Un libro sobre C. Tangana se devora en una tarde por varias razones. La primera es que es uno de esos personajes que además de tener éxito parecen saber cosas que los demás no sabemos (de ahí que todo bicho viviente de la industria … quiera pegarse a él, aunque alguno también con él), y una inmersión analítica en su cosmogonía pop promete resultados al respecto.

La segunda razón es que hasta la llegada de ‘C. Tangana, del rap crudo a la alfombra roja’ (ed. Libros del Kultrum) no había ningún libro sobre el artista de mil nombres. Dato curioso, dada su condición de Rey Midas que en oro convierte todo lo que cuenta con su imagen, pero comprensible al tratarse de una figura extremadamente poliédrica e incluso irritantemente contradictoria.

Eso no ha sido ningún problema -más bien un acicate- para los periodistas Joan S. Luna y José de Montfort, autores de un entretenido y completo repaso a la vida y obra de Antón Álvarez que cuenta con la opinión de otros cinco críticos culturales para cubrir todos los ángulos posibles de un rapero que se convirtió en un auténtico estratega de la trascendencia.

Él mismo se ha cansado de que lo veamos como un maestro del marketing

Más allá de alguna que otra hipérbole demasiado entusiasmada («Es un Dios pop», «Joaquin Sabina no transformó España, Tangana sí»), los catorce capítulos afinan muy bien el tiro para explicar cómo su protagonista ha conseguido sus logros, ofreciendo una crítica de sus discos pormenorizada al máximo, explicando quién colabora en qué, de dónde salió este o aquel sample, analizando su evolución estilística y, aquí viene lo más interesante, estudiando a fondo sus tácticas comerciales.

En la cuerda floja

Para salir del cerco del rap, lo primero que hizo fue imantar al indie porque sabía que era una escena vaciada de significado, convertida en una antesala del mainstream confusa y desorientada, potencial nicho para intrusos. A partir de ahí su estrategia fue fingir que era el ‘puto amo’ antes de serlo.

Con esa estrategia, si te pasas de frenada eres el hazmerreír de la industria. Y ahí, en esa cuerda floja estuvo un tiempo, hasta que al final nos la coló a todos. Fue un arma de doble filo porque él mismo se cansó de que todos lo vieran como un maestro del marketing, y de ahí viene lo de hacer dos proyectos que presuntamente iban a ser un fracaso, ‘El Madrileño’ y su gira, por convencimiento cultural y no económico.

Queda por saber si Antón realmente convirtió a C. Tangana en un ninot tomando esa decisión, y cuál será su próximo paso.