«Y el prisionero ya no es él; es otro. Poco a poco, cual un paisaje que va borrando la niebla, así van desvaneciéndose en su memoria las contingencias de su vida anterior». Son palabras escritas por el pintor valenciano José Manaut Viglietti el 20 de julio de 1943 en la prisión de Porlier, donde había sido encarcelado tras la Guerra Civil por comunista y masón. Hoy, esa reflexión, redactada hace más de ocho décadas y que, como otros papeles y dibujos de Manaut, salió de su celda escondida en hatillos de ropa sucia, adquiere un significado especial.
El ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, ha declarado «ilegítima y nula» la condena dictada en 1943 contra Manaut por el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo, que le impuso doce años y un día de prisión menor, pena conmutada después por seis años y un día de confinamiento en la localidad vizcaína de Durango. Allí subsistió pintando paisajes y retratos que ofrecía prácticamente puerta a puerta. Muchos de esos lienzos fueron mostrados en exposiciones posteriores.
Dibujo de Manaut hecho en prisión. / L-EMV
Condenado y depurado
Además de la condena a prisión y el confinamiento lejos de València, Manaut fue depurado profesionalmente: le retiraron su cátedra de Dibujo y se le prohibió ejercer como profesor. No fue hasta 1980 cuando el Gobierno notificó su rehabilitación profesional, con acceso a su plaza como catedrático de Dibujo. Pero, lamentablemente, José Manaut había fallecido ya el 7 de enero de 1971, sin ver cumplida su legítima aspiración y su sueño.
Tal como recoge la declaración de reconocimiento y reparación personal firmada el pasado 15 de julio por el ministro Ángel Víctor Torres, en virtud de la Ley 20/2022 de Memoria Democrática, Manaut «padeció persecución por razones políticas e ideológicas durante la dictadura franquista».
Nacido en Llíria y considerado uno de los mejores discípulos de Joaquín Sorolla, Manaut ejerció desde su juventud como pintor, profesor y crítico de arte, además de ayudante de Cecilio Pla en la Escuela de Bellas Artes de Madrid. Tras viajar a Francia, Bélgica y Holanda para ampliar sus estudios de pintura, el artista valenciano regresó a Madrid, donde ingresó en la masonería y se involucró activamente en la defensa de los ideales del Frente Popular. Se afilió al Partido Comunista de España, a la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura y al Sindicato de Dibujantes y Cartelistas.
Su activismo artístico y político le llevó también a ser miembro de la junta directiva del Círculo de Bellas Artes durante la guerra y a trabajar en la sede valenciana de Cultura Popular, creada por el Ministerio de Instrucción Pública para acercar la cultura a los frentes. Una vez terminada la contienda, no fue hasta 1943 cuando se le condenó a prisión. Pasó por las cárceles madrileñas de Porlier y Carabanchel, donde realizó unos 330 dibujos y una especie de diario sobre la vida en prisión, que ocultaba en la ropa sucia para que su familia los recogiera y conservara.
Manaut en 1917. / L-EMV
El trabajo de la fundación
Manaut pudo regresar a Madrid en 1945 y, en 1946, obtuvo un puesto como profesor de Dibujo en el Liceo Francés de Madrid, que desempeñó hasta 1966, compaginándolo con su labor artística e investigadora. Publicó desde métodos para el dibujo y la pintura hasta crónicas y estudios sobre Sorolla o Caravaggio, además de decenas de artículos. Poco antes de morir, condujo un programa en Radio Nacional sobre el arte español.
José Manaut con sus hijos, Ariel y Stella, a su regreso a casa en libertad condicional. / L-EMV
En los últimos años, su familia se ha esforzado en rehabilitar la memoria del artista e intelectual José Manaut. Su hija Stella impulsó primero una asociación de amigos en recuerdo del artista y, después, una fundación que ha promovido varias exposiciones sobre él —la última, en este mismo 2025 en el Museu de la Ciutat—, ha gestionado su legado, ha firmado un convenio con la Unviersidad Carlos III e incluso creado un pequeño museo en el edificio Torres del Túria. Además, también este año la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos ha catalogado medio millar de dibujos del pintor de Llíria en su archivo, tras la donación de su hija.
«Ojalá se hubiera hecho antes justicia con mi padre», señalaba ayer Stella, que habló del artista como un «hombre que solo se dedicó a ofrecer y enseñar cultura». «Pintaba, escribía, daba conferencias, hacía pedagogía… Mi padre —subrayó Stella— fue un hombre muy valiente, muy lanzado y, para mí, el artista español más completo del siglo XX».
Autorretrato. / L-EMV
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