Sergio García y Jon Rahm emprendieron la cacería final de la temporada este viernes. Con objetivos distintos, pero ambos necesitados. El de Borriol, en busca de esa victoria que le pueda servir de acicate a Luke Donald para incluirle finalmente en el equipo europeo para la Ryder; el vizcaíno, con ese panorama más despejado aunque no vaya a conseguir la clasificación automática, en prospección de una buena cantidad de puntos que le acerquen a Joaquín Niemann en la pelea por el trono anual del LIV. Ambos avanzaron hacia sus metas en un día de viento considerable en el Bolingbrook Golf Club de Chicago (EE UU), por mucho que se dejaran ver las bermudas.
Sergio fabricó birdies con mucha facilidad, hasta ocho en total, cuatro seguidos del 11 al 14, en una jornada que le dejó colíder, 67 golpes (-4), junto a Dustin Johnson. Esta semana ha vuelto a cambiar de putter, desempolvando un Scotty Cameron Del Mar, y vaya que si le ayudó. Desde casi tres metros en el 5, desde más de nueve en el 10, desde unos ocho y medio en el 13… Fue una cascada de buenos putts que respaldaba un juego sólido de tee a green.
El 1 y el 8, sendos bogeys tras fallar el green, y un final un tanto amargo con otros dos en el 15, en el que apuró demasiado la calle y se dejó un segundo golpe atroz, y el 16, cuando equivocó el palo para buscar la bandera, interrumpieron lo que por lo demás fue un gran ejercicio. Si sostiene esto durante dos jornadas más, todavía tiene un caso para Bethpage y le quedarían dos torneos más de la superliga antes de finales de agosto o principios de septiembre, cuando se espera que se anuncien los seis elegidos. “Nunca quieres acabar bogey-bogey. Pero hoy era un día en el que se podían hacer tal y como se ha jugado el campo. Un -4 lo habría firmado antes de empezar”, se dio por satisfecho.
Entre ellos, salvo sorpresa y por mucho que él, elegantemente, se empeñe en colocarse como uno más, estará Jon Rahm, uno de los líderes espirituales del vestuario, al que tampoco le viene mal, no vaya a ser, darle algún argumento más al patrón. Especialmente porque, además de los que ya estuvieron en Roma que no tendrían plaza automática a estas alturas, se ha unido un grupo de outsiders que llevan tiempo haciendo méritos para ser considerados, como los ingleses Harry Hall y Aaron Rai, el belga Thomas Detry o el danés Rasmus Hojgaard.
Él dio una de cal y otra de arena por los nueve primeros. Bogey al 1, birdie al 2, birdie al 7, bogey al 8. A partir del 9, inmaculado. Se anotó tres birdies por los nueve segundos y se fue a casa club con un buen botín, 68 impactos (-3), que se combinó con el derrape de Niemann, quien se fue hasta 74 (+3) muy perjudicado por un triple bogey tras una salida desastrosa en el 8. Justo el cóctel que necesita Rahmbo, que tiene que enjugar en dos semanas los casi 38 puntos que le separan del chileno en el ranking de la temporada. El bocado en Chicago puede ser importante.
La buena actuación española la coronó Josele Ballester con su 69 (-2), cinco birdies y tres bogeys, a falta solo de David Puig, que se quedó en 72 (+1) con dos birdies y tres bogeys. Y por equipos, una competición que terminará de decidirse dentro de dos semanas en Michigan con la final colectiva, a la que probablemente llegará en cabeza la Legion XIII de Rahm, mandan los Stinger sudafricanos (-6).
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