«Es un palo brutal, porque tenía más género del habitual debido a la campaña de Navidad y ahora no sé cuando podré volver a abrir, porque no tengo mercancía ni medidas de seguridad». Así explica el propietario de la joyería de Sagunt desvalijada sobre las 6.15 horas del 25 de diciembre, el día de Navidad, las consecuencias de un nuevo robo con el método del alunizaje, en el que «se llevaron todo, especialmente el oro«, en apenas tres minutos. Se trata, con toda probabilidad, de la reaparición de la ‘banda del extintor’, un grupo de aluniceros integrado por delincuentes de València y de l’Horta Sud que lleva a en su ‘haber’ cerca de una veintena de robos por este método, que consiste en usar vehículos robados para estamparlos contra la entrada de establecimiento y acceder así a los artículos del interior, que suelen llevarse en asaltos relámpago.

Pese a la rápida respuesta de la Policía Local de Sagunt, la banda de aluniceros dio muestras de su «profesionalidad», en palabras del joyero, ya que, como es habitual en todos sus golpes, utilizó varios vehículos robados esa misma noche en municipios de l’Horta para «reventar» primero la entrada del hipermercado de Carrefour y posteriormente el establecimiento. «Yo llegué 10 minutos después y la escena era dantesca», añade el joyero. En esta ocasión, las cosas iban a ser diferentes. Nada de todoterrenos ni vehículos de gran cilindrada.

Establecimiento tras el paso de los ladrones.

Establecimiento tras el paso de los ladrones. / Levante-EMV

Y es que los coches utilizados para estrellarlos contra las persianas metálicas y las lunas han sido dos Fiat 500, elegidos precisamente por sus pequeñas dimensiones, ya que son los únicos que caben entre los bolardos que protegen la entrada de este tipo de asaltos. Cuando llegó el joyero, ambos vehículos seguían empotrados en las dos persianas y con los motores aún en marcha. Y así siguieron durante más de una hora hasta que se personó la Policía Científica en busca de vestigios de los ladrones, que nunca suelen dejar porque siempre llevan bragas y capuchas y guante doble. Todo con tal de no dejar ni huellas ni trazas de ADN.

El oro, el objetivo más codiciado

El modus operandi da muestras de que «sabían lo que hacían y a por lo que venían, afirma el joyero. La Policía Nacional, cuyo grupo de Robos de la Brigada de Policía Judicial de València tiene abierta una investigación sobre estos ladrones desde hace casi un año, sospecha que se trata, de nuevo, de la banda del extintor, sobrenombre que le viene de usar el polvo de esos productos antiincendios para rociar los coches cuando los abandonan -borran así los escasos vestigios que hayan podido dejar y que servirían para identificarlos- e incluso para generar una nube entre ellos y los coches policiales durante las persecuciones que se suelen dar después de muchos de los asaltos.

La sospecha se fundamenta en que ese modus operandi vuelve a ser un calco de todos los robos anteriores. Así, las cámaras de seguridad de la galería comercial han permitido ver que el golpe a la joyería lo han cometido cinco hombres, todos ellos delgados, vestidos de negro y con capuchas y bragas para ocultar sus rostros y evitar su reconocimiento facial. Gracias a esas grabaciones también se sabe que, además de los dos Fiat 500, llevaban un tercer vehículo sustraído, uno de sus preferidos, un Audi Q7 blanco. Este último lo dejaron en el exterior, con uno de los ladrones al volante, mientras los otros cuatro entraban con el Fiat 500 rojo hasta la joyería, reventaban la entrada y vaciaban los estantes. ¿El objetivo? El oro, principalmente, justo el metal que mejor salida tiene, ya que, una vez fundido, pierde toda trazabilidad y se convierte en pequeños lingotes anónimos.

Visitas previas

Seguro que habían estado varias veces por aquí para estudiar el terreno», apunta el joyero. Tiene razón: esa suele ser la táctica, hacerse pasar por clientes en los días y semanas previos para controlar dónde está el botín más valioso, lo que reduce tiempos durante el asalto y aumenta la eficacia y rentabilidad del botín.

Además de la persiana, el paso de los ladrones dejó vitrinas y cristaleras rotas, así como gran cantidad de género robado, cuyo valor «no puedo calcular todavía, porque tengo que hacer inventario, pero se llevaron mucho», lamenta el propietario del negocio.

«Fue superrápido», describen fuentes policiales, porque la respuesta fue «casi inmediata desde que se recibió el aviso«. Cabe señalar que la central de la Policía Local de Sagunt se encuentra a solo unos centenares de metros del establecimiento comercial.

Sin ser capaz de plantearse un plazo para la reapertura de la joyería, su dueño señala que, «por mí, abriría mañana, aunque fuera solo para poner a la venta un despertador«. Sin embargo, admite que «la campaña de Navidad se ha ido al traste» y todavía queda mucho trabajo previo para recuperar cierta normalidad en su actividad comercial. Para hacer más llevadera esta situación, «tengo varios amigos, que han venido a echarme una mano, y estoy recibiendo bastante apoyo».