«¿Por qué lo maltratáis y por qué lo humilláis, no solo a él sino también su familia y toda una nación libre y orgullosa?». Aleksandar Vucic, presidente de Serbia desde el año 2017, defendía así a Novak Djokovic en enero de 2022, después de aquel episodio en el que Australia le negó la entrada al país para su Grand Slam por no haberse vacunado contra el covid. Fue quizá el punto cumbre de la utilización de Nole como ídolo y mártir nacional por parte del populismo nacionalista que gobierna Serbia desde hace 13 años. Hoy, tres años y medio después, solo quedan las cenizas de aquella alianza interesada.

Djokovic sigue siendo una estrella mundial, pese al progresivo ocaso de su carrera deportiva, quizá el mayor representante público de Serbia ante el mundo. Vucic sigue al frente de la presidencia de Serbia, refrendado para otros cinco años en las elecciones de 2022 con un apoyo del 60% de la población. Pero la alianza de intereses entre ambos ha quedado quebrada. Una ruptura que este lunes vivió su último capítulo hasta la fecha, con el anuncio de que el ATP 250 que organizaba la familia Djokovic en Belgrado se disputará desde este año en Atenas.

Los motivos del traslado a Atenas

«A pesar del gran compromiso y los esfuerzos realizados, no se pudieron garantizar las condiciones necesarias para llevar a cabo el torneo en la fecha y formato previstos», es la única explicación ofrecida por Serbia Open, la sociedad de los Djokovic, sobre el cambio de escenario a Grecia, un país que llevaba muchos años fuera del circuito del tenis profesional.

A pesar del gran compromiso y los esfuerzos realizados, no se pudieron garantizar las condiciones necesarias para llevar a cabo el torneo en la fecha y formato previstos

Empezando por el final, la elección de Atenas no es casual. Djokovic y su familia, tras residir en Mónaco y Marbella, han decidido trasladar su residencia futura a Grecia. Para ello, según explican medios de ese país, ha negociado personalmente con el gobierno griego la obtención de una Golden Visa. Y no atrevido colegir que el traslado de su torneo ha estado presentes en las conversaciones, selladas el 13 de junio con una cena con el primer ministro, Kyriakos Mitsotakis.

La mujer de Djokovic, Jelena, junto a sus dos hijos durante un partido.

La mujer de Djokovic, Jelena, junto a sus dos hijos durante un partido. / LUKAS COCH / EFE

Al Gobierno de Serbia, claro, no le ha gustado la decisión de Nole. El mensaje que queda es que el mejor deportista de la historia del país no quiere vivir en él. Pero, como ha sucedido con el traslado del torneo de Belgrado a Atenas, el gobierno de Vucic, ha pasado de puntillas por estas cuestiones. Porque una cosa es perder el fervor de Djokovic y otra muy distinta (y muy atrevida) es posicionarse en contra de un ídolo del pueblo. Entre otras cosas, porque eso ya lo hicieron hace unos meses, en el germen de todo esta polémica, y la cosa no salió bien.

Las razones de la ruptura Djokovic-Vucic

Hay que remontarse a noviembre de 2024 para entender el porqué de la fractura entre el tenista y el gobierno de Vucic. Entonces se desató un Serbia un movimiento, que aún continúa, de protestas ciudadanas contra la presunta corrupción gubernamental. La muerte de 15 personas por la rotura de una marquesina en una estación de tren de Novi Sad fue la chispa que provocó el estallido social, liderado por estudiantes universitarios.

Protestas en Serbia contra el gobierno de Vucic.

Protestas en Serbia contra el gobierno de Vucic. / Darko Vojinovic / AP

Djokovic respondió al comienzo con un mensaje de pésame a los fallecidos. Un mes y medio después, sin embargo, respaldó públicamente a los manifestantes, desmarcándose de un gobierno al que había sido cercano hasta hacía no tanto: «Como alguien que cree profundamente en la fuerza de los jóvenes y su deseo de un futuro mejor, considero que es importante que su voz se escuche. Serbia tiene un enorme potencial, y la juventud educada es su mayor fortaleza».

En marzo fue incluso más allá, celebrando con las palabras «histórico» y «grandioso» una de las manifestaciones más multitudinarias hasta entonces. Exministros del gobierno de Vucic le atacaron por ello, apelando a sus orígenes familiares kosovares y a su residencia en Mónaco. «Se pone del lado de quienes cometen violencia en este país y apoya a quienes desean un Kosovo independiente», censuró Zorana Mihajlovic, ministra durante una década, entre 2012 y 2022.

El mensaje del presidente Vucic

Vucic, sin embargo, no se ha atrevido a criticarle públicamente. «Hablé con Novak la noche anterior a que apoyara a los manifestantes. No entraré en detalles, me llamó. No hice ningún comentario después de eso y no lo haré. Ha hecho tanto por Serbia que jamás diré una mala palabra de él. Puede hablar mal de mí cuanto quiera y apoyar a mis oponentes políticos, pero que yo diga algo malo de él es una tontería«.

El presidente de Serbia, Aleksandar Vucic.

El presidente de Serbia, Aleksandar Vucic. / Darko Vojinovic / AP

La prensa más afín a Vucic, en un país con un panorama mediático muy polarizado, sí lo hace, tachándole de «traidor» y de «apoyar a fanáticos que quieren destrozar Serbia». Mientras tanto, las denuncias de represión en el país crecen. «Para quienes apoyan las protestas estudiantiles no hay dinero. El gobierno envió un mensaje claro a los artistas y trabajadores de la cultura: los castiga. Esa política nace de una lógica de venganza», declaró a Efe hace unos días Tanja Mandic Rigonat, directora de teatro en Belgrado. Y Djokovic, otrora mártir del nacionalismo serbio, ha elegido su lugar en el conflicto.

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