Pocas veces tenemos ocasión de hablar de secuelas de grandes epopeyas históricas basadas en novelas superventas que vuelan por libre, sin adaptar la letra impresa ya. Es el caso de El médico II, que continúa la historia del personaje principal de El médico, que en 2013 amasó una fortuna superando el millón de espectadores en España y recaudando más de 50 millones de euros a nivel mundial. Todo un fenómeno internacional que regresa doce años después contando de nuevo con Philipp Stölzl como director y coguionista, al que acompañan en la tarea de escritura Jan Berger y Caroline Bruckner.
Los temas a tratar en esta continuación de las aventuras de Rob Cole son distintos: si la primera entrega se centraba en la sanación del cuerpo, ahora hay un especial interés por la restauración del alma en personas enfermas, una incipiente preocupación por la salud mental y los tratamientos relacionados con el espíritu. De este modo, hay cierta exploración de los límites de la medicina convencional que van más allá de los conocimientos que adquirió nuestro protagonista en su periplo en Persia.
Lo que se mantiene, no obstante, es una idea seminal: el conocimiento es poder y el poder puede manejarse de formas muy diversas en función de los intereses. Aquí las intrigas de la corte marcarán el devenir de los acontecimientos.
¿De vuelta a casa?
Custodiando el preciado conocimiento adquirido en su viaje, Rob Cole y su esposa embarazada se embarcan, junto a un grupo de leales estudiantes de medicina rumbo a Occidente. Sin embargo, cuando divisan la costa se desata un brutal temporal que hace naufragar su navío, con la trágica pérdida de algunos de sus seres más queridos.
A pesar de sus promesas de prosperidad, una vez en Londres tienen nuevos sobresaltos: ni musulmanes ni judíos son bienvenidos e incluso tienen prohibida la entrada en la ciudad sin poder ejercer su profesión en su interior.
Esto lleva a Cole y sus amigos a improvisar una suerte de hospital a las puertas, donde acuden personas que necesitan de sus conocimientos. Poco a poco se irán labrando una reputación que irán alimentando con grandes éxitos como la recuperación de la esposa del general Godwin hasta que es requerido por el mismísimo rey Canuto. Impresionado por las habilidades del médico, le pedirá que se encargue de su hija, recluida en un convento por, al parecer, estar poseída por el demonio. No es una cuestión baladí porque, a pesar de que su esposa está encinta, la joven Ilene, de procedencia celta, estaría por delante en la línea de sucesión.
Después de luchar con sus demonios internos, Cole tratará de ampliar sus conocimientos del alma humana para ayudarla no solo a recuperar la cordura y superar sus miedos, sino también a reclamar el estatus que le corresponde. Todo ello en una Inglaterra al borde del colapso.
El médico II es una película atractiva por varios motivos: el mayor de todos ellos es el de continuar la historia de un personaje conocido y darle nuevas aventuras. El timing no le favorece a la película, porque llega muy tarde, puede que demasiado, teniendo en cuenta que ha pasado más de una década desde la explosión del fenómeno con la primera adaptación. Ya aquella difería de la novela en distintos puntos, pero sobre todo en el desenlace (que aquí se hila a la continuación de forma algo torpe para enlazar ambas historias, todo sea dicho de paso).
El segundo punto de atracción es el de haber contado de nuevo con el talento de Tom Payne rodeado de un reparto estupendo: tenemos a varias de las grandes estrellas de Juego de tronos Aidan Gillen, Liam Cunningham y Owen Teale además de actrices de la talla de Emily Cox (The Last Kingdom) y Áine Rose Daly (Jack Ryan).
Pero, ¿qué hay de la aventura? Es inevitable hacer constar las muchas inconsistencias históricas de la película, que inventa a su antojo lo que le viene en gana. El diseño de producción está a la altura de las circunstancias para darle empaque a sus 142 minutos de metraje, pero la película gana en los espacios íntimos y en las intrigas palaciegas donde se calibran las estrategias y se mantiene la tensión emocional.
Todo ello teniendo siempre en cuenta los abundantes anacronismos y la carencia de verosimilitud histórica, por tanto. En otros tiempos se habría considerado una estupenda película de aventuras, a día de hoy se antoja algo obsoleta, víctima de un calendario inmisericorde que decanta el interés de las grandes audiencias por otro tipo de historias.
Valoración
Nota 66
El médico II es una película de otro tiempo: un viaje en el que la aventura, las intrigas y las relaciones entre los personajes mantienen el interés a flote pero que tiene conflictos internos como anacronismos insalvables y licencias narrativas constantes.
Lo mejor
Las interpretaciones, el diseño de producción y los puntos álgidos de la trama por su intensidad emocional.
Lo peor
Da la sensación de ser un relato de otro tiempo: llega demasiado tarde para los fans del fenómeno literario. Hay giros que se ven venir de lejos.