Dicen en Hollywood que vales lo que tu última película, pero sería injusto valorar la trayectoria de Charlize Theron por La vieja guardia 2, su último estreno. Al fin y al cabo, la segunda parte cumplió su cometido para Netflix colocándose cómodamente en el número uno de películas más vistas de la plataforma hace unos días. Pero es que realmente ese título no le hace honor a una de las actrices con más carácter de la industria.

Poco se imaginaba el personal de Pactar con el Diablo que la rubia partenaire de Keanu Reeves y Al Pacino daría semejante mordisco a la película. Tal y como la propia Charlize diría, muchas actrices de quita y pon para hacer de sombra de la estrella de turno. Pero la sudafricana, que debutó en una oscura secuela de Los chicos del maíz, tenía planes de durar más allá del cambio de siglo.

En apenas un año ya consiguió un vehiculo de efectos especiales, la infravaloradísima Mi gran amigo Joe junto al desaparecido Bill Paxton, y un Woody Allen para cumplimentar el expediente de cine indie o de autor, Celebrity (con Allen repetiría en La maldición del escorpión de Jade, antes de la caída en desgracia del mito). Pero sin desdeñar el papel de «chica de la película» al servicio de una estrella masculina, Theron apuntaba a protagonista completando los dos cuadros de la declaración de la renta de Hollywood: una para ellos, otra para mí. Y en su caso, Monster, donde interpreto a una desmejorada asesina en serie Aileen Wuornos, representó su salto a la liga de estrellas extraordinarias con un Oscar bajo el brazo, y ese paradigma de «heist-movie» para vender el nuevo Mini que fue el remake de The Italian Job.


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Pasarían algunos años, que Theron sobrellevó con aparente comodidad, hasta que el cambio de aires en Hollywood, favorecido por el Me Too, ayudara a aplicar un punto de vista más femenino en las historias. Y Theron fue de las más inteligentes a la hora de recoger esos frutos: Mad Max: Furia en la Carretera le facilitó un personaje, el de Imperator Furiosa, capaz de opacar incluso al mismísimo protagonista y que, por eso mismo, dio pie incluso a una precuela de menor éxito en la que ella estaba ausente. Ambas eran una inesperada historia de empoderamiento femenino vendida a través de la moto con pinchos del universo Mad Max de George Miller, realizador capaz de imprimir aliento mítico, legendario, a una venganza de resonancias morales.

Un papel que servía en bandeja a Charlize Theron la oportunidad de mostrar un carácter contundente. Nada queda ya del cliché de rubia pizpireta, desvalida o simplemente tonta: con la cabeza rapada o maquillada de manera monstruosa en el film que le reportó un Oscar, la sudafricana demostraba un talento interpretativo indudable que ella misma se encargaba de complementar con un fuerte temperamento. El mismo que probaron, por cierto, Pablo Motos en una visita a El Hormiguero o el mismísimo Tom Hardy durante el rodaje de Mad Max, donde ambos no hicieron exactamente buenas migas.

Theron se ha descolgado mientras tanto con declaraciones que antes le facilitarían una rápida deserción del star-system, como cuando aseguro estar «teniendo el tipo de sexo que no tuve en mis veintes», asegurando que acababa de tenerlo «con un chico de 26 años y fue realmente increible. Nunca había hecho eso». Madre soltera de dos hijas adoptadas de 7 y 11 años, ni necesita ni quiere compañías molestas, quizá por su complicado pasado familiar o quizá no. Theron confesó que su padre fue abatido en defensa propia por su madre tras una vida de abusos por parte de él en su granja de Johannesburgo.

«Mi padre estaba tan borracho que no debería haber podido caminar cuando entró en casa con una pistola. Mi madre y yo estábamos en mi habitación apoyadas contra la puerta, porque él intentaba empujarla. Así que ambas nos apoyamos contra la puerta desde dentro para que no pudiera pasar. Él dio un paso atrás y disparó tres veces a través de la puerta. Ninguna de esas balas nos alcanzó, lo cual es un milagro. Pero en defensa propia, ella detuvo la amenaza», declaró. Gerda Maritz fue declarada inocente de todos los cargos.

Charlize Theron cumple 50 años, pero no ha esperado medio siglo para no andarse con tonterías.