Jueves, 7 de agosto 2025, 11:47
A Javier Polanco le gustaban dos cosas especialmente, Cantabria y escribir. Si a eso le añadimos su querencia por el valle de Iguña, de donde era su bisabuelo, y su devoción por la Virgen del Moral, el resultado no podía ser otro que un libro, un compendio de recuerdos familiares y personales sobre una Fiesta de Interés Turístico Regional que da nombre a una publicación póstuma que se presentará este viernes.
El Movimiento Cultural Iguña ha querido resaltar la obra, y por ello será el tema principal de la segunda cita del Ciclo Cultural de Agosto, que abrió el pasado sábado con una sala de actos de la Cooperativa del Campo, en Arenas de Iguña, al completo, para disfrutar de la charla de Francisco González Redondo, planteando si «¿Fueron mujeres los primeros matemáticos? Arte, género y matemática en la Prehistoria».
Para su segundo sábado cultural el Movimiento Cultural Iguña ha querido colaborar en la organización de ese homenaje póstumo a Javier Polanco y en la difusión de «una importante investigación», cumpliendo así el deseo que el propio escritor «nos había expresado en los últimos dos años, presentar su obra dentro de nuestro Ciclo Cultural de Agosto».
El alcalde, Pablo Gómez, ha alabado la presentación de un libro «magnífico» sobre una de las Fiestas de Interés Turístico Regional de Arenas de Iguña, un atractivo especial para el verano iguñés. Una cita, como el resto de las del ciclo cultural, que contará con todo el apoyo logístico y patrimonial del Ayuntamiento.
Javier Polanco escribió ese libro inspirado por los relatos de su bisabuelo, Ramón Fernández, natural de Valdeiguña, quien hablaba con entusiasmo de la fiesta del Moral. Como señalan los organizadores del acto, con el tiempo escuchó historias similares de otros vecinos de la zona y de Cieza, donde él residía, hasta que, años más tarde, él continuó, muy a gusto, la tradición de subir a la braña del Moral con su familia.
Nació en los Corrales de Buelna en el año 1948, aunque, como recuerda su hijo Javier, él siempre decía que era de Cieza, donde forjó sus primeros recuerdos. En su adolescencia se fue a vivir a Torrelavega, por el deseo de su padre, Joaquín Polanco, de darle una cumplida formación, que se fraguó a los 21 años con el título de ingeniero técnico de minas. Por motivos profesionales, a los 36 años fue a vivir a Córdoba y finalmente a Madrid, con 40 años, para terminar sus días en Sevilla, donde falleció en 2024.
Formaba parte de Ascagen (Asociación Cántabra de Genealogía) colaboradora indispensable para la publicación del libro. «Ascagen era la segunda familia de mi padre, grandes cerebros que entendían la vida como él, personas que hablaban su mismo idioma, con especial mención a Reyes Peña, investigadora y amiga íntima de nuestra familia».
«Yo era conocedor de que mi padre había escrito un libro sobre la Cofradía de la Virgen del Moral, y que tenía mucha ilusión en publicarlo y presentarlo en Arenas de Iguña. La presentación estaba programada para agosto de 2024, pero en junio su enfermedad empeoró. Cuando falleció en octubre prometí muchas cosas, y una de ellas fue que el libro de mi padre vería la luz y se presentaría el verano siguiente tal y como él hubiera querido».
Orígenes sobre el año 1500
Durante su investigación, encontró en el Archivo Diocesano de Santander valiosos documentos que le permitieron preparar este libro sobre la Cofradía del Moral, desde sus orígenes, sobre el año 1500, hasta el siglo XIX.
En sus páginas se abordan aspectos como sus fundadores, cargos y funciones, las normas que debían cumplir, las sanciones o prendas por su incumplimiento, así como las reuniones y actos que realizaban.
En el apéndice documental, que el autor transcribe íntegramente, se incluye la lista de cofrades, con sus nombres, localidad de residencia y cargos. A partir de 1584, la cofradía comenzó a admitir también a mujeres y forasteros (personas ajenas a Riovaldiguña).
Comenta
Reporta un error