Si bien Brigitte Bardot se comió al mundo entero con su talento, también lo hizo con su pasión por las artes y los derechos animales y humanos, especialmente, de las mujeres. Ella siempre abogó porque las actrices fueran vistas como algo más allá de musas, sino como verdaderas genias y artífices del cine y la televisión. Así que lejos de mantenerse como la gran diva francesa que fue, trabajó durante toda su vida para obtener lo que deseaba: un hogar propio, una cuenta de banco estable y dejar un legado insuperable. Consiguió todo.

Sin embargo, su verdadero hogar no lo encontró hasta finales de los años 50, cuando filmaba La Femme et le Pantin, de Julien Duvivier, en Sevilla, España. Entonces viajó por insistencia de sus padres hasta Saint-Tropez en donde descubrió una joya arquitectónica que le robó el corazón: La Madrague.

Vista area de La Madrague de Brigitte Bardot.

La Madrague fue siempre el refugio de Brigitte Bardot.James Andanson / Getty Images.

El amor de su vida: La Madrague

Brigitte Bardot siempre tuvo afinidad por la naturaleza, por ello era una activista ferviente en pro de los animales. Así que siempre buscaba que en sus residencias hubiera espacios amplios para algún animal rescatado, igualmente, que predominaran las áreas verdes y los horizontes naturales.

Mientras la actriz filmaba Et Dieu… créa la femme en Saint-Tropez se enamoró del lugar. Sin embargo, este pueblo de pescadores en Francia era solo su refugio vacacional. Fue en 1959, durante las grabaciones de La Femme et le Pantin, en Sevilla, que viajó a la región francesa a encontrarse con sus papás, quienes ya tenían una sorpresa para ella: una casa mediterránea llena de vegetación frente a un embarcadero propio. Pero no era un regalo, fue simplemente un hallazgo que sabían que ella amaría e invertiría un poco de dinero en comprarla para convertirla en su propio hogar.

No se equivocaron. Apenas Brigitte Bardot la vio, se enamoró de ella y rápidamente la adquirió convirtiéndola en su propia casa de vacaciones. Para entonces, Saint-Tropez ya era uno de los destinos favoritos de las celebridades y de la élite internacional. Entonces, no era sorpresa el hecho de que una de las estrellas mundiales más importantes de la época (y posteriormente de la historia) tuviera una casa en los alpes marítimos franceses, misma que se convirtió en su última morada.

Brigitte Bardot y amigos en alberca.

La casa de Brigitte Bardot era ella misma, como muchas ocasiones declaró.James Andanson / Getty Images.

Una villa de lujo muy cozy

Ubicada en Peymeinade, a solo 30 minutos de Cannes, La Madrague era solo su casa de descanso, hasta su retiro del cine, que fue cuando la convirtió en su residencia oficial. Con orígenes en el siglo XVI, esta casa es un ícono pop —justo como la propia Bardot— gracias a las fascinantes fiestas celebradas, y por haber sido cubierta de pétalos de rosas como muestra de amor de uno de los esposos de la diva. No obstante, es también un imperdible en el pueblo.