Rosalía Vila Tobella llegó al Taller con 16 años y se quedó durante seis cursos, primero en el Raval y luego en Can Fabra, estudiando piano, lenguaje musical, cante flamenco, canto jazz, técnica vocal y guitarra. La recuerdan como una alumna inquieta, que preguntaba constantemente a sus maestros y que se adaptó muy bien al modelo educativo flexible, propenso a la convivencia de distintos géneros musicales y a la creación de grupos con los que los alumnos se enfrentaban al público. Entre sus profesores tuvo a Jaume Gispert, Errol Woiski, Diana Palau, Xevi García y Chiqui de la Línea, que ya en años atrás advirtió su ángel: “Ella modula de una manera que, de tanto acordarse de los antiguos, su expresión es de ahora”, dijo en referencia a su cante flamenco. “Rosalía dará mucho que hablar”.
El que fuera líder de Radio Futura se acercó al Taller atraído por las experiencias comentadas por Javier Colina y Guillermo McGill, músicos vinculados a su proyecto como Juan Perro. Fue a finales de los 90 y él se convirtió en “alumno itinerante”, sin llegar a graduarse, sacando partido de las enseñanzas de Jordi Bonell, que le ayudó a mejorar su técnica como guitarrista. Fueron ocho sesiones que le cambiaron la vida, asegura, y que dejaron honda huella en el álbum ‘Cantares de vela’ (2002). Más tarde tomó lecciones de preparación vocal y emprendió proyectos con la ‘big band’ del Taller, la Original Jazz Orchestra. Muchos de los músicos de sus bandas han salido de la escuela, caso de Joan Vinyals, David Pastor, Gabriel Amargant, Isaac Coll y Vicenç Solsona.
El Taller fue el lugar donde el cantante portugués encontró su voz como artista, según ha declarado, y ahí jugó un papel clave Odette Tellería, la cantante cubana, asentada en Catalunya, integrante del grupo Gema 4. Sobral estudió armonía, canto, lenguaje musical, piano, arreglos e improvisación, y en esas aulas conoció al venezolano Leo Aldrey, con quien creó el grupo Noko Woi, que actuó en el Sónar en 2014. Tres años después, ganó Eurovisión. Ha colaborado en proyectos de la escuela como la composición ‘Oli i aigua’ (2022), compuesta y grabada con el joven Taller de Músics Ensemble.
Antes de pasar por ‘OT’ (y por Eurovisión a dúo con Amaia), Alfred dedicó cuatro años a estudiar el nivel superior de jazz y música moderna en el Taller. Su vínculo con la escuela comenzó antes, cuando, con 17 años, asistió a un curso de verano sobre letristas en la música popular que impartían su tío, el poeta y periodista David Castillo, y el cantautor Enric Hernàez. Ahí estudió a fondo las canciones de autores como Bob Dylan, Leonard Cohen o Silvio Rodríguez, y las adaptaciones poéticas de Serrat (Salvat-Papasseit) y Raimon (Ausiàs March).
La cantante y compositora mallorquina estudió canto en la especialidad de jazz, y ese género orientó sus primeros pasos en los escenarios, presentada por el Taller, con el cuarteto completado por Jordi Gaspar, Joan Arto y Geroni Sureda. Destaca la labor de dos maestros, Clara Luna y Rubén Fernández, en los que se fundía “la parte pedagógica y la parte humana”. Ella ha emprendido luego otros caminos, en la música de raíz en roce con la electrónica, pero las enseñanzas de jazz la ayudaron a interiorizar la improvisación y el ritmo, y a entender la música de un modo transversal, más allá de los géneros.
Cursó un año de estudios en el Taller, tras pasar por L’Aula del Liceu, como preparación para el grado superior. Cuando iba a acceder a él, no se presentó a las pruebas: acababa de grabar su segundo álbum (‘Tot allò que no sap ningú’, 2023) y no podía compaginar el estudio y la profesión. Algo parecido a lo que le pasó a Mushka, con quien coincidió en las aulas. Tuvo como maestros a Pau Solsona y Edu Pons, y destaca del Taller su ambiente familiar y su apuesta por proyectos que llegan al público. Anhela poder retomar algún día los estudios en el mismo Taller.
Fue su madre, que había sido alumna del Taller, quien le propuso acudir al centro del Raval tras pasar por el Conservatori Municipal de Barcelona. De los 15 hasta los 22 años amplió horizontes y salió con el grado superior de canto jazz y música moderna. Ella recuerda que, viniendo del entorno clásico, el mundo del Taller le pareció más flexible y le permitió ahondar en músicas como la brasileña, luego muy presente en su obra. Entre sus profesores estuvieron Vicenç Solsona, Joan Vinyals, Joan Monné y, durante un año, Sílvia Pérez Cruz, en su breve experiencia como maestra en el Taller. Uno de los compañeros de aula de su madre, Isaac Coll, es el bajista de su grupo desde hace doce años.
El ‘cantaor’ de Sant Cugat del Vallès creció en una familia en la que no se escuchaba flamenco, pero se sintió atraído por ese arte y en el Taller aprendió a interpretar los distintos palos, a dominar el compás y el melisma, y a desarrollar su técnica. Coincidió con Rosalía y tuvo, como ella, a Chiqui de la Línea como maestro, así como a Chicuelo y a Alba Guerrero. Se graduó en canto vocal en 2018. Del Taller destaca su enfoque de dar salida a los artistas proyectándolos al público con su bolsa de trabajo y sus distintos proyectos escénicos. Con varios compañeros de la escuela dio lugar a Los Aurora.
Ella venía de estudiar piano clásico en la Esmuc, y acudió al Taller para introducirse en la improvisación y los lenguajes modernos. Distante tanto del academicismo clásico (en el que se veía abocada a “copiar” las voces artísticas de otros tiempos) como del jazz (donde también advertía una rigidez de esquemas, además de un entorno con muy poca presencia de mujeres), Peya pasó tres años y medio en la escuela, experiencia que la condujo a desarrollar un lenguaje musical propio.
En los 90, antes de la creación del grado superior, el Taller acogió a este cantante y guitarrista de La Bisbal, que se trasladó a Barcelona con 18 años para estudiar en escuela. Fueron tres años en los que tuvo a maestros como Gustavo Rocha (guitarra eléctrica) y Rosa Robles (canto). Con él estuvo Jaume Pla, ‘bisbalenc’ como él, antes de establecer su marca Mazoni. Ambos formaron un grupo, Red Orange, que presentó sus canciones en el JazzSí Club, del Taller. Abras destaca el contacto directo con la música moderna que le aportó la escuela y las clases en las que estudió los solos de guitarra de artistas del rock como Joe Satriani, Gary Moore o los Eagles.
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