La familia real británica ha vuelto a protagonizar este 25 de diciembre una de las citas más tradicionales y mediáticas de su calendario: el servicio religioso de Navidad en la iglesia de Santa María Magdalena, situada en la finca de Sandringham, en el condado de Norfolk. Se trata de una costumbre profundamente arraigada en la monarquía británica, que se mantiene desde finales del siglo XIX y que cada año ofrece una imagen muy observada de la cohesión familiar de los Windsor. Este año la noticia ha estado en la presencia de las princesas Beatrice y Eugenia de York junto al resto de la familia real, tras el degradamiento de Andrés Mountbatten-Windsor.
Sandringham House es desde la época del rey Eduardo VII el lugar elegido por la familia real para celebrar la Navidad en privado, lejos de Londres. A diferencia de otras residencias oficiales, la finca pertenece al monarca a título personal, lo que refuerza su carácter íntimo y familiar. Allí, los Windsor se reúnen durante varios días y siguen un programa navideño marcado por una estricta organización, en la que la puntualidad es una norma no escrita: según ha trascendido en distintas ocasiones, el actual rey Carlos III mantiene un horario muy preciso durante estas jornadas, una costumbre heredada de su madre, Isabel II.
La princesa Eugenia con su marido. (Gtres)
La atención mediática se ha centrado especialmente en la presencia de Beatrice y Eugenia de York (con abrigo de marca española) y en la ausencia de sus padres, Andrés Mountbatten-Windsor y Sarah Ferguson, un detalle que no ha pasado desapercibido en una cita que tradicionalmente funciona como termómetro del estado de la familia real. Durante el recorrido a pie hasta la iglesia, los reyes Carlos y Camila (vestida de un intenso color rojo) ha intercambiado saludos con el público congregado a las puertas de Sandringham, en una escena que cada año se analiza con lupa y que vuelve a ofrecer claves sobre el clima interno de la monarquía británica en un momento especialmente significativo del año.
Como es habitual, buena parte de las miradas se han dirigido a Kate Middleton, cuya presencia en la misa de Navidad de Sandringham vuelve a ser uno de los momentos más esperados por el público y los medios. La princesa de Gales, con un look marrón chocolate, ha recorrido el camino hasta la iglesia con gesto relajado y de la mano de sus hijos, intercambiando saludos y sonrisas con las personas congregadas a las puertas del templo, en una imagen que refuerza su papel central dentro de la familia real británica. Su actitud cercana durante el tradicional walkabout navideño se ha convertido con los años en uno de los elementos más comentados de esta cita, que cada diciembre la sitúa como una de las figuras clave de la jornada.
NEW: Princesses Beatrice and Eugenie have joined the Royal Family at Sandringham this year.
Here they all are walking to church, festive red is certainly a theme this year! 🎄🎅🏼 pic.twitter.com/lBzJxJzuBS
— Emily Ferguson (@emilyinpalace) December 25, 2025
La jornada del 25 de diciembre comienza con esta tradicional caminata desde Sandringham House hasta la iglesia, un recorrido breve que los miembros de la familia real realizan a pie y durante el cual saludan a los ciudadanos que se congregan desde primera hora de la mañana. Este momento, conocido como el walkabout navideño, se ha convertido en una de las pocas ocasiones del año en las que los Windsor interactúan de forma distendida con el público, intercambiando saludos, flores y breves palabras.
La princesa de Gales, junto a su hija Charlotte. (Reuters)
El servicio religioso, de carácter anglicano, incluye himnos y lecturas propias de la festividad de Navidad y se celebra en la iglesia de Santa María Magdalena, un pequeño templo del siglo XVI estrechamente vinculado a la historia de la familia real. A lo largo de los años, la asistencia (o ausencia) de determinados miembros ha sido interpretada como un termómetro del momento personal o familiar que atraviesa la Casa Real, lo que explica la enorme atención mediática que despierta cada edición.
Tras la misa, la familia real regresa a Sandringham para continuar con sus celebraciones privadas. Entre las tradiciones más conocidas figura la apertura de los regalos en la tarde de Nochebuena, una costumbre de origen alemán introducida en la corte británica en tiempos de la reina Victoria y el príncipe Alberto. El día de Navidad culmina con el mensaje televisado del soberano, que se graba previamente y se emite por la tarde, convirtiéndose en uno de los actos institucionales más relevantes de estas fechas.
La familia real británica ha vuelto a protagonizar este 25 de diciembre una de las citas más tradicionales y mediáticas de su calendario: el servicio religioso de Navidad en la iglesia de Santa María Magdalena, situada en la finca de Sandringham, en el condado de Norfolk. Se trata de una costumbre profundamente arraigada en la monarquía británica, que se mantiene desde finales del siglo XIX y que cada año ofrece una imagen muy observada de la cohesión familiar de los Windsor. Este año la noticia ha estado en la presencia de las princesas Beatrice y Eugenia de York junto al resto de la familia real, tras el degradamiento de Andrés Mountbatten-Windsor.