Hay casas que están vivas. Esto es algo que decimos cuando se trata de hogares que cambian, se adaptan y se reconfiguran según las personas que las habitan, especialmente cuando hay niños. Y quienes trabajan en hogares familiares lo saben bien: la decoración no va solo de muebles bonitos, sino de cómo se mueve una familia por sus espacios, de qué necesitan en su día a día y de cómo facilitarles la vida. Una de las profesionales que mejor entiende esa sensibilidad es Cristina Puigdevall, interiorista al frente de Zenna Interiorisme, que ha convertido la funcionalidad amable en su sello personal.
Cristina habla desde la experiencia y desde la observación: los hogares con hijos son dinámicos, llenos de objetos, de prisas matutinas y de momentos compartidos que necesitan un escenario que acompañe. Y, a su vez, los hogares donde los hijos se marchan se transforman en lugares que recuperan silencios, nuevas rutinas y espacios por redescubrir. Su visión tiene una mezcla muy equilibrada de sentido práctico y mirada emocional.
La vida con niños: almacenaje inteligente y flujos que evitan el caos

Foto: Zenna Interiorisme
Para Cristina Puigdevall, hay dos conceptos fundamentales para diseñar hogares familiares: «Cuando hay niños en casa, hay dos factores clave: almacenaje y flujos«. Y ambos son indispensables. El almacenaje, explica, no es un lujo, sino una herramienta de supervivencia doméstica. «Necesitamos guardar desde ropa y libros hasta patinetes o material de manualidades». Cada familia acumula objetos distintos, pero todas comparten el mismo desafío: encontrarles sitio sin sacrificar estética ni comodidad.
Los flujos, por su parte, son la manera en que la familia entra, sale y se mueve por la vivienda. Según la interiorista, uno de los puntos más críticos es la llegada a casa. «Necesitamos que la llegada a casa funcione: dejar mochilas, abrigos, zapatos… con orden y sin estrés». Por eso, en las entradas suele diseñar soluciones específicas: bancos con almacenaje, colgadores a baja altura para los más pequeños, zapateros discretos o módulos individuales para cada hijo.
Noticia relacionada
Jaime Salvá, arquitecto, sobre las casas de jubilados: «El antiguo cuarto de los niños pierde sentido»
La cocina, un espacio determinante a tener en cuenta

Foto: Zenna Interiorisme
La cocina abierta es otro de sus recursos estrella. Lo explica con claridad emocional: «Solemos pasar ya suficientes horas separados fuera; no dejemos que las paredes también nos separen en casa». Su enfoque apuesta por conectar espacios para que cocinar, jugar, hacer deberes o charlar formen parte de una misma escena cotidiana, sin barreras innecesarias.
Cuando los hijos se independizan: un hogar que se transforma y se redescubre

Foto: Zenna Interiorisme
La salida de los hijos del hogar marca un antes y un después. La casa empieza a respirar de otra manera: más tranquila, más silenciosa, con nuevas posibilidades. Y para Cristina Puigdevall, este momento merece una reflexión profunda sobre cómo se vive esa etapa. «Cuando los hijos se independizan, el hogar cambia de ritmo», explica. Es entonces cuando muchos padres sienten el impulso de transformar los dormitorios juveniles en otros usos: despachos, salas de invitados, bibliotecas o espacios personales que antes no tenían cabida.

Foto: Zenna Interiorisme
La interiorista lo ve constantemente en su estudio: clientes que buscan recuperar zonas para sí mismos, pero también prepararlas para las visitas familiares, especialmente las de los nietos. «A menudo convertimos habitaciones en zonas de almacenaje más pensadas para la nueva etapa o las preparamos para cuando van los nietos a dormir».
Noticia relacionada
Los expertos se ponen de acuerdo sobre la casa perfecta pasados los 60, cuando llega la jubilación
En estos hogares renovados, el diseño se vuelve más calmado, más adulto y adaptado a hábitos que cambian: trabajar desde casa, recibir amigos, practicar hobbies o simplemente disfrutar de un espacio más ordenado. Y, al mismo tiempo, mantener rincones acogedores que mantengan el espíritu familiar.