Viernes, 26 de diciembre 2025, 15:08
| Actualizado 15:25h.
Un apasionado encuentro bidireccional. El entrenamiento de este viernes del Baskonia a puertas abiertas ha permitido que la afición azulgrana esté cerca de sus ídolos, pero también que la plantilla comandada por Paolo Galbiati conozca a su inmensa familia. Un universo que tiene el epicentro en Vitoria, pero que se extiende sus raíces hasta Medina de Pomar, Haro, Mondragón… «Da igual la distancia, nunca fallamos».
Después de apurar el café, Julen González y Sonia Herrero han cogido el coche para emprender su ya tradicional ruta de Medina de Pomar a Vitoria. «Hace años vivía en Vitoria y venía a ver al Baskonia. Esa tradición no se ha perdido. Siempre que hay partido, ya sea de liga o Euroliga, siempre venimos. No importa el rival. Incluso si juegan fuera y nos pilla cerca también solemos ir», han comentado, con el ‘kit azulgrana’ en orden y una camiseta esperando nuevas firmas. «Tenemos de varios jugadores ya, a ver si podemos llenar los huecos que quedan».
El madrugón ha sido real, porque han cogido sitio en primera fila. «Desde cerca se ve muchísimo mejor, porque nuestra localidad está allí arriba», han explicado, señalando el último anillo del templo baskonista. «Desde aquí te puedes fijar en todos los detalles». Una cercanía que también ha asombrado a Gonzalo Rojas, que ha ido al entrenamiento con su hija Olatz, de 10 años. «Es un bonito detalle para que los niños vean a sus ídolos. Vamos a ver si podemos conseguir también alguna foto, nos gustaría con Cabarrot», ha señalado este padre, que también ha devorado kilómetros de carretera para estar junto al equipo.
«Venimos de Haro, somos socios desde hace años. Yo jugaba al baloncesto y la historia del Baskonia siempore me despertó el guisanillo e hice afición», ha confesado, a la vez que ha analizado la situación del equipo. «Ahora parece que hay buen racha fuera de casa, se compitió contra el Barcelona y se ganó al Unicaja. Van a pillar una buena racha». Por lo pronto, la misión más inmediata es ganar al Burgos para mantener vivo el sueño copero.
Por empuje no será. Los pequeños Andoni y Eñaut, de 7 años, volverán a ocupar sus localidades para alentar al equipo en el último partido del año. Derrocharán esa energía que han recargado durante la sesión de este viernes. «Hemos podido estar cerca de los jugadores, ¡qué guay!», apuntaban estos dos amigos, con un balón de baloncesto que les ha dejado Olentzero dispuesto para llenarse de autógrafos. Sus padres, Ricardo Martínez y Emilio González cargaban con el resto de elementos que buscaban guardar un bonito recuerdo de este día. «Traemos también unas banderas. Desde que se han despertado estaban ansiosos por este momento».
Reporta un error
