia macrofinanciera (de los cuales, 45.000 millones ya se canalizan a través de los créditos ERA) y 115.000 millones deberían ir a parar al apoyo militar a Kiev.

Cómo funcionaría

La arquitectura del crédito es complejo, pero no ha cambiado demasiado desde que la Comisión empezó a trabajar en la idea. Las entidades financieras con activos rusos tendrán que invertir los saldos de caja de esos activos, por ejemplo, bonos soberanos rusos que han vencido y se han convertido en efectivo, en un instrumento de deuda europeo, que lo prestaría sin intereses a Ucrania. Kiev solamente debería pagarlo de vuelta si Rusia, al terminar la guerra, paga reparaciones a Ucrania por el conflicto. Con ese dinero con el que Moscú compensaría al Gobierno ucraniano, este devolvería el dinero prestado a la Unión Europea, que podría devolverlo a las cuentas de las entidades financieras que originalmente controlaban esos fondos.

¿Y si Rusia no paga reparaciones de guerra? Entonces el dinero ruso seguirá congelado, según la Comisión Europea. Porque los líderes europeos han señalado que los requisitos para levantar las sanciones al Kremlin es que finalice la guerra y que Moscú pague dichas reparaciones a Kiev.

Por otro lado, está la cuestión de la confiscación. La posición belga es que la Comisión pretende confiscar un dinero del banco central ruso, lo que violaría la inmunidad soberana de los Estados. La posición de las fuentes comunitarias es que eso no es así: lo que es un bien soberano de Rusia es la reclamación de esos fondos, explica la misma, no los saldos de caja. Dicha fuente recuerda que, a efectos legales, se sigue un sistema muy similar al de los créditos ERA que están en marcha.

Garantías

La Comisión plantea tres líneas de garantías en caso de que Rusia pudiera recuperar sus fondos, por ejemplo, tras ganar en un arbitraje internacional. El primero serían las garantías de los Estados miembros de la Unión Europea, en segundo lugar un mecanismo de liquidez, y en último lugar estaría la posibilidad de que los Veintisiete emitan deuda conjunta para cubrir las necesidades.

El mecanismo de liquidez tendría que establecerse en un texto legislativo separado y se activaría cuando un Estado miembro no pudiera cubrir sus compromisos dentro de las garantías, de forma que la Comisión emitiría deuda conjunta para hacer un préstamo a dicho país para poder cubrir sus obligaciones.

La Comisión Europea ha presentado este miércoles su propuesta de texto legal para hacer uso de los activos congelados rusos para emitir un crédito sin intereses a Ucrania, reduciendo el tamaño del apoyo respecto a ideas anteriores. Mientras que originalmente se planteó hacer uso de 140.000 millones hasta 2027, en la propuesta legislativa final se ha limitado a 90.000 millones, aunque la propuesta legislativa lo matiza al señalar que es el «monto máximo indicativo», sin convertirlo en un techo legal rígido. Sin embargo, por el momento, Bélgica mantiene su oposición a la idea, un ‘no’ clave teniendo en cuenta que la inmensa mayoría de los fondos se encuentran en Euroclear, una empresa que tiene sede en la capital belga.