Sábado, 9 de agosto 2025, 12:23
León despide a uno de sus grandes nombres de la música cofrade. Nicolás Turienzo Robles, quien fue parte de la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo de la Victoria, falleció este sábado 9 de agosto, dejando un profundo vacío en la Semana Santa leonesa y en el panorama musical procesional de toda España.
Reconocido por su talento, su humildad y su carácter generoso, su pérdida ha causado un hondo pesar entre compañeros, amigos y músicos de todo el país.
Nacido en Oviedo pero criado en León, Turienzo siempre llevó a esta ciudad en el corazón. Su trayectoria musical estuvo marcada por el compromiso con las bandas locales y por su vocación de servicio a la música procesional.
Banda del Santísimo Cristo de la Victoria
Desde la fundación de la Banda del Santísimo Cristo de la Victoria, de la que fue alma mater durante años, contribuyó con marchas que se convirtieron en señas de identidad del repertorio leonés. Entre 2019 y 2020 dejó esta formación para embarcarse en un nuevo proyecto, la Banda Reino de León, donde asumió parte de la dirección musical y se volcó en su faceta de compositor, explorando sonoridades más sinfónicas y ambiciosas.
Su amigo y compañero de más de dos décadas, Diego Fernández, le recordaba como «el músico cofrade más prestigioso de León, con obras interpretadas por las mejores bandas de Andalucía y de toda España».
Subrayó que Turienzo «siempre estaba dispuesto a ayudar, regalando composiciones y ofreciendo su experiencia a cualquiera que lo necesitara, sin buscar protagonismo». También destacó su humildad y cercanía, afirmando que «nunca hablaba mal de nadie, era un punto de apoyo para todos» y que, por encima de todo, «su mujer era lo más importante en su vida».
Una despedida «muy dolorosa»
La Banda del Santísimo Cristo de la Victoria, en un emotivo mensaje en redes sociales, expresó estar «devastada por la noticia» y aseguró que con su muerte «se nos va un pedacito de nuestro corazón y de nuestra historia». Añadieron que siempre quedará «el recuerdo de los pentagramas que recogen tu música y el virtuosismo de tu corneta», reconociéndose privilegiados por haber compartido con él escenario y amistad.
El legado de Nicolás Turienzo no se limita a las partituras que compuso, sino que vive también en la memoria de quienes lo conocieron y trabajaron con él.
Para muchos, fue un referente no solo por su talento musical, sino por su calidad humana, su disposición a ayudar y su amor por la tradición cofrade. León pierde así a un músico irrepetible, pero su obra seguirá resonando cada Semana Santa, recordando a todos que, como dicen sus compañeros, «Nico siempre estará presente en cada nota».
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