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Imagina que estás viendo una carrera de Fórmula 1: los coches pasan a una velocidad increíble, tomando curvas con precisión milimétrica, y lo hacen sin despegarse del asfalto. ¿Te has preguntado alguna vez cómo es posible que esos vehículos, viajando a más de 300 km/h, se mantengan pegados al suelo y no salgan disparados como un avión? La respuesta la tiene un fenómeno físico de la aerodinámica llamado efecto Coanda, a veces olvidado pero imprescindible en el día a día de la aviación y el automovilismo.

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El efecto Mandela, un intrigante fenómeno de la memoria¿QUÉ ES EL EFECTO COANDA?

El efecto Coanda lleva el nombre del ingeniero rumano Henri Coanda, quien descubrió en 1930 que los fluidos, como el aire o el agua, tienden a adherirse a las superficies curvas en lugar de moverse en línea recta. Para explicarlo de manera más simple, piensa en cómo un chorro de agua sigue el borde de una cuchara si lo diriges contra ella. En lugar de caer de inmediato, el agua «abraza» la curva de la cuchara antes de finalmente separarse. Esto ocurre porque el fluido «quiere» seguir el camino más cercano a la superficie, y en este caso, esa superficie es la cuchara.

En el caso del aire, el efecto Coanda tiene un impacto crucial en cómo se mueven los objetos que viajan a gran velocidad, como los coches de F1 o los aviones. Cuando el aire fluye sobre una superficie curva, como la carrocería de un coche de carreras o las alas de un avión, ese flujo de aire se adhiere a la superficie, ayudando a controlar cómo se desplaza el vehículo a través del aire.

Henri Coanda Muzeu Virtual
LA VELOCIDAD EN LOS F1

En los coches de Fórmula 1, el efecto Coanda juega un papel fundamental para mejorar el rendimiento aerodinámico. En este deporte, cada detalle cuenta para ganar unos segundos vitales, y la aerodinámica es clave para lograr velocidades más altas y estabilidad en las curvas. Pero, ¿cómo se aplica el efecto Coanda en un coche de F1?

Uno de los lugares donde el efecto Coanda se utiliza de manera más eficaz es en el difusor trasero, una parte de la carrocería situada en la parte inferior trasera del coche. El aire que pasa por debajo del coche se acelera al llegar a esta sección, creando una zona de baja presión que «succiona» el coche hacia el suelo. Este fenómeno, conocido como downforce o carga aerodinámica, ayuda a que los coches se mantengan pegados al asfalto, lo que permite que tomen curvas a mayor velocidad sin perder tracción.

El efecto Coanda es esencial en este proceso. Al diseñar las superficies del coche para que el aire fluya de manera controlada, los ingenieros de F1 logran que el aire se adhiera a las superficies curvas del coche, maximizando la cantidad de aire que pasa por el difusor y generando así mayor carga aerodinámica. De esta forma, el coche «se pega» al suelo, lo que se traduce en una mayor estabilidad y mejor rendimiento en las curvas.

Además, este efecto también se utiliza en los alerones delanteros y traseros de los monoplazas. Los alerones están diseñados para «guiar» el flujo de aire de una manera que genere la mayor carga aerodinámica posible, sin crear demasiada resistencia al avance. Es un equilibrio delicado, y el efecto Coanda ayuda a que el aire se mantenga adherido a las superficies curvas de los alerones, evitando turbulencias y mejorando la eficiencia aerodinámica.

Coanda 1910 CC

El Coandă-1910,  el primer prototipo experimental de avión de reacción, fue llamado así en honor al efecto Coanda.

COANDA POR LOS AIRES

Aunque en la Fórmula 1 el efecto Coanda se usa para mantener los coches pegados al suelo, en la aviación se utiliza para un propósito muy diferente: hacer que los aviones se eleven en el aire. Aquí, el mismo principio se aplica de una manera inversa para generar sustentación.

En un avión, el flujo de aire alrededor de las alas sigue una forma curva, similar a como lo hace sobre el difusor de un coche de F1, pero con un objetivo diferente. Las alas están diseñadas de tal manera que el aire que pasa por encima de ellas se acelera, mientras que el aire que pasa por debajo se mueve más lentamente. Este desequilibrio en las velocidades crea una diferencia de presiones: la presión es más baja en la parte superior del ala y más alta en la parte inferior, lo que genera una fuerza hacia arriba que levanta al avión.

Gracias al efecto Coanda, el flujo de aire permanece adherido a la superficie del ala, permitiendo que se mantenga esa diferencia de presiones y, por lo tanto, la sustentación. Sin este fenómeno, los aviones tendrían muchas más dificultades para despegar y mantenerse en vuelo.