Las mujeres tienden a desarrollar enfermedad arterial coronaria más tardíamente y con síntomas diferentes a los de los hombres, lo que a menudo lleva a un diagnóstico retrasado. Las mujeres también tienen arterias coronarias más pequeñas y vasorreactivas, y mayor incidencia de enfermedad microvascular coronaria en comparación con los hombres. …


Las mujeres tienden a desarrollar enfermedad arterial coronaria más tardíamente y con síntomas diferentes a los de los hombres, lo que a menudo lleva a un diagnóstico retrasado. Las mujeres también tienen arterias coronarias más pequeñas y vasorreactivas, y mayor incidencia de enfermedad microvascular coronaria en comparación con los hombres. La enfermedad coronaria grave causa estrechamiento u obstrucción de las arterias. Históricamente, las mujeres solo han representado entre el 20 % y el 25 % de los grandes ensayos clínicos prospectivos que comparan la cirugía de bypass y la implantación de stents, lo que dificulta extraer conclusiones sobre sus resultados.

En realidad, las pacientes afectadas podrían obtener mayores beneficios a largo plazo de un injerto de derivación de la arteria coronaria en comparación con la intervención coronaria percutánea, también conocida como colocación de stents. Su colocación es un procedimiento mínimamente invasivo que utiliza un catéter para introducir el stent tubular a través de un vaso sanguíneo en la muñeca o la ingle hasta el corazón para abrir una arteria total o parcialmente bloqueada.

Sobre esta temática, se ha llevado a cabo un estudio en la Facultad de Medicina de la Universidad Weill Cornell de Nueva York (EEUU), el cual aporta evidencia para orientar las decisiones de las mujeres con cardiopatías.

El equipo del Dr. Mario Gaudino, profesor de la Cátedra Stephen y Suzanne Weiss de Cirugía Cardiotorácica II en Weill Cornell Medicine, colaboró con investigadores de la Universidad de Toronto para analizar los resultados de todas las mujeres de Ontario, Canadá, menores de 80 años que presentaban obstrucciones arteriales extensas de alto riesgo y se sometieron a la implantación de un stent o a una cirugía de bypass entre 2012 y 2021. Un subgrupo de 4.066 mujeres se emparejó según sus características para simular un ensayo clínico aleatorizado. El conjunto de datos incluyó, en promedio, cinco años de seguimiento por mujer. Ello permitió, asimismo, observar a un gran número de mujeres con enfermedad coronaria grave en un entorno real y hacer un seguimiento de sus resultados a largo plazo.


Aproximadamente, el 36 % de las mujeres que se sometieron a la implantación de un stent sufrieron un evento cardiovascular importante: un infarto de miocardio, un accidente cerebrovascular, la necesidad de una nueva revascularización coronaria o reingresaron en el hospital por una afección cardíaca o un accidente cerebrovascular. En comparación, solo el 22 % de las mujeres que se sometieron a una cirugía de bypass sufrieron dicho evento.

Asimismo, las mujeres que se sometieron a la implantación de un stent también presentaron un riesgo aproximadamente un 30% mayor de morir por cualquier causa durante todo el período de seguimiento que las mujeres que se sometieron a un bypass. Sin embargo, durante los primeros seis meses posteriores a los procedimientos, el riesgo de muerte fue similar entre ambos grupos.

«A largo plazo, la cirugía de bypass parece ser más protectora que la colocación de stents. Sin embargo, se percibe una desventaja y es que las mujeres tienen aproximadamente la mitad de probabilidades de someterse a una cirugía de bypass que los hombres», advirtió, por su parte, el Dr. Kevin An, autor principal e investigador clínico en trasplante cardiotorácico y asistencia circulatoria mecánica en el Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia/NewYork-Presbyterian.

«Si bien nuestro estudio sugiere que la cirugía de bypass puede ofrecer mayor protección a largo plazo que los stents, las consideraciones anatómicas, el riesgo quirúrgico individual y las preferencias del paciente siguen siendo cruciales», concluyó el Dr. An.