Los mundos lorquianos de Luz López

Viernes, 12 de diciembre 2025, 22:44

Paquita Gómez pintaba siempre en una habitación soleada de su casa de la plaza de Arriba de Loja. El cuarto daba a un patio lleno de plantas que tenía una estatua del Maestro Maíz. Junto a ella, sentada en una silla, no perdía detalle la pequeña Luz. «Me fijaba en su trazo y en su forma de mirar», recuerda. «Tenía ocho o nueve años, y sabía que, de mayor, quería ser como ella, como mi madre», dice Luz . Ahora aquella niña es una de las grandes pintoras de Andalucía. «Y lo más bonito de todo –afirma con emoción– es que mi hija Fátima hacía exactamente lo mismo conmigo, y ahora expone en las más importantes galerías y ferias de Europa». Tres generaciones unidas por los lazos de la sangre y por un pincel.

Luz López (Loja, 1953) vive y pinta en el mismo apartamento donde residió su amigo Juan de Loxa, la Casa de las Rejas, en el Albaicín. En su estudio, una estancia de treinta metros cuadrados y techos de madera, pasa los días creando y soñando. Ahí guarda los cuadros que, poco a poco, conformarán su próxima gran exposición en la sala Omnia de Granada en el mes de marzo.

El estudio de Luz López, lleno de sus pinturas.

JORGE PASTOR

Un proyecto construido a partir de la visión del arte dramático de Federico García Lorca y sobre aquella celebérrima sentencia que decía que «el teatro es la poesía que se levanta del libro, se hace humana, habla y grita, llora y se desespera». «El tema central es el universo lorquiano, a partir del cual he fabulado con vestuarios, escenografías y personajes», explica Luz López, quien reconoce que empezó tomando como base la Barraca, pero al poco amplió la visión al mundo de la escena en general. El resultado son treinta piezas de seres que, traídos a la modernidad, parecieran sacados de ‘La casa de Bernarda Alba’, ‘Bodas de sangre’ o ‘Yerma’.

Luz, que se confiesa una gran amante de la fotografía, no tiene ninguna liturgia especial a la hora de ponerse delante del lienzo. «Lo hago por la mañana porque tengo mejor luz», aclara. Sí le gusta trabajar con melodía. «Me concentro mucho con música oriental de autores como Hamlet Gonashvili». A partir de ahí, sus sesiones son de unas cinco horas.

Luz con sus pinceles.

JORGE PASTOR

Una tarea que compatibiliza con las clases que imparte en la Fundación CajaGranada desde hace dieciocho años y que todos los cursos culmina con una muestra. «A mis alumnos –comenta– no solo les enseño la técnica, sino que les transmito la energía y la imaginación para que se sientan capaces de crear, de desnudar su alma para sacar todo lo que tienen dentro».

«A mis alumnos no solo les enseño la técnica, sino que les transmito toda la energía para que se sientan capaces de crear»

Luz López, que fue socia de Arrabal y Compañía y directora de Menfis, se formó en las escuelas de Bellas Artes de Madrid y Tenerife –aún no existían las facultades tal y como las conocemos hoy día–. «Allí me aburría porque había demasiadas reglas y porque nos limitábamos a reproducir en carboncillo estatuas clásicas», asegura entre risas. «Donde realmente aprendí fue paseando y viendo lo que hacían otros», añade.

Picasso y el Prado

Nunca olvidará experiencias artísticas como aquella visita de hace diez años al Prado, «el mejor museo del mundo», para ver ‘El 2 de mayo de 1808 en Madrid’, de Goya, junto a ‘La matanza de Corea’, de Picasso. «Se me cayeron dos lagrimones por tanto sufrimiento», rememora. Luz jamás ha ocultado la mucha influencia que ha tenido sobre ella el genio malagueño. «De Picasso me atrae todo… su expresividad, su inmediatez, su magnífico dibujo».

Preparando la pintura.

JORGE PASTOR

Para Luz López, el buen pintor tiene que tener tres condiciones: ser creativo, valiente y diestro. Tres facultades que ella ha perseguido desde que empezó en este mundo con tan solo dieciocho años. Cinco décadas en las que, según estima ella misma, ha podido realizar más de 1.500 obras. «La evolución ha sido clara desde mis comienzos hasta ahora, pero no tengo ni idea de cuál puede ser mi estilo», afirma entre carcajadas. «Yo soy figurativa, pero siempre pinto en función de mis estados de ánimo, emoción y acción».

Preparación de pintura y útiles de la artista.

JORGE PASTOR

Ahora, mientras finiquita la tarea para Omnia, avanza también en la culminación de un libro que se titula ‘¿Qué flor eres?’ en el que da vida a flores inventadas.Y es que la producción de Luz va más allá del caballete. Ha escrito e ilustrado tres cuentos para niños que se pueden encontrar en todas las librerías de España y que se llaman ‘Amelia y los animales’, de la editorial Talón de Aquilles, ‘Flora’, de Momo, y ‘Dos niños y el mar’, de Gunis. «Tengo otros quince más, algunos para adultos, pendientes de que algún día se puedan publicar». Tiempo al tiempo.

El estudio de Luz López está en la Casa de las Rejas.

JORGE PASTOR

Cuando se hizo este reportaje, o sea ayer, Luz estaba faenando con un gran retrato familiar en el que salían un hombre, una mujer, un niño, tres gatos y un perro. «No te puedo dar más pistas, que es para un regalo sorpresa», dice divertida.

Luz, aquella niña que veía a Paquita, sigue creando en silencio en su estudio del Albaicín. Mientras, suena Gonashvili.

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