Hace ahora año y medio abrió sus puertas en Santander un nuevo espacio para el arte, la sala Balta Gallery, un proyecto de la empresaria … Jurate Sodeikiene que se ubica en la intersección de las calles Lope de Vega y Valliciergo. El espacio dio sus primeros pasos con una exposición individual de José Manuel Ciria, uno de los pintores europeos más reconocidos. No obstante, la galería se ha significado en este periodo por proponer mestizajes, diálogos, confrontaciones y cruces de artistas y lenguajes. Este es el espíritu que prima en la colectiva con la que Balta despide el año y abraza 2026.

Una exposición que apuesta por la diversidad pero que reúne a creadores significativos del panorama cántabro contemporáneo. Desde el pasado día 12 y hasta el 31 de enero exhibe la propuesta bautizada como ‘XMAS 2’ plasmada en una elección de artistas con trayectorias sólidas y proyección nacional. Los artistas participantes son: Beatriz Elorza, Eloy Velázquez, José Antonio Quintana, Manolo Oyonarte, Mónica Dixon, Nieves Moriano, Joaquín Martínez Cano y Roberto Orallo. Ocho artistas cántabros o ligados a la comunidad cuya obra muestra la vitalidad y diversidad de la práctica artística actual. La muestra coge desde la abstracción más libre hasta la figuración renovada, pasando por paisajes, escenas íntimas y exploraciones materiales. La colectiva nace así con la voluntad de «mostrar un mapa amplio del arte contemporáneo local, integrando tanto a artistas con larga trayectoria como a creadores cuya obra ha evolucionado en diálogo con nuevas formas de entender la pintura». Con una trayectoria consolidada y presencia en colecciones públicas y privadas, Joaquín Martínez Cano explora en sus pinturas un territorio que oscila entre la claridad y la penumbra. Su trabajo ha estado siempre marcado por una profunda relación con la tradición del paisaje del norte.

Los espacios arquitectónicos de Mónica Dixon remiten a un realismo íntimo, cercano a Hopper, pero sin ninguna presencia humana. Sus cuadros parecen situarse en el instante exacto en el que algo podría suceder. La luz entra desde ángulos precisos, modificando la composición de la imagen que presenta. Su obra forma parte de distintas colecciones y ha sido expuesta ampliamente en España y Estados Unidos.

Con formación en arquitectura y artes en Nueva York, Beatriz Elorza desarrolla una pintura vibrante y orgánica donde las formas parecen brotar y desplazarse sobre el lienzo. Sus composiciones, construidas a partir de gamas luminosas y pinceladas fluidas, evocan movimientos vegetales sin necesidad de representarlos detalladamente. Su obra cuenta con presencia internacional y ha formado parte de colecciones internacionales.

El escultor y grabador cántabro Eloy Velázquez presenta en esta exposición una selección de piezas realizadas en madera recuperada: vigas, troncos y fragmentos encontrados que contienen, para él, una historia previa. A partir de esos materiales, el artista revela figuras que parecen surgir de la propia veta, como si siempre hubieran estado esperando a ser descubiertas. Su obra está marcada por una profunda atención a la dimensión humana.

Roberto Orallo, la geometría emocional, figura clave desde los años setenta, explora la condición humana a través de composiciones que combinan rigor estructural, tensiones internas y una paleta capaz de transmitir introspección. Orallo ha desarrollado un lenguaje completamente personal, fruto de décadas de investigación pictórica, que lo ha llevado a exponer en instituciones y ferias nacionales.

Los paisajes abstractos de Nieves Moriano funcionan como espacios emocionales donde la luz y las veladuras construyen territorios que parecen suspendidos entre el sueño y la memoria. Su obra, delicada y atmosférica, invita a la introspección y a la calma.

Manolo Oyonarte, protagonista también en la feria Artesantander y en Espiral, despliega una pintura intensa, marcada por el dripping, los rasgados y una presencia contundente del negro. Su trabajo se sitúa en la tradición de la abstracción gestual, aunque lo lleva a un territorio propio donde el conflicto entre control e impulso es parte esencial del proceso.

José Antonio Quintana, entre materia, pigmentos y memoria, presenta obras que surgen de una investigación material que combina pigmentos, tierras, metales, papel o arena para crear composiciones que funcionan como detonantes visuales. Su pintura avanza desde lo figurativo hacia una depuración cada vez más abstracta, pero siempre sostenida por una fuerte presencia de la materia.