Restaurar un pequeño departamento minimalista nunca fue tan fácil o al menos así lo demuestra este proyecto. En un espacio donde mandan las líneas puras, las formas esenciales y una paleta de muros en tonos crudos, un amarillo vibrante irrumpe como el acento perfecto, elevando el conjunto y situándose como la máxima expresión de estilo.

El minimalismo es dominado por el color

Se trata de un pequeño departamento situado entre las calles Daguerre y Froidevaux de Francia, en esta zona residencial y familiar del distrito XIV. “Los propietarios tienen una casa en el corazón de la manzana, tienen cinco hijos que acaban de mudarse y se sentían un poco solos. Compraron este espacio para rentarlo a investigadores y expatriados que buscan una estancia durante seis meses para trabajar en París, que tienen un buen gusto y quieren un lugar cómodo donde alojarse. No es un lugar para rentarse únicamente en fin de semana”, aclara el arquitecto de interiores Léo Schlumberger, a quien esta pareja culta confió la reestructuración del espacio.

El departamento minimalista pequeño estaba originalmente conformado por un estacionamiento en la parte frontal y una antigua portería en el patio trasero, ambos reconvertidos en oficinas mediante tabiques y falsos techos; una estructura simple que, según el arquitecto, no presentaba mayor dificultad para intervenir.

El uso de la luz natural como recurso

En estos 36 metros cuadrados ubicados en la planta baja, Léo Schlumberger se propuso crear un contenedor claro y luminoso, un espacio cómodo y funcional. Su objetivo principal era sacar el máximo partido de la luz natural que llega desde la calle e ilumina la sala y los pequeños cuartos minimalistas a través de una gran vidriera diseñada por la artista Marion de Rouvray. Este último fue concebido con bloques de vidrio para dividir de manera transparente las áreas de estar y de descanso.

recmara beige con madera cuadro amarillo

La cabecera de madera incorpora nichos a ambos lados de la cama. Encima hay una obra de la serie Drawing de Ronan Bouroullec.

BCDF StudioEl minimalismo en su máxima expresión

Tras liberar por completo el espacio para transformarlo en un pequeño departamento de estética minimalista, el interiorista decidió derribar el muro central que dividía el volumen original. Conservó únicamente los postes de carga, lo que permitió generar una estructura en forma de C invertida que eliminaba de un vistazo la sensación de estar dentro de una caja rígida y rectangular. Además, recurrió a la técnica de doblar y recalibrar las vigas para que las paredes quedaran perfectamente alineadas, un gesto que no solo afinó la geometría del conjunto, sino que también facilitó la instalación precisa de los paneles de vidrio. Gracias a esta intervención minuciosa, el espacio adquirió una continuidad visual mucho más fluida, preparando el escenario para la entrada de luz natural y para una distribución interior más elegante y cohesionada.

“Trabajé con lo que había… y me gusta cuando hay limitaciones. No siempre se consiguen volúmenes de 5 metros de altura con vistas espectaculares. En este caso, se trata de un proyecto más concreto, con la necesidad de luz y el reto de la privacidad debido a la fachada a la calle”, detalla Schlumberger.