Una verdadera lección magistral de tauromaquia impartió ayer el ganadero y exrejoneador Diego García de la Peña en el ya tradicional pregón de la … Feria de Begoña, en Gijón, que promueve cada año la peña taurina Miguel Ángel Perera y que ayer convocó a gran número de aficionados a la Fiesta en los jardines del restaurante Somió Park.

Y es que si el título de maestro se reserva a las grandes figuras de la lidia, a este extremeño de Plasencia, enamorado de Asturias y de Gijón, que triunfó en los ruedos con sus rejones y en más de una ocasión se bajó del caballo para el toreo a pie (como recordó en su presentación el vicepresidente de la Peña, José Antonio Miyar), se le podría aplicar tal tratamiento por partida doble ante la prodigiosa y amena exposición de conocimientos taurinos que brindó a los asistentes al acto.

Entre sus méritos como profesional del rejoneo, en la presentación del ilustre pregonero se enumeraron las cinco veces en que toreó en Las Ventas con dos orejas cortadas y una vuelta al ruedo, pero también sus gestas, como cuando salió a la arena con una mano escayolada en Madrid o con varias costillas rotas en Éibar.

El maestro García de la Peña comenzaría su intervención elogiando a Maritina Medio, presidenta de la Peña Miguel Ángel Perera, «por la labor extraordinaria que está haciendo por la tauromaquia en esta parte de España», y evocando la anécdota protagonizada por don Miguel de Unamuno cuando agradeció el premio que le concedió Alfonso XIII afirmando que «era merecidísimo». Apuntó con humor que en su caso también lo era el hecho de haber sido elegido como pregonero de la Feria de Begoña por su cariño a Asturias y a Gijón, «donde todos los años me lo paso aquí mejor que en ningún otro lado».

Realizó un exhaustivo repaso histórico del arte de la lidia en España desde las justas y torneos medievales a la Edad Moderna, cuando con la llegada del primer monarca de los Borbones, Felipe V, éste prohibió a los caballeros alancear a las reses bravas, surgiendo así el toreo a pie en las clases populares y también la figura del picador, para atenuar el arranque de las reses. Y fue avanzando por el tiempo hasta la tauromaquia tal como hoy la conocemos, no sin lanzar alguna puya a políticos actuales, como el ministro de Cultura, «que excluyó de la generación el 27 a Sánchez Mejía por ser torero. Menos mal que no debe saber que Goya fue novillero porque lo saca del Prado», reflexionó en voz alta. Hubo erudición y experiencia, pero también poesía en los emocionantes versos de cosecha propia que recitó.

La alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, en sus palabras de cierre, citó la recuperación de la Fiesta hace dos años: «Un verano más resulta ineludible referirse a Gijón como una ciudad en la que el derecho a elegir se cuida». Y elogió la Feria: «No solo es un festejo, es memoria, es identidad, el latido popular de una ciudad inundada de cultura y carente de prejuicios», aseguró.