A ti no te gusta el cine, deja de presumir. Quienes abrazan una pasión cinematográfica, que no ejercen por estar concentrados en labores apasionantes, causan más daño que quienes se limitan a desentenderse del hoy séptico arte. Sin embargo, en las catacumbas de las salas sobreviven los mejores títulos de 2025:
September 5. Es la versión modesta de Spotlight. Una lección de montaje vertiginoso de televisión dentro del cine, sobre los atentados del terrorismo palestino, con perdón, en Múnich’72.
Destino final, lazos de sangre. El terror es el único género cinematográfico superviviente, y esta franquicia contiene los veinte mejores minutos iniciales de la historia del cine, supera el Vértigo de Hitchcock.
Drop/La cita. Hablando de Sir Alfred, hubiera firmado con gusto esta variante magistral del cine con teléfono móvil, otro subgénero floreciente. Tus ojos no se despegarán de la pantalla.
Los indeseados. Es la antítesis de la anterior, un somnoliento thriller marinado por la atmósfera nebulosa de David Lynch. La única película islandesa de una lista sin ninguna aportación española.
Maria Callas. Acudes con resignación a otro miopic, y te sorprende la sobria Angelina Jolie en su mejor trabajo, interpretando a una Maria Callas que se hubiera afeitado la nariz.
Black Bag. Una obra maestra infravalorada, que arranca precisamente de la tesis de Brad Pitt y la Jolie en Mr. y Mrs. Smith. Sensacionales Michael Fassbender y Cate Blanchett, como matrimonio de espías enrevesados.
Las chicas del balcón. Un Almodóvar renacido rodaría una película así. No solo cumple con la inclusión obligatoria de una mención francesa, también es la comedia negra más salvaje del año.
Blue Moon. Una joya, concebida como si los diálogos todavía le importaran a alguien. Ethan Hawke cubre el rango completo de reacciones que provoca un borracho ilustrado un Jeffrey Bernard avant la lettre. Seguro que Margaret Qualley está impecable, para quienes puedan despistarse de su mirada.
Babygirl. Es la versión digital de Nueve semanas y media, con Nicole Kidman dejando sin habla a los críticos de la izquierda puritana. Ensambla con Caza de brujas, donde Julia Roberts acomete la misma función disolvente y autopunitiva. Liberadas y sobre todo liberadoras a sus 58 años.
Por primera vez, las peores películas del año superan en aprecio crítico y sobre todo en taquilla a las producciones excelsas. No se trata de elegir títulos tan repelentes que te obligan a abandonar la sala aunque estés viajando en avión, sino de llevar la contraria a los fanáticos de las evidencias. Por ejemplo en Sirat, que será una pésima película con Oscar incorporado.
Jurassic World es la más detestable de la saga, frente a la brillantez como superproducción de F1. En Sinners solo encontrarás otra de zombis, frente a la genialidad de Weapons. La pretenciosidad bombardera de Eddington, el dolor insufrible de A real pain. Los pedagógicos nos obligaron al tostón brasileño Aun estoy aquí, pero quienes no lo han visto te llamarán facha si lo denuncias. La mareante The brutalist, el inaguantable Robert Pattinson por partida doble en Mickey 17. Lástima que no supieron acabar Heretic, con su rehabilitado Hugh Grant. En cuanto a Nosferatu, qué bonita fotografía tienes, debajo de esas dos cejas.
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