Desde hace unos años, parece que no dejamos de ver a Óscar Casas (Barcelona, 1998) por todas partes. Está en las marquesinas de los buses, promocionando películas junto a su hermano Mario (Mi soledad tiene alas), ganando premios que lo han convertido en el chico del año y apareciendo en programas de televisión. Tan bien le va, que incluso protagoniza titulares en la prensa del corazón ¡y en el buen sentido! No todo el mundo puede decir lo mismo.
Sin embargo, por muy «emocionante» y «bonita» que esté siendo esta época de su vida, él prefiere llamar a la calma y la serenidad. «Esa es la palabra, por lo tranquilo que estoy», afirma al inicio de nuestra entrevista, cuando destacamos todo lo bueno que le está pasando. «Al final solo trabajo y estoy con mi familia y mi pareja [la cantante Ana Mena, de ahí los titulares del corazón]. No hay vida después de esto. Estoy disfrutándolo mucho y muy tranquilo».
Cualquiera lo diría, sabiendo todo lo que está currando. Incluso conseguir cuadrar esta entrevista ha sido toda una odisea debido al tiempo que pasa en rodaje. Y es que si en los próximos meses le veremos en El gran salto, Control Room e Ídolos no es, precisamente, porque se haya quedado sentado sin hacer nada. Pero, antes de todo eso, y como regalo de Navidad adelantado, estrena el 5 de diciembre Me has robado el corazón, su primera comedia romántica.
En ella interpreta a Eric, un chico que, cansado de que su vida laboral no le lleve a ningún lado, decide acabar con sus problemas robando un banco. Pero, ¿cómo huir después de cometer el delito si no tiene carnet de conducir? Pues muy fácil: engañando a una pobre chica (Ana Jara) por una app de citas para que acceda a hacer una «escapadita» en coche con él. Un plan sin fisuras que, por supuesto, no admite cambio de planes. ¿Qué podría salir mal?
Tu personaje Eric vive una comedia romántica mientras huye de un delito. Como actor, ¿eres más de acción o de comedia?
No sé si de comedia, pero sí del juego. Ahora estoy haciendo también otra película que no es cómica, ni mucho menos, es de ciencia ficción, pero hay mucho juego. Mis referentes son Tom Cruise y Keanu Reeves. En sus primeras películas, de jóvenes, había algo muy carismático, y es por el juego que había en ellas, que a veces sí que podía ser cómico. Eso es algo que estoy disfrutando mucho como actor y que está mucho en la comedia, ese pasártelo bien sin ir tanto al dramatismo y al empacamiento.
La idea de Eric de robar un banco surge de la desesperación laboral de un joven. ¿Has vivido algún momento de desilusión como el suyo?
Creo que en algún momento todos hemos querido coger y decir: “Me cago en la hostia, ¡iros todos a tomar por el culo!”. Y también algún jefe que dices: “Tío, le tiraría algo a la puta cabeza” [se ríe]. Eso es algo que trabajo mucho, el hacer los papeles por ti y por todas las personas que viven eso. Dos de mis mejores amigos están en una situación de estas, en una empresa típica de esas de las torres de Madrid, llevan como un año y medio y dicen: «Tío, o sea, todo lo que he vivido, ¿ha sido para esto? ¿Esto es lo que me queda?». Y yo sé que van a salir de ahí y que van a encontrar su camino, pero creo que ese momento de querer romper con todo es súper necesario.
¡Claro! Aunque quizá no al nivel de robar un banco…
¡No! ¡Claro! ¡Eso no es algo que yo quiera promover!
Y hablando de escoger papeles con los que jugar… En la película te vemos poner acento gallego. ¿Cómo llevas tú lo de poner acentos?
Pues siempre es una movida y algo que dices: «Bueno, todas las personas gallegas me odiarán por hacer esto… ¡y con derecho!». Pero sí que lo he intentado afrontar de la manera más profesional posible. Tuve una coach de acento que es una crack. Estuve un fin de semana con su familia en un pueblo de Galicia y repasamos el guion y cada fin de semana seguíamos repasando lo de la semana. Intenté llevarlo de la manera más profesional posible, sobre todo por respeto.
Eric vive en un constante cambio de planes. ¿Qué es algo que te haya sucedido que no entrase en tus planes?
Que naciera otro hermano a mis 16. Fue como: “A ver, espera un momento, ¿qué es lo que está ocurriendo?”. Yo era el pequeño de cuatro hermanos y había sido así durante 15 años. Que de repente naciera un hermano pequeño fue como: “¿Qué es esto?”. ¡Es que de primeras no mola! Entonces, a mí, lo que es gracia, no me hizo. Pero luego ya, gracias a Dios, ha nacido y he podido vivir lo que es ser hermano mayor, que es lo mejor del mundo. Pero de primeras no me hizo gracia, no.
¿Y lo de protagonizar una comedia romántica entraba en tus planes?
Soy un gran fan de las comedias románticas y el feel-good, esas películas que te hacen sentir bien me encantan. Sí que era algo que tenía en mi checklist, que he hecho y que quiero seguir haciendo ahora después de vivirlo, porque son rodajes muy divertidos y que se disfrutan mucho. No estás en un drama, en una silla sentado sin hablar durante 12 horas de lunes a viernes, sino que tienes que vibrar alto, tienes que tener una energía muy top todo el rato para que traspase la pantalla, y eso te hace vivir unos meses de rodaje fantásticos.
Y ya para acabar, te tengo que preguntar por el disfraz de Miércoles Addams que llevas en la película. ¿Tuviste algún poder de decisión sobre ello?
Ningún poder de decisión. Me cogieron, me pusieron esa falda y esa peluca, y yo acaté. Lo ponía en el guion, yo lo leí y dije: “Bueno, imagino que luego me pondrán otro disfraz…” Pero, ¡para nada! Ahí estaban la falda y la peluca esperándome.
Bueno, como dicen en la película, te quedaba muy bien.
Sí, genial me quedaba… ¡Superbien, vamos!