Madrid
Ramiro García trabaja en Gaza como responsable médico de Médicos Sin Fronteras. Su proyecto se centra en Gaza sur, y la situación que están viviendo allí es igual que en el resto del territorio: hambre y horror. «En los centros de salud estamos viendo ya desde hace semanas un aumento de los casos de de malnutrición tanto en los niños menores de 5 años como en las embarazadas y mujeres lactantes», ha contado en Hora 25.
«¿Cuánto tiempo se puede aguantar así», le ha preguntado Pablo Tallón. A lo que el experto ha respondido que «no mucho tiempo». «Es una población que lleva sufriendo esta guerra durante casi 2 años», ha insistido.
Sobre el nuevo sistema de distribución de comida que está teniendo lugar en la Franja, a través del gobierno israelí y con la responsabilidad de una organización estadounidense, el médico ha asegurado que «es un sistema que no funciona» y que «ha sido denunciado por las diferentes organizaciones internacionales como un sistema que realmente no ayuda a la a la población». «Es muy muy muy muy desesperante», ha confesado García.
«Anteriormente a través de las agencias de Naciones Unidas había como 400 puntos diferentes de distribución de comida, ahora hay cuatro puntos que abren solamente una vez al día para 2 millones de personas. Esto claramente es insuficiente», ha denunciado el médico.
Al trabajar en un centro de salud que también recibe urgencias, García y su equipo ven diariamente a personas que llegan heridas desde los diferentes puntos de distribución de comida. La escasez de lo que se reparte, y la desesperación de la población hacen que los gazatíes lleguen al límite para conseguir algo. «Llegan heridos de bala producidos por el ejército israelí o por los agentes de seguridad de estos puntos de distribución, heridos por las alambradas de espinas que utilizan para gestionar el flujo de gente que llega, o también gente aplastada o pisoteada por la cantidad de gente que hay», ha descrito.
Ahora, que Israel acaba de autorizar el envío de ayuda humanitaria y de comida a través del aire, estas situaciones pueden ser incluso peores. Para el médico, esta no es la solución al problema: «no tiene sentido teniendo en cuenta que hay toneladas y toneladas de comida esperando la frontera para poder entrar aquí en Gaza».
García también se ha quejado de no parece que haya «demasiada» preocupación fuera de Gaza «para lo grave que está pasando aquí». «Sí que hay ciertos comunicados, pero no están a la altura», ha insistido. El médico ha querido hacer hincapié en los problemas que están teniendo para conseguir material: «Tenemos muchos problemas para recibir medicamentos. Cada vez es más difícil».
También ha confesado que, a falta de carne y pescado en el mercado se «han vuelto vegetarianos»: «Nos toca comer lo que hay disponible: arroz, lentejas, garbanzos, sopa…»
El médico ha lamentado los cambios que ha percibido en Gaza desde la última vez que estuvo trabajando allí: «Esta sociedad, que se basa mucho en familias, por las tensiones que se están generando, está aumentando la violencia del día a día de la convivencia porque no hay comida suficiente»
«Yo trato de concentrarme en el trabajo para no pensarlo mucho, porque es duro», ha sentenciado