Viernes, 25 de julio 2025, 19:33
| Actualizado 20:57h.
Si la vida del delantero es el gol, la suya está en plenitud. Y parece lejos de apagarse en un futuro próximo, ahora en el Atlético de Madrid. Mariano Villafáfila Heras (Valladolid, 2006) se despidió del equipo al que ha dedicado su sacrificio en los últimos nueve años, el Real Valladolid, para emprender su primera aventura lejos de casa con tan solo 19 años. Una decisión difícil, pero que considera necesaria tras concluir su etapa formativa.
Terminó la temporada como máximo goleador del Juvenil A blanquivioleta, pese a que no pudo disputar todos los partidos que hubiera deseado. Por decisión del club que, cuando se percató de que no iba a continuar, lo pasó a un segundo plano. 15 goles en 21 apariciones lo convirtieron, un año más, en el faro de ataque, que bien podría haber nutrido al filial pucelano. Sin embargo, no hubo acuerdo, y ahora buscará serlo en el segundo filial rojiblanco, el Atlético C.
–Son sus primeros días sin ser jugador del Real Valladolid, el club de su vida, ¿se le hace raro?
–Es una sensación diferente. Creo que es momento de afrontar retos nuevos y tengo muchas ganas de ello. Eso no me va a hacer olvidar nueve años preciosos allí, en el que ha sido el equipo de mi ciudad y donde he dado todo.
–Las cifras hablan por sí solas, año tras año. Este último con 15 goles en la máxima categoría juvenil y debut en el filial, ¿imaginaba un escenario así cuando empezó a jugar en Los Anexos?
–Yo cuando aterricé sabía que cada año iba a ser más difícil. Mi único sueño era llegar lo más alto que pudiera y siempre me he esforzado al máximo, pese a tener momentos malos, que también los hubo.
–¿Cómo se toma una decisión tan importante como esta? Más allá de irse a un grande como el Atlético, hablamos de irse del equipo de su vida.
–No es fácil. Para nada. Esto no es una decisión que se toma de repente, es muy meditada. Yo he estado muy a gusto todos los años aquí, pero uno tiene que decidir en función de la situación que hay en este momento.
–Pero el club le dio la oportunidad de renovar, como a muchos otros que decidieron aceptar. No hubo acuerdo en su caso.
–No de la manera en que deseábamos. Cuando sientes que el club propone algo, pero es algo lineal, no es algo que va más allá… echamos de menos que se sentara a hablar las cosas de manera profunda. No fue así, se ha dado otra situación en la que sientes que otro equipo puede apostar algo más por ti, como ha sido el caso del Atlético.
–Deja aquí se llevará muchas personas, muchos amigos, nunca se sabe si el destino deparará un reencuentro, pero… si tuviera que destacar un mentor que le haya impulsado, ¿quién sería?
–Hay muchos, pero me quedaría con Torchu. Fue mi entrenador antes de la pandemia, he tenido la suerte de coincidir siempre con él y siempre me ha dado ese voto de confianza.
–¿Y un recuerdo por encima del resto?
–Puf… es realmente difícil. Los torneos de pequeño son una etapa muy especial, sobre todo por los compañeros porque es cuando empiezas a hacer lazos con ellos. Y, lo más cercano y lo más intenso, la experiencia de meternos esta temporada en Copa del Rey.
–La Copa del Rey se vivió con mucha intensidad en el vestuario, al menos eso se percibió desde fuera.
–Éramos un grupo increíble, un vestuario inmejorable. Esa fue la clave para competir desde el principio. Teníamos un equipo completo en todas las partes del campo y eso se transmitía tanto dentro como fuera del campo. Personalmente jugar esas dos eliminatorias fue una experiencia inolvidable.
–El juvenil A ha sido quizás la única alegría del Real Valladolid el pasado curso, un club que ahora cambia de propiedad pero que insiste, o eso dice, en potenciar la cantera. En los últimos años han aumentado esas oportunidades, ¿se nota eso en el vestuario?
–Es ilusionante entrenar y saber que en cualquier momento puedes recibir una llamada del Promesas, para jugar ese mismo fin de semana. No somos conscientes de si hace unos años eso era igual o no, pero nos sentimos afortunados de ello.
–En su caso no ha habido acuerdo, pero se ha renovado a muchos jugadores de su promoción. ¿Qué mensaje les manda?
–Paciencia y esfuerzo. Creo que deben seguir esforzándose tal y como lo llevan haciendo los últimos años. Son grandes futbolistas, pero sobre todo grandes personas. Estoy agradecido a ellos. Van a llegar muy lejos.
–Ahora, a Madrid. Un cambio de vida importante para tener solo 19 años, ¿no da miedo el salto?
–Miedo no. Más bien es ilusión de afrontar nuevos retos.
–¿Cómo llega un equipo como el Atlético a interesarse por un jugador como usted?
–Jugar en la máxima categoría de juvenil es clave. Vienen a verte y se interesan. He tenido las circunstancias de marcar goles, me han ido bien las cosas y eso ha ayudado a que se fijaran.
–Para el que no lo conozca, usted recala en el Atlético C, el tercer equipo. ¿Cómo es este proyecto, que se estrena esta temporada?
–Es ambicioso. El Atlético ha comprado la plaza en 3ª RFEF para tener ese tercer equipo y la idea clara es ascender. No deja de ser un filial y aunque sea el tercer equipo ya otros grandes lo tienen y se sacan jugadores de esos proyectos. La meta de este curso es ascender y llegar hasta donde se pueda.
–Y supongo que, en lo personal, su objetivo es llegar al primer equipo.
–Eso está claro. Ese es el sueño de cualquiera que está aquí.
–¿Queda por ver al mejor Mariano?
–Espero que sí. Malo sería que no. Creo que tanto físicamente como mentalmente puedo seguir mejorando.
Lo hará lejos de aquí, al menos las próximas temporadas, después de haberse adueñado de la portería, la rival, de Los Anexos. Delantero de carácter, de ideas fijas… y ambicioso. Eso le ha llevado a emprender un reto mayúsculo ganado a pulso no solo por sus cifras, sino porque en su diccionario el esfuerzo no se negocia.
Comenta
Reporta un error