Ana de Inglaterra es una gran figura dentro de la familia real británica. Popular por ser una de las royals más trabajadoras de la familia —no tiene pensado jubilarse hasta que cumpla 90 años— es uno de los grandes apoyos de Carlos III. La princesa, sin embargo, es todo lo discreta que su papel como hija de Isabel II se lo permite. El 15 de agosto cumple 75 años, pero ella no es de grandes fiestas y ha rechazado un memorable festejo para conmemorar tal fecha. En lugar de una fiesta ha preferido invitar a los miembros del centenar de asociaciones benéficas que patrocina a una recepción en Buckingham y que se acuñe una moneda conmemorativa de 5 libras de plata. También ha permitido que el Palacio publique un nuevo retrato suyo para celebrar sus 75.

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No es, sin embargo, una foto pensada como la publicada cuando cumplió 70 años, aunque la evoca de alguna manera. El retrato lo realizó el fotógrafo real Chris Jackson antes de la cena de Estado ofrecido por los reyes Carlos y Camilla en el Castillo de Windsor en julio al presidente francés Emmanuel Macron y su mujer Brigitte Macron. Aquel día, Ana se tocó con su tiara favorita, la Festoon, regalo de Worldwide Shipping Group tras bautizar uno de sus barcos en 1973, año en que cumplió 23 y se casó por primera vez. La estrenó, de hecho, para la sesión de fotos de compromiso con su exmarido Mark Phillips.

Se adornó con el collar de diamantes que le regalaron sus padres, Isabel II y el duque de Edimburgo, por su 18º cumpleaños y prendió las órdenes de la familia real, la Estrella del Cardo y la Estrella de la Jarretera, en su bolero de color blanco con manga corta de la diseñadora Sue Palmer sobre su vestido también blanco. Un conjunto con el que nos transporta al retrato tomado por el conocido fotógrafo John Swannell en su casa de Gatcombe Park con el que conmemoró su 70 cumpleaños —entonces la celebración también se limitó a una foto, aunque algo más preparada que esta—. Para aquella ocasión estrenó el vestido blanco con delicados bordados de Maureen Baker, la misma diseñadora que creó su increíble traje de novia de inspiración Tudor, con cuello chimenea y grandes mangas, para su boda con Mark Phillips. Entonces prescindió de grandes joyas y de compañía. Ahora posa junto a su marido, el vicealmirante Timothy Laurence, uno de sus grandes apoyos además de sus hijos, Zara Tindall y Peter Phillips, y sus nietos y nietas. Junto a él disfruta de sus vacaciones en la costa oeste de Escocia y, junto a él, navegando en su velero, pasará el día de su cumpleaños.